Manolo Preciado, con su inesperado fallecimiento, nos obligó ayer a realizar un ejercicio de reflexión. Hoy, un día después, los editores del diario AS deberían realizar ese mismo ejercicio, pero en lugar de reflexionar sobre la vida y lo que hacemos con ella, deberían meditar la noticiabilidad de su portada en una jornada marcada, en lo deportivo, por el repentino adiós del técnico cántabro. Allá ellos...
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