El tren deja Albacete y se acerca, a buen ritmo, a su destino. En apenas unos minutos llegaremos a Alicante. Entontes, tal vez, estas líneas aún parezcan un borrador de ideas. Ya en casa, no habrá imaginación para trazar planes, sólo quedará tiempo para ponerse manos a la obra y ver qué depara el destino. Cuando llegue la ‘fumata blanca’ (si es que lo hace) ya habrá arrancado la Liga 2010/11. El campeonato del regreso del Hércules a la élite, después de casi tres lustros penando por categorías menores (aunque, seguramente, más propias para los blanquiazules que la actual).
El verano, el primero a tiempo completo sin ‘beca’ (llamado ‘máster asalariado’ por algunos iluminados), no ha dado oportunidad a la relajación. Los termómetros son un fiel reflejo de la realidad: un julio de aclimatación, para un final de agosto asfixiante. En el periódico, más de doce horas de trabajo diario han dejado grabado a fuego la cara menos amable de este oficio. Su plena dedicación. Aunque a nadie le debe sorprender.
Incontables horas de guardia en el Rico Pérez al bendito sol del verano, interminables viajes a la Orihuela más desconocida, donde los secarrales dan paso a eternos pasajes verdes, y más páginas, por norma, que noticias por trasladar a un lector tumbado en la hamaca de la playa han dado forma a dos meses largos, muy largos, que concluyen hoy a las 18 horas, cuando Rubinos Pérez dé el pitido inicial.
No ha sido nada fácil. Meter la cabeza en un grupo tan cerrado y estigmatizado con ciertos medios ha resultado, visto con cierta perspectiva, hasta gracioso. Aunque pasar la vida haciendo agujeros para respirar y que luego el inevitable abandono los tape… resulta algo ingrato.
No obstante, de vez en cuando, toca a la puerta alguna sorpresa agradable. Una de ellas, me asaltó en Alcoy, en los prolegómenos de un amistoso del Hércules, que a la postre quedó reducido a mera anéctoda. Aunque siempre, no sé por qué, esas sorpresas vienen con cierto regusto amargo. ¿Será porque la felicidad, además de no existir a tiempo completo, se envuelve en toques ingratos…?
Pero no todo ha sido trabajo. Después de mucho penar, he conseguido unir dos puentes de tres días. ¡Guauuu! Dos altos necesarios. El primero, a Barcelona. El segundo, a los ‘Sanfermines chicos’. Vamos: donde siempre y (casi) con los de siempre.Días agradables pese a ser más recordados que vividos.
Y así llega septiembre. Con un futuro algo incierto y una celebración sin ánimo para festejar. También a la espera de que la UAB decida si merezco estar entre ellos, a distancia. Si no fuera porque les agradeceré un supuesto ‘sí’ con miles de euros, podría dar la impresión de que les pido algo. Y no es así. Sólo busco una escapatoria a la rutina diaria. Ahí también tiene hueco, a priori, la promesa deportiva de todos los años, que se queda en voluntad inicial y busca excusas con el paso del tiempo. Aunque varios sistemas de mi cuerpo, cada vez con mayor insistencia, me suplican que ahora sí.
Más allá de lo personal, el curso se presenta apasionante. El Hércules en Primera División, entre los grandes, y las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina. ¿Qué más queremos! ¡Ah! Y el blog, después del [obligado] asueto veraniego, otra vez dispuesto para dar espacio a pensamientos varios.
En marcha, pues. Ya está todo listo para 'jugar' con el 'tiempo'
En marcha, pues. Ya está todo listo para 'jugar' con el 'tiempo'