22 de septiembre de 2009

La farsa, confirmada

Conciencia, honor, fidelidad, lealtad, respeto… son esas palabras inapropiadas para cualquier juramento político, y más aún si vienen de boca de Agustín Navarro, en el paso previo al acceso a la Alcaldía Benidorm. Palabras con aires de promesa que poco van con él, y menos aún con el personaje que le ha permitido cumplir su sueño: colocarse en primera fila de la atención mediática. Por fin, tras muchos años en la política, va a conseguir ser uno de los protagonistas del día a nivel nacional. Tanto que, por ejemplo, la web de RTVE ha emitido en directo la patochada en Benidorm. Resulta, cuanto menos, curioso.

Así, el sainete se acaba de confirmar, en un pleno repleto de polémica ­–como no podía ser de otra forma- con mil imágenes y detalles dignos de análisis. A partir de ahora, tenemos dos años largos para comprobar qué hacen unos desde la poltrona del poder y otros desde los despachos más fríos del Consistorio. Los primeros podrán saborear el “éxito” que llevan persiguiendo durante casi las dos últimas décadas, aunque el triunfo no haya llegado por los cauces más morales, por muy legal que sean (al hilo de las palabras de Manuel Catalán, último alcalde socialista democrático en Benidorm). Los últimos tienen un periodo perfecto para reflexionar, pelear por el control del partido y preparar unas listas conformadas por fieles y no por vendidos. A ver si aprenden, falta les hace.

A los ciudadanos, si les quedaba alguna duda, tienen motivos más que suficientes para confirmar que a los políticos tan sólo les sacia el poder. Me reitero. Todos los actores se merecen las críticas recibidas (poco feroces en demasiadas ocasiones). Sobre todo la tirititera de Pajín (fiel discípula de la matriarca del clan), el anodino de Alarte, y Fenoll, que presentó sus credenciales al venderse a Bañuls... Algo peor que echar gasolina a un monte durante una noche de tormenta eléctrica... Todos ellos se lo merecen. Benidorm, no.

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