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Para los gráficos (Ideal, Granada) |
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Para los deportivos (La Vanguardia, Cataluña) |
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Para los cachondos (Diario de Avisos, Canarias) |
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Para los intrépidos (El Punt-Avui, Cataluña) |
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Para los observados (Noticias de Álava) |
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Para otros (La Gaeta, Madrid) |
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Para los heridos de muerte (Levante de Castelló) |
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Para nosotros (Información, Alicante)
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Para todos (Canarias 7) |
Como es costumbre en estas jornadas señaladas en el calendario, los directores de la prensa española se han decantado, en su mayoría, por una imagen sobre el resto. El beso de Rajoy a su mujer, Elvira Fernández, ante cientos de flashes y miles de personas congregadas en la calle Génova se ha mostrado como la favorita en los periódicos de tirada provincial y nacional. También, más neutra, ha destacado la fotografía de Rajoy, brazo arriba, agradeciendo el apoyo de los militantes reunidos frente a la sede central del PP.
En esta ocasión, el reconocimiento a la innovación se reparte entre dos zonas geográficas. Dos cabeceras, relativamente cercanas, han exhibido el diseño más arriesgado. El Punt-Avui de Cataluña ha apostado por un titular categórico, de marcado carácter independentista, acompañado por un grafismo en el que muestra las islas que suponen Cataluña y el País Vasco en el casi hegemónico dominio popular tras las elecciones. La otra portada le va a la par... El diario Noticias Álava subraya la minoría vasca en el Parlamento nacional. Eso sí, con un destacado toque mordaz.
Con todo. Con muchos aciertos y algún patinazo, se debe reconocer el ímprobo trabajo realizado anoche por centenares de profesionales del periodismo para servir toda la información que deparó la jornada electoral. Leía ahora, ya con la calma de la noche, el especial elecciones más cercano, el que publica hoy Información. Mi periódico, por todo. Y admito, no sólo se va a criticar, que el diario mandó a los quioscos un trabajo a la altura de la marca. Datos, valoraciones y anécdotas, que ofrecen una visión general y detallada de lo sucedido el 20N. Mi agradecimiento, desde este cuaderno, a los compañeros que pusieron el verbo a las reacciones de todos los protagonistas y a esas crónicas bien ambientadas, sin olvidar a las ilustradoras opiniones (editorial incluido). La lectura, aunque tardía, ha sido reposada, grata y recomendable.
Ya tenemos nuevo presidente. Mariano Rajoy es nuestro hombre. Sí señor. Como Dios manda. Ese líder político que va a guiar la recuperación económica de España. Ese dirigente capaz de girar el cañón de las armas y conseguir que los mercados dejen de apuntar a la península. Ese hombre. Hecho y derecho. El yerno que toda madre desea.
El reloj ya sobrepasa las tres de la madrugada. Excelente hora para llegar a casa después de una jornada laboral que he intentado estirar al máximo, como si yo manejara la vida a mi antojo, con el absurdo propósito de parar el tiempo y lograr que no llegara a su fin. Pero aún no maniobro con soltura ante tales poderes. Sí otros, que expondré próximamente a los líderes populares. Por si cuela... No había reparado en el dato hasta que un compañero (con estrella en el pecho), presumo que algo tocado por el resultado, me ha dicho avanzada la tarde: “Ya no vas a trabajar en más elecciones, eres gafe”. Y sí, para un barrio, tiene razón. Dos noches electorales en el periódico, tres victorias aplastantes del Partido Popular (Alicante, Comunidad Valenciana y España). Parece fácil, pero no lo es. Ganar con tal suficiencia, tampoco.
Veremos en unas horas cómo responden los mercados al cambio, más que previsible, de signo ideológico al frente del Gobierno de España. Dicen los que se hacen llamar expertos que el respiro, de existir, va a ser mínimo. Yo, la verdad, lo miro con desconfianza. Ellos mandan, nosotros, de tanto en tanto, votamos.
Aparto la libreta roja. La dejo reposar en la estantería, hasta dentro de dos semanas no me volverá a hacer falta. Se hacen llamar vacaciones. Quince días para acabar de sacarle partido a esta noche electoral en la redacción. Una experiencia intensa, gratificante y que te insta a seguir adelante. Me quedo con la vorágine, los nervios del cierre, las páginas que van y vienen, las fotos que no llegan, las voces altas de puro desahogo, los rediseños, los cambios, los cambios sobre los cambios, las risas con los que nada quieren saber de las elecciones, el “te puedo echar una mano” de tu pareja circunstancial de baile, las bromas con un jefe y las puyas al otro, esa conversación con un cigarro de testigo con esa compañera con la que nunca habías entablado conversación. Esos detalles que dan forma a una tarde/noche perfecta. Sin más.
