Pensaba que los viajes vacacionales eran el peor enemigo para un blog. Craso error. No, porque cuando llegas a la habitación del hotel de turno, reventado después de patearte media ciudad, te apetece compartir (dar envidia, vamos) con tus amigos y conocidos tus descubrimientos de la jornada, y para ello nada mejor que colgar algunas líneas y muchas fotos.
Pensaba, decía, que los viajes eran el peor enemigo para la actividad de un blog, pero no. El verdadero adversario no es otro que el trabajo, más cuando éste arranca a primera hora de la mañana y se prolonga hasta casi medianoche. Y así, cinco días a la semana, si no seis o siete... Imposible seguir el ritmo de actualizaciones que reclama cualquier cuaderno de bitácora.
Pero hoy he querido buscar un hueco. ¿Por qué hoy? Este lunes, último de julio, hemos arrancado una serie semanal de reportajes con jóvenes alicantinos que se han visto forzados a buscar fuera las oportunidades laborales que le niega su propio país. Jóvenes, sobradamente preparados (que dice el chiste), que han dejado a familia, amigos, novias (digo, novia) y demás para poder encontrar un simple puesto de trabajo. Hoy, Luis, un joven arquitecto que reside desde hace un par de años en Suiza, ha protagonizado el arranque del serial. Su experiencia, si os interesa, la tenéis en el periódico.
Pero no, no quería aprovechar la ocasión para la autopromoción. Quería utilizar este espacio para dos cuestiones bien diferentes. Primero, para invitar a todos los que se dejen caer por aquí y conozcan a alguien que cumpla con los requisitos necesarios para recoger la historia en el periódico (joven, con preparación académica y que se hayan visto obligados a emigrar para trabajar), que me lo hagan saber. Todo correo será bien recibido, incluso puede que hasta recompensado. Y segundo, para agradecer de manera pública, aprovechando el carácter personal de esta guarida, un apoyo indispensable en la puesta en marcha de la serie. Por escuchar mis lloriqueos, por mostrar su interés a diario durante este largo mes, por conocerse los casos casi mejor que una servidora, por aportar ideas que seguro han enriquecido la presentación final, por leer y releerse los textos, por dar con esa palabra idónea, por colaborar en la búsqueda de datos técnicos... Por todo. Gracias, Carlos. Recomiendo seguirlo en Twitter, ahí además de buen tipo es un auténtico líder de masas (@carlosgomezgil).