Indignante

Así es la situación. La Universidad Miguel Hernández consigue cada año superarse, y no en la calidad ISO que tanto le inquieta, no, sino en el trato a sus alumnos. ¿Vejatorio? No sé, pero lamentable, sí.

El