Desempolvo los apuntes del máster. Ya han pasado, ¿ya?, los tres días de asueto que cerraron la pasada semana. Mañana, a la tarde, de nuevo a las aulas. Ganas, las justas. Pero es lo que toca. A seguir. Y dientes, que es lo que les j*de. Antes, acabo de dar los últimos toques al nuevo diseño del blog. Ya era hora. Más de una legislatura con la misma imagen necesitaba un giro radical. No sé si ha llegado a tanto, pero la presentación sí que es más personal. Esa cara del moro, ese azul tan del cielo de Alicante, ese fondo blanco que permite leer en paz, esos colores oscuros que dan fuerza al entorno gráfico. Parece un espacio más elegante. Pero la esencia continúa, este Matxo no atiende a mercados... Por ahora, hasta que hable Roma.
Paseamos por este 20N y nadie se acuerda de Franco. Tampoco del Valle de los Caídos. Bendito ZP. Gracias por elegir esta fecha tan señalada para la celebración de las Elecciones. Ya queda atrás el ecuador de la jornada. Ya se conocen los primeros datos de participación. Alicante, como de costumbre, ahí arriba, en todo lo alto. En algo tenemos que descatar. Con un 44,34%, lidera el ranking de provincias más activas.
Menos brillantes somos en el diseño de las portadas. Pecamos del conservadurismo de la región. Ahí están, marcando estilo, los catalanes, algún andaluz y los espontáneos que se unen a la fiesta. En esta jornada electoral, la atención se centra en las cabeceras catalanas, siempre muy originales cuando los comicios llaman a la puerta. El Periódico apuesta por reunir a los candidatos regionales con un grupo de ciudadanos. Aunque sea para la foto, resulta atrayente. La Vanguardia, por su parte, apuesta por tres imágenes de Rubalcaba, Rajoy y Duran haciendo el gesto de la victoria. Divertido para la vista. Menos agradable resulta echar un vistazo, aunque sea de reojo, a la portada de La Gaceta. En su línea, lamentable. Como los abucheos, gritos e insultos que ha tenido que soportar el todavía presidente Zapatero a su llegada y salida del colegio electoral. Menos repetir la expresión "la fiesta de la democracia" y más tolerancia. Menos ladrar y más respetar.
Apago el ordenador, que queda una intensa jornada laboral por delante. Como acaba de escribir mi compadre y compañero César en Twitter, hoy es de esos días en los que me gusta trabajar. ¿Y a quién no? Aunque, matizando, una servidora prefiere las elecciones municipales... Por eso de la proximidad a los protagonistas, claro está. Hoy también estoy de estreno. Si el pasado mes de mayo disfruté de mis primeras locales en el periódico, hoy le toca el turno a las generales. Seguro que la experiencia no pasa, se queda, aunque no haya cava para todos. Ser representante de la administración tiene su aquel, el bolsillo lo agradece, pero nada que ver.
Resulta inevitable conectar con la página web del diario Superdeporte al término de un partido entre el Valencia y el Real Madrid. El resultado casi se convierte en un agregado circunstancial. Aunque, si la polémica ha teñido el choque en cuestión, siempre acudes con un punto morboso a conocer la interpretación de la cabecera valencianista (vamos a dejarnos de eufemismos). En ese ejercicio, la indiferencia ni está ni se le espera.
La portada con la que sale hoy Superdeporte a los quiscos ya tiene su aquel. Muchos dirán que incita a la violencia. Puede ser. Lo que es seguro es que no cumple los estándares de una portada apta para todos los públicos. En este mundo en el que todo vale, tampoco nos deberíamos llevar las manos a la cabeza al encontrarnos con calificativos como ‘mercenarios’ dirigidos a los jugadores del Real Madrid. Que sí, que etimológicamente la palabra no va más allá de "personas que cobran por el trabajo que desempeñan". Pero, entonces, o concluimos que los del Valencia juegan por amor a unos colores (extremo que agradecería el presidente Llorente) o, por el contrario, aceptamos que el calificativo va teñido de tintes peyorativos. Si no fuera Superdeporte, con una larga historia a sus espaldas, se podría aplaudir el juego de palabras: Soldados contra mercenarios. Total, de todos es sabido que los futbolistas del Valencia nacieron con un corazón ché bombeando en el pecho… Todo ternura.
