Bien pronto estábamos citados los miembros del jurado de categoría infantil. A las 8.15 horas, en la Casa de la Festa. Ahí es nada. Allí
nos recibió el concejal, Mariano Postigo, con tres premisas: trabajar
con ilusión, tener los ojos bien abiertos y demostrar el máximo respeto
hacia todas las comisiones. Así sería. Tomada nota, recogido el material
-una carpeta con la relación de monumentos y un sombrero que nos
protegería del intenso sol- y ya repartidos entre las siete categorías,
nos dirigimos a recorrer la ciudad. En segunda, la primera parada nos
dejó en Mercado Central, luego Alfonso el Sabio, Campoamor NorteÉ y así
hasta llegar a Explanada, punto final de un trayecto por once distritos
que se prolongó más allá de tres horas.
Tras el paso obligado por Luceros y una necesaria picaeta, tocó regresar a la Casa de la Festa para deliberar. Encerrados en un despacho, se pusieron sobre la mesa conceptos tan variados como el cromatismo, la originalidad, el carácter infantil o la forma estilizada de cada monumento. Sólo uno pudo ganar. Florida Sur se llevó el máximo galardón en segunda categoría. Nosotros, el jurado, una experiencia inolvidable.
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