23 de octubre de 2012

Los ricos ya lloran (aunque no maman)


¿Qué será lo próximo? Navegando por un diario digital, me topo con una de las últimas cosas que me faltaba por ver. Bueno, penúltimas, que en estos tiempos tan sólo hace falta abrir los ojos para recorrer España de sorpresa en sorpresa, cual ardilla saltando de propiedad en propiedad del Ducado de Alba. Veo con cierta incredulidad cómo el Colegio de Farmaceúticos (que representa a uno de esos colectivos fuertemente golpeados por la crisis) ha recurrido a un espacio publicitario (a los conocidos banners) para explicar (again) a la ciudadanía los problemas por los que atraviesan las farmacias de la provincia debido a los reiterados impagos de la Generalitat. 

«Atención. Su salud está en peligro» es el primer mensaje que le llega al lector, seguido por una explicación al problema: «La provincia de Alicante se está quedando sin medicamentos. La Administración no paga desde el 16 de abril hasta la fecha». Y para concluir, un recordatorio, por eso de refrescar memorias: «Si los alicantinos han podido tomar sus medicamentos estos seis meses es porque los han pagado los farmaceúticos». Ahí es nada. 

¿Quién le iba a decir a este colectivo, uno de los más privilegiados hasta que todo saltó por los aires, que iba a tener que recurrir a un espacio publicitario para seguir haciéndose escuchar (creo que no se pueden quejar de la cobertura mediática que se les dedica) en un supuesta enérgica protesta contra el Consell? ¡Cómo cambia todo en apenas un pestañeo...!

No parece que sean los farmacéuticos un colectivo especialmente mimados por la sociedad. No. Y eso que de ellos depende el suministro de medicamentos, algo con lo que no se debe juegar. Hasta la fecha, han amenazado con respuestas contundentes a los impagos del Consell, que se han quedado en bla bla... Lo más, algunas concentraciones en Valencia y una huelga que se abortó antes de comer. Vamos, nada. ¿Conciencia social o recelo a la respuesta ciudadana? No sé. Aseguraba hace escasos días el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Alicante, Jaime Carbonell, que sus asociados se planteaban tomar medidas más rotundas. Imagino que no se referiría a banners en los digitales. Digo yo. Y en estas, el conseller de Sanidad, Luis Rosado, acaba de anunciar que en breve (él dice que esta semana) se abonará uno de los muchos meses que se le adeudan a las farmacias. Otro parche. Más silencio...



18 de octubre de 2012

El precio de la dignidad



Llego a casa (casi) directa de la manifestación en protesta por los recortes en Educación y me topo con la salida de Enric González de El País. Así, de repente. Sin avisar... En ambos frentes percibo buenas y malas sensaciones, aunque no sé si a partes iguales. Veamos.

En Alicante, bastante menos de un millar de personas se habrán concentrado esta tarde en las escalinatas del instituto Jorge Juan para iniciar una marcha por las calles de la ciudad como gesto de rebeldía democrática por el gravísimo deterioro del sistema educativo en la Comunidad Valenciana (y por extensión, en España). Una marcha por las calles de siempre. Hoy, casi vacías. ¿Qué pasa con estas movilizaciones que no movilizan? Son peligrosas, contraproducentes, ya que proyectan una imagen desvirtualizada del sentir general. Pero claro, nadie –los agentes sociales, tampoco– puede pretender que los ciudadanos, hastiados de todo y de todos, salgan día sí y día también a la calle. Pueden estar hastiados, sí, pero todos, incluso los ciudadanos más indignados, tienen derecho a vivir, como les dejan, cargando con sus obligaciones diarias y disfrutando sus cada vez más escasos instantes de desconexión. Y menos aún podemos esperar una respuesta masiva (en Alicante, subrayo) si la concentración no está convocada por los sindicatos… Con lo que ello genera. Aquí, echando la vista atrás, el 15M no arrastra; Toma la Plaza, tampoco… Las manifestaciones multitudinarias –de carácter general o sectorial– siempre han contando con el sustento de las organizaciones sindicales. Ésta no. Y se ha notado. Era lo previsible. Aunque la imagen ha sido, de nada sirven las tiritas a estas alturas, bastante lamentable. Con poco esfuerzo y bastante voluntad, se podía contar a los asistentes, uno a uno. Y eso dice mucho. Demasiado. 