Pero ese forofismo exacerbado no sólo se quedó en la portada de hoy… Sino que en la edición digital ya se puede adivinar por dónde irá la portada de mañana. “¿Y este es el líder de la Liga?” abre la edición, que continúa con las siguientes apreciaciones: “El Madrid intenta sin éxito sacar patadas del campo a un Valencia que fue mejor, Soldado hizo doblete y se sigue reivindicando para ir con la 'Roja', el Valencia reclamó penalti en el minuto 90 por una posible mano y Mou montó el show en la banda”. Dos sentencias, todo sea dicho, no tienen réplica. Soldado mantiene su olfato goleador y Mourinho, desde el respeto, es un provocador. Pero resulta curioso que los valencianistas, con Albelda sobre el campo, acusen al Madrid de intentar romper el partido a base de jugadas antirreglamentarias. De igual manera, aunque se nota el matiz, se deja caer la reclamación de un posible penalti en el último minuto de partido. No soy sospechosa, pero saben que no es tal, ya que Higuaín despeja con el pecho la última ocasión local. De ser penalti, la petición no habría sido relegada a una línea del texto, sino que habría motivado el titular de apertura. ¡Menudos son!
Menudos son, aprovechando la expresión, estos del Hércules. Juegan peor que mal, generan menos fútbol que un equipo de veteranos del asilo del pueblo, pero ahí andan. Siguen líderes y con pocos equipos capaces de toserles. Viajan a Vigo (que no A Coruña, para los despistados) y se traen los tres puntos de vuelta a casa. Ni una ocasión clara en todo el partido. Noventa minutos replegados… y, ¡pum! un balón que iba hacia el banderín de córner (siendo generosos) acaba en la cabeza de Urko Vera y de ahí… al fondo de la portería viguesa. Sin más. Al chárter y pa' casa.
Ahora, en el horizonte, el Elche. Palabras mayores. Eso de ir primeros da su gusto, a la afición, digo, pero nada comparable a ganar, y en casa, a tu eterno rival. Sólo de pensarlo… Sí, me vengo arriba. Y no, mejor no, que luego acabamos como en una reunión de “tuppersex” (!!). Y no procede.
Llega el sábado. Aparco el coche y entro en casa. Me entero de que Bárbara Rey y Chelo García Cortés tuvieron hace años "una noche de amor". Respiro aliviada. Espero, por su bien, que recuerden algún que otro día entretenido en los últimos tiempos. Ya estamos en jornada de reflexión. Tengo decidido mi voto. Así que me voy a pensar... Rápido imagino cierta posición (?) y cambio de estrategia. No son horas... Enciendo el ordenador. Ya no tiene sentido reflexionar y, visto lo visto, mejor no pensar... A por un folio en blanco, no queda otra.
No sé si será cuestión de edad, de haber nacido con la democracia o de qué, pero no llego a alcanzar el significado de esta jornada de reflexión. ¿Somos más libres por dejar de escuchar unas horas cómo ciertos personajes piden nuestro voto para luego hacer y deshacer a su gusto? No creo. Podríamos tirar del argumento, ya muy manido, que rechaza que la reflexión, como ejercicio, sólo corresponde llevarla a la práctica hoy, en la previa de unas elecciones. Si es por mantener callados a estos políticos (rancios y anodinos en su mayoría), bien. Pero la tradición ya viene de lejos, así que tampoco nos vale como argumento.
Tampoco entiendo, obvio, por qué no se pueden publicar en territorio nacional encuestas sobre intención de voto en los días previos de las elecciones. ¿Tan infantiles somos de pensamiento? Otra chorrada más. Pero, hay tantas cuestiones sin explicación aparente... Otra, sin ir más lejos, el argumento de un juez para condenar a un periodista por no revelar sus fuentes. Aquí algo falla.... O se rectifica en la siguiente instancia judicial o a mí que me devuelvan los euros de la asignatura de Ética y Deontología... Sería lo justo, creo. Entre tanto, voy a por el folio. Sigue en blanco.
