Segundo jueves después de Pascua: Santa Faz. Y como todos los años, un éxito rotundo, gracias a la colaboración desinteresada del sol y de los 25 grados de temperatura. Todo un día de verano, en el que más de 250.000 personas hemos peregrinado hasta el Monasterio de la Santa Faz, en una romería de carácter religioso, festivo y, sobre todo, muy alicantino.
Unos 16 kilómetros de caminata (aproximados, en función del punto de partida), misa de campaña (para los más religiosos), visita a la reliquia (para los más pacientes), paseo por los puestos de artesanía (para los más tradicionales), búsqueda de una sombra y la posterior comida campera (para la mayoría)… En fin, un día especial para todos.
Unos 16 kilómetros de caminata (aproximados, en función del punto de partida), misa de campaña (para los más religiosos), visita a la reliquia (para los más pacientes), paseo por los puestos de artesanía (para los más tradicionales), búsqueda de una sombra y la posterior comida campera (para la mayoría)… En fin, un día especial para todos.
Este año, desde una perspectiva política, varios protagonistas: Francisco Camps, con la resaca de la trascripción de las conversaciones entre El Bigotes y su mujer en la portada de El País, todo un creyente, llegado desde Valencia, que mucho ha debido rezar hoy a la Santa Faz; Sonia Castedo, su primera Peregrina como alcaldesa de Alicante; Juan Fernando López Aguilar, que a estas horas aún se preguntará qué hacía en una romería, rodeado de miles de personas, en Alicante…
También, mención al “esfuerzo” de los medios locales para actualizar sus versiones digitales con las novedades de la romería. El diario Información ha optado por volcar en una galería más de un centenar de imágenes (que ilustran este post), mientras que La Verdad ha preferido colgar cuatro vídeos de algunos de los momentos más importantes de la jornada: Oficio de la misa, la masa llegando a Santa Faz, las monjas clarisas en su monasterio y el regreso de la Reliquia al sagrario a manos de Andrés Llorens y Rafael Palmero Ramos. Una idea ambiciosa que, por la –imagino– falta de medios, ha dejado un mal sabor. La calidad de los vídeos no es mala, es peor. Y las imágenes más que verse, se intuyen.
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