Llego a casa, decía, con cierto regusto agridulce y me encuentro con la salida de EnricGonzález de El País. Toma dos tazas, Tomás. Pero lo explico. No lo siento por él. Él puede dar ese paso y tropecientos de ese calado. Igual que Maruja Torres pudo llamar “sardinita” o “cateto” al infame Cebrián. Tampoco lo siento por mí. Ahora podré (podremos) leer al genial Enric en algún otro medio donde aún los periodistas tengan la libertad necesaria (y cuasi extinguida) para escribir lo que quieran, como les apetezca y cuando les precie. ¿Libertad? ¿Censura? Basta con recordar aquella columna (hoy más de actualidad que nunca) que El País  censuró al periodista catalán. Entonces, Enric quiso cerrar su columna con una frase lapidaria, dirigida a los directivos del periódico: “Cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños”. Hablamos de 2009. ¿A que parece más reciente? De ayer, por ejemplo. El País no permitió su publicación. Así que no lo siento por él, tampoco por mí… Lo siento por El País, un diario de referencia para todos aquellos que un día soñamos ser periodistas. Hoy, aún con ese sueño latente, esa cabecera es cada día menos referencia. Y puede, Cebrián es capaz de todo, dejar de ser. No dejar de ser una referencia, no, dejar de ser. Hablo de desaparecer. Sin más, vamos. Y lo siento por aquellos, también en nómina de El País, que no se llaman Enric, ni Maruja ni… Esos que no se atreven a alzar la voz en público. No pueden porque la entidad bancaria de turno (menos el Sabadell, ¡eh! Mis respetos...) cuando les pase la mensualidad de la hipoteca no sabrá de dignidad. Y sí de desahucios, claro.



**«Rodeados» de Enric González (mayo de 2009. No se imprimió. Ni falta que hizo)**

No he visto aún el arranque de Operación Triunfo, en Telecinco. En realidad, a la hora de escribir estas líneas (19.30 del miércoles), el cuerpo me pide que me abstenga. Pero cuando el hipotético lector tenga este periódico en las manos, o en la pantalla, las cosas habrán empeorado. Y yo, con toda probabilidad, me habré autolesionado con un electrodoméstico, con un televisor, concretamente. O sea, habré visto OT. Y habré asistido a la presentación de Ramoncín, paladín de la propiedad intelectual y de los derechos de autor, como miembro del ilustre jurado. Es de suponer que para entonces, mi mañana y su hoy, andaré aún peor de ánimo. Quién iba a decirle a uno que acabaría añorando a Risto Mejide.

Lo que puede ir mal, va mal. Eso ya lo sabíamos. Aun así, resulta difícil no apenarse ante el presunto fichaje de Francisco Rivera, también conocido como Kiko o como Paquirrín, por parte de Sé lo que hicisteis (La Sexta). La gracia de ese programa solía consistir en la aparente distancia con que se abordaban las monstruosidades televisivas: emitían trocitos de basura, pero era basura ajena, fenómenos frikis de otros espacios, de otras cadenas, y envolvían el producto con una ironía sarcástica. La incorporación del señor Rivera, como monologuista, aprendiz de monologuista o lo que sea, constituye un cambio cualitativo: Sé lo que hicisteis incorpora su propio monstruito. Si Ana Rosa Quintana tiene a Belén Esteban, ellos tienen al señor Rivera. Francamente, no creo que puedan reírse los unos de los otros. Si acaso, podrán comparar la magnitud de sus respectivas tragedias. Todo esto induce al pesimismo.

Uno lo ve todo negro. No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños. Ya sé que exagero, que esas cosas no pasan. Pero antes tampoco pasaban cosas como la de Ramoncín y Paquirrín, y ya ven. Como decía Manolo Vázquez Montalbán, estamos rodeados.

16 de octubre de 2012

Muchos salen, pero otros se vuelven...



Jugosos datos nos ha ofrecido el Instituto Nacional de Estadística. A partir de las conclusiones extraídas del apartado “Estimaciones de la Población Actual”, en los medios se han leído titulares como que “crece un 21,6% los españoles que han abandonado el país en lo que va de año”. Cifras que permiten imaginar las nuevas tendencias migratorias de España. Por primera vez, destacaban los diarios digitales, “el saldo migratorio de españoles -la diferencia entre las personas que entran y las que se van- ha sido negativo en todas las comunidades autónomas” en los primeros nueve meses de 2012.