“Debemos 70 billones de dólares”. Así arranca la airada intervención de Dylan Ratigan, periodista y conductor de un programa matinal en el canal de televisión MSNBC de Estados Unidos. Unas palabras pronunciadas hace unos meses y que siguen más vigentes que nunca. Su ya afamado discurso, que no llega a los cinco minutos, recoge todos los elementos necesarios para despertar la admiración a miles de kilómetros. Quiero imaginar a un periodista en España que se despoje de su chaqueta ideológica y arremeta contra el sistema con tal vehemencia y naturalidad. Quiero, y no puedo. Me cuesta imaginarlo, tal vez, porque no exista tal figura entre el ramillete de personajes ya viciados. Aquí, en contra de lo que demuestra Ratigan, los papeles están muy bien repartidos. Cada uno sabe lo que tiene que decir… Nadie se salta el guión no vayan a saltar de la tertulia en cuestión. El periodista, especialista en información económica, no exculpa a ningún actor protagonista en el debate. Republicanos y demócratas se las llevan a partes iguales, y sólo comparten golpes con el sistema bancario, principal objetivo de la ira de Ratigan. Razón, parece, no le falta.
Al margen del contexto político, social y económico que marca la identidad temporal de cada país, la intervención se puede extrapolar a la mayoría (quién se podría salvar…) de los estados democráticos. Se dicen tantas verdades universales, matizadas por la capa de pintura que diferencia a cada país, que jamás se escucharán en un medio de comunicación español. Aquí, a los amigos, no se les atiza. Aquí somos peores que esos congresistas estadounidenses atados por su dependencia de las subvenciones. Empieza Ratigan...
“No estoy aquí para marear la perdiz hasta 2017. Estoy diciendo que tenemos un problema enorme, y estoy harto de republicanos y de demócratas. Donde los republicanos se lo quieren cargar todo y los demócratas, con todos mis respetos, pretenden aportar soluciones a través de la Presidencia que al final me acabarán jodiendo a mí y a mis hijos…”. “Y mientras esto siga ocurriendo, tenemos que seguir aguantando el expolio de dinero, que es el motivo por el cual los mercados financieros se están portando como lo están haciendo. Esto es un hecho matemático. Esto no es una opinión, es un hecho matemático”.
“Se están robando decenas de billones de dólares de los Estados Unidos. No lo están haciendo los demócratas ni los republicanos… es el sistema integrado al completo: sistema financiero, los mercados, los impuestos… Sistemas que han sido implementados por ambos partidos durante dos décadas”.
“Eso está sucediendo en nuestro país ahora mismo, y estamos aquí discutiendo sobre si tenemos que aplicar el plan de los cuatro billones de dólares del presidente que escurre el bulto hasta 2017 o cargárnoslo todo. Opciones ambas que son imprudentes, irresponsables y estúpidas”.
“Yo llego tres años en televisión y el hecho es que ambos partidos, demócratas y republicanos, se niegan a reconocer y asumir el problema matemático y es que EEUU está siendo expoliado. Nos están robando a través de la banca, nos roban con los mercados y nos roban con los impuestos. Y no hay ni un solo político que haya dado un paso al frente para encargarse de esto”. “Me gustaría que el presidente se dirigiese a los ciudadanos de los EEUU y les dijese: ‘Vuestro Congreso es incapaz de articular legislación en materia de sanidad, banca, comercio o impuestos, porque si lo hace perderá su financiación política y por tanto no lo hará”.
“Si yo fuera presidente y tuviese un país con un congreso comprado, no trabajaría con ese congreso comprado haciéndome el ‘listo’. Yo abandonaría el congreso corrupto, como lo hizo Roosevelt, me dirigiría a los ciudadanos y les diría: ‘¡Tenéis un gobierno comprado!’”.
“Y hasta que no nos liberemos de esto, hasta que no quitemos a los políticos la capacidad de decisión sobre el dinero y mientras el presidente no reconozca que éste es el problema… no veo que haya medida alguna que valga”. “No importa lo buena que pueda ser tu idea, la suya o la mía… Esas ideas jamás se concretarán mientras siga sin existir la posibilidad de, básicamente, despedir a un político molesto porque se le retiren fondos”. “¿Qué haría? Implicarme en la solución del problema. Crearía una infraestructura bancaria inmediatamente. Una vez que explicas a las personas el problema, en el momento que entiendas lo jodidas que están las políticas financieras, creedme, no tendrás el menor problema en incorporar un banco que recupere dinero de paraísos fiscales y lo traiga de vuelta y lo utilice para crear préstamos directos al dos por ciento a todos los negocios de América”.
