20 de enero de 2014

¡Vendidos!

Un instante de tensión entre comité y trabajadores, anoche // Carlos Rodríguez 

"¡Pero, ¿qué quieren?! ¡No entiendo qué quieren!". Varias voces del comité de empresa no salían anoche de su asombro cuando la mayoría de los trabajadores concentrados a las puertas de UTE Alicante rechazaron de raíz, sin titubeos de por medio, el acuerdo "in extremis" firmado entre las dos partes protagonistas del conflicto laboral: comité y empresa. No fue sencillo alcanzar ese pacto de mínimos, en que, resumiendo, se aplazaba la huelga un mes con el objetivo de ganar algo de tiempo para continuar la negociación del convenio, a partir de ahora eso sí con la presencia de las altas esferas del Ayuntamiento de Alicante, con Castedo al frente.

Pero no sólo el comité se mostraba sorprendido por el transcurrir de los hechos, sino también los trabajadores, recelosos de todo y de todos. Los ánimos anoche, en el Pla de la Vallonga, se fueron calentando por momentos, mitigando en algunos instantes la sensación de frío intenso que presentaba la noche. Desde el principio, el alrededor de doscientos afectados demostraron su escasa confianza en sus representantes, a los que llegaron a acusar de estar traicionándoles. ¿Estáis para defendernos a nosotros o para defender la postura de la empresa y del Ayuntamiento?, se preguntaban algunos de los reunidos. También hubo insultos, incluso algún amago de ir más allá de los reproches dialécticos. Mientras, el amplio despliegue policial presenciaba los hechos con actitud relajada y cierto asombro. No era para menos.

Y es que nadie entendía nada. El comité, desbordado por los acontecimientos, ya no sabía de qué parte estaba; y los trabajadores querían huelga sí o sí. En esta tesitura, resultó complicado llegar a un acuerdo necesario. Los representantes sindicales intentaron recurrir a cuestiones legales a las que no atendían los empleados de la concesionaria de la limpieza en la ciudad. Que "si esta reunión no es una asamblea",  que "si no podéis votar porque no están todos los compañeros"... Al final, la firmeza se impuso a los argumentos y sólo los servicios mínimos pudieron salir a la calle. Bueno, salieron más vehículos de los estipulados por el Consell, dando lugar al instante más tenso de la noche. "Nos estáis mintiendo y tomando por tontos", "sois unos vendidos", salpicadas por graves insultos, fueron algunas de las acusaciones que recibieron los miembros del comité, que se pasaron la noche yendo y viniendo a improvisadas reuniones internas. Escondiéndose, decían algunos, visto lo caldeado que estaba el ambiente afuera. "¡No puede ser que cada vez que salga alguien del comité os echéis sobre él y no le permitáis ni dar explicaciones", se intentó mediar sin excesivo éxito.

Con el paso de la noche, y ya con los servicios mínimos en faena y los vehículos excedentes de vuelta a las instalaciones, la calma fue haciéndose hueco. Veremos hasta cuándo... Mientras se deciden, voy a por el coche para tirar la basura. Y es que algunos alicantinos (los del centro, por ejemplo) tenemos la "isla" de contenedores más cercana a exactamente 1,9 kilómetros de nuestra casa. A un paseíto, vamos.


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