En la provincia de Alicante, debe ser por aquello de llevar la contraria, los números señalan que el saldo ha sido positivo (+3.112 personas, en el resultado entre emigraciones e inmigraciones). En este caso, sin embargo, los datos no están desagregados por ciudadanos españoles y extranjeros… Por ello, para hacernos una idea, resulta esclarecedor recurrir a las proyecciones. Veamos. 

En la Comunidad Valenciana, 40.506 personas emigraron entre enero y septiembre al extranjero. De ellos, como era presumible, la gran mayoría eran extranjeros (36.000). Así, el 88,88% de los residentes en la Comunidad que hicieron las maletas (antes o después, tenía que salir la típica frasecita) no tenían la nacionalidad española, mientras que sólo el 11,12 % (un total de 4.506) eran nacionales. 

Por tanto, si trasladamos esos porcentajes a la provincia de Alicante (en poco deben variar las cifras reales), tenemos que de los 14.110 residentes en Alicante que se han marchado al extranjero en lo que va de año, tan sólo 1.569 son españoles. No es poco, pero sí significativo. El resto, 12.540, son foráneos. Es decir, el retorno de los inmigrantes parece que se lleva la mayor parte de las emigraciones en la provincia de Alicante.

Aunque por deformación profesional, de los datos publicados por el INE, me han llamado la atención unas cifras que han pasado (casi) desapercibidas para los medios provinciales. 

Dejando a un lado los flujos de emigrantes e inmigraciones y el saldo total de migraciones y centrándonos en la evolución estimada de la población, parece necesario acercar el foco a la cifra de jóvenes (pongamos de entre 20 y 34 años) que ha perdido la provincia en los últimos tiempos.

Si ponemos uno de los extremos de la cuerda en enero 2009, cuando la crisis económica pasó de centrarse en el sistema financiero a atizar con fuerza al sistema social, y el otro en octubre de 2012, concluimos que la provincia ha perdido un 13,33% de población joven. En total, 58.895 personas. En término generales, sin tener por tanto en cuenta los intervalos de edad, la provincia en este mismo periodo de tiempo ha ganado un 0,86% de población, es decir, 16.487 personas. 

¿Y qué pasa si nos limitamos a los últimos nueve meses del año, desde el 1 de enero hasta el 1 de octubre de 2012? Misma tendencia: la provincia sigue perdiendo población joven. En apenas nueve meses, Alicante contabiliza 11.310 personas menos, de entre 20 y 34 años, una caída del 2,87% en población supuestamente recién ‘incorporada’ al mercado laboral. Mientras que en términos generales, siempre necesario para tener una visión más global, la provincia ha ganado en 2012 un 0,41% de población, 7.770 personas. 

Conclusión, la esperada. La que apreciamos todos los días al relacionarnos con nuestro entorno más próximo. Los jóvenes siguen viendo en el extranjero las oportunidades que su país le niega por sistema. Y los que pertenecemos a ese grupo de edad, no tenemos que mirar muy lejos. Pocos serán los que se sientan satisfechos con su actual situación laboral, después de cursar años y años de universidad y de presumir de carreras, másteres y demás formación académica. 

Pero no todo es tan sencillo. El extranjero da oportunidades laborales, sí, pero arrebata cuestiones irremplazables en la vida de los nuevos emigrantes. Servidora que tiene la oportunidad cada semana de hablar con jóvenes alicantinos que han dejado la provincia tiene que digerir los lamentos de aquellas personas, casi siempre con impecables currículums, que deben abandonar a la familia, a los amigos… para presumir de trabajos, no siempre cualificados, que les permiten sentirse útiles para la sociedad. Me viene una frase que recientemente me dijo un joven ilicitano, ilustrador de profesión y recién llegado a Inglaterra, al preguntarle por la situación de sus allegados que aún siguen en la provincia. «De todos mis amigos, apenas estarán trabajando dos de cada diez. Tengo conocidos con depresión o a punto de caer en ella. Esto es descorazonador». Otro, residente en México, me reconocía que nunca había llorado tanto como desde que dejó su Alicante natal. «En casa, siempre me habían acusado de ser muy frío, pero aquí [por México] me han salido todas las lágrimas. Al principio, de hecho, no podía ver películas que trataran asuntos familiares, me pasaba todo el rato llorando». Y habla un joven de 31 años que presumía de ser una persona independiente. «Cuando me vine no me preocupaba la soledad, pero los inicios fueron muy duros». Y así, mil testimonios más. Aquí, los ya publicados en la serie «Los nuevos emigrantes alicantinos», en Información.
Ricardo (Inglaterra): «Un clic cambió mi vida» 
María (Inglaterra): «Nada me motivaba en España»
Martín (Indonesia): Un vuelo de vida
Laura (Francia): Un viaje al pluriempleo
Esther (Inglaterra): Una travesía por el Támesis
Natalia (Inglaterra): De El Altet a Gatwick sin escalas
Rubén (Alemania): Fogones con sabor español