“Te des cuenta de que la banca está profundamente corrupta y nos está estafando…”. “Y doy la cara y digo esto porque me gustaría que lo hiciese el presidente. Yo diría: ‘Saben una cosa, tenemos una situación muy jodida, todos lo saben, yo lo admito, y por lo tanto empecemos a resolver esto como adultos’. Ya se hizo después de la Segunda Guerra Mundial”.
"En fin, esto se ha puesto un poco más intenso de lo yo había previsto. ¡Qué le voy a hacer!" Pero el secreto de Dylan Ratigan no sólo reside en el contenido de su discurso, sino en que se vale de una forma ejemplar para transmitir el mensaje. Puede que no elija el tono marcado en rojo en los manuales de estilo para "las intervenciones sobre asuntos económicos en la televisión", pero sí que aporta la energía necesaria para generar afinidades... A mí, con sus comas y algún punto, me ha convencido. Basta con escucharlo para concluir que, al menos, hay verdad en sus palabras. Y como la hay, la comparte con su público. Sin más.
Acabo de dejar a Michael Corleone como el hombre más poderoso de la Cosa Nostra en Nueva York. Una licencia que me he permitido esta noche, después de tropecientos días con el ordenador como único compañero de viaje. Finiquitado el proyecto final del Máster en Gestión de la Comunicación Política y Electoral (suena tan bien el postgrado como poca utilidad tendrá...), he querido recordar ese viaje que, en apenas unos meses, me llevará por la costa este de Estados Unidos. Oigo Manhattan, Brooklyn, New Jersey... y separo rápidamente cuerpo y mente. Quería dejarme caer por aquí, pese a las horas, para hacerle un hueco a ese movimiento ciudadano que ha promovido la fuga de publicidad de La Noria. No cabe otra que celebrar la campaña espontánea que se generó a partir de la entrevista (remunerada) a la madre de 'El Cuco', uno de los condenado en relación a la desaparición de Marta del Castillo. Debates morales a un lado, las marcas han decidido en un constante goteo dar un paso a un lado y desligarse del programa presentado por Jordi González. A primera vista, loable decisión. La actitud de las empresas, una treintena, sería de alabar, apunto, si no estuviera envuelta en una más que sospechosa campaña de imagen. La primera marca puede, y tampoco, que fundamentase su decisión en razones morales... ¿El resto? Ahí sí que no se antoja defensa alguna. Vieron un filón perfecto desde una perspectiva de marketing comunicacional: no pago publicidad al uso y en consecuencia mejoro mi imagen. Sin duda, pulsaron la tecla correta. ¿Cuánto dinero se debe invertir para conseguir el incremento de popularidad de una marca (o de cualquier valor intangible)? Demasiado. A Puleva, Campofrío, Bayer, Nestlé, Panrico, L'Oreal, Vodafone... les ha salido gratis. Brillante estrategia. Decía que me quería dejar caer por aquí para apartar la ramas y poder ver parte del bosque. Pero, por el camino, me he enganchado a otra noticia. Me encuentro por la Red con el anuncio de un principio de acuerdo entre El País y el comité de empresa para aprobar el nuevo convenio colectivo del diario. "Qué envidia", pienso de entrada. Luego procedo a zambullirme en la letra pequeña.
La dirección de El País ha llegado a un principio de acuerdo con el comité de empresa para aprobar el nuevo convenio colectivo del diario. El suelo salarial de las categorías más bajas se ha elevado hasta los 33.000 euros (en vez de los 22.000 propuestos por la empresa) a cambio de que los trabajadores renuncien a la subida del IPC durante 3 años. De ratificarse el acuerdo en asamblea, se anularía la huelga planteada para los días 17 y 18 de noviembre. ( Leído en PRNoticias y confirmado por varios redactores del periódico vía Twitter)
Sin conocer las comas del convenio, fortalece comprobar que algunos comités (con el apoyo necesario de los trabajadores) aún miran por los más desfavorecidos (?). Es elogiable, y mucho, que una plantilla (al margen de sus retribuciones, que trabajadas estarán) renuncie a la subida del IPC durante tres años con tal de que las categorías más bajas aumenten su remuneración. No valen comparaciones, por suerte para muchos... y desgracia, huelga decirlo, de una minoría. En esta vida, cuando somos capaces de aparcar un instante los números, las actitudes nos delatan.
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