En estas que pasas por la Plaza del Ayuntamiento y te topas con unas banderas tribarradas (rojo, blanco y verde) que ondean desde los balcones de la fachada principal del Consistorio. En estas que pasas por Facebook, Twitter y demás redes sociales y compruebas la «guerra civil» que han provocado los miembros del PSOE (Echávarri's team vs. Martín's team). En esas, digo, que asocias imágenes y... ¡¡Eureka!! En Alicante tenemos nuestras particulares «bandas» mexicanas, válgase la comparación: Zetas vs. Sinaloa. Las formas cambian, sí. Pero niéguenme que el fondo no guarda una estrecha relación: la lucha por el poder.No se crean a aquellos que hablan de ideologías, de valores, de principios... Nada de eso. Aquí todos, que levante la mano..., buscan un asiento remunerado. A las pruebas, como diría aquel, nos remitimos.
Bromas al margen, las disputas entre socialistas, again, en Alicante sonrojan al más impasible de entre los imperturbables. Cara al exterior, unos guardan las formas -es el papel que les toca desempeñar «ahora»-, mientras los otros, rabiosos por perder el control del chiringuito, se retratan con declaraciones altisonantes. Los militantes, entre tanto, hacen esfuerzos ímprobos por ocultar ese bochorno que sienten, y eso que ya tienen callo. ¿Y el resto de ciudadanos? A buen seguro que se preguntan algo así como...: «¿Son las disputas internas el mayor problema al que se enfrentan los dirigentes políticos socialistas en la ciudad?». Pues parece ser que sí. El resto de preocupaciones, las que atormentan a los vecinos de Alicante (y, por extensión, del resto del país), no parecen quitarles el sueño. Eso pienso... luego puedo equivocarme.