Viñeta de Enrique, publicada el 21 de octubre en INFORMACIÓN

12 de octubre de 2012

Hoy, de hashtag, #soyperiodista

Si hace unos meses recogimos algunos de los mejores tuits con el hashtag #NoEresAlicantinoSi... Ahora, tiempo después, nos toca mirarnos el ombligo y seleccionar frases con #soyperiodista. Hoy debemos dejar a un lado el humor y reflexionar. Falta nos hace. A todos. Allá vamos...




#soyperiodista porque siempre quise conocer lo que alguien no quiso que supiera. El saber, aunque duela, es la puerta a la libertad.

#soyperiodista porque me gusta contar historias y aunque algunos quieran hundir esta profesión es más necesaria que nunca.

#soyperiodista es la profesión que elegí y a pesar de todo volvería hacerlo.

#soyperiodista y eso nadie me lo quita. Eso no se puede recortar ni despedir en un ERE ni siquiera convertir en bono basura.

#soyperiodista porque hay que mover y contar muchas cosas. Sin descanso. Sin cortarse.

#SoyPeriodista gracias a mi abuelo analfabeto al que le leía las noticias. Y a un tal Kapuscinski que me miró a los ojos y comenzó su lección.

Porque espero formar parte de este gran mundo, por la dignidad de este trabajo, por las historias que se merecen ser contadas #soyperiodista

#soyperiodista porque para conocer las respuestas debe haber alguien que haga las preguntas.

#soyperiodista porque el periodismo es más que una profesión: es una vocación que no entiende de crisis.

#soyPeriodista y no quiero ser otra cosa.

#Soyperiodista porque creo que otro mundo es posible y la información es una herramienta clave para lograrlo.

#soyperiodista porque aún hay historias que merecen ser contadas, y miles de periodistas empeñados en contarlas.

#soyperiodista Y no es mi dignidad la que está en cuestión, sino la de quienes pretenden prostituir el oficio de informar.

#soyperiodista a pesar de los grandes grupos de comunicación y su banalización de los contenidos.

El presente y el futuro del periodismo tenemos que hacerlo los periodistas. Dignidad y orgullo. Hay que parar la sangría #soyPeriodista

#SoyPeriodista Desencantado, muchas veces; pero siempre periodista.

Si hubiera querido ser rica hubiera elegido otra profesión, pero siempre lo tuve claro, quería ser feliz #soyperiodista

#soyperiodista porque me gusta informar y por hacer de mi trabajo una afición. El periodismo no se estudia, se aprende viviendo cada día

Dentro de un tiempo, cuando diga #soyperiodista, me acordaré de todos aquellos que hoy me recuerdan que aún no lo soy. Aprendo de todos.

#soyperiodista porque era mi sueño desde renacuaja. A posteriori descubrí que esta bendita profesión te permite soñar despierto. Un lujazo.

#soyperiodista porque jamás dejaré de mirar y ver... de oír y escuchar... de descubrir, de contar, de escribir...

#soyperiodista porque mi madre quería que fuese abogado y mi padre, ingeniero. Y yo salí contestón.
#soyperiodista porque ser periodista siempre será mucho mejor que trabajar

#soyperiodista porque está pasando y lo quiero estar contando.

#soyperiodista porque es mi misión, para eso nací.

Y, desde @cpascualr: #soyperiodista... a pesar de los pesares. Y porque, como diría Isaías Lafuente, todavía tengo más preguntas que respuestas.

Y, a modo de remate, he aquí un ejemplo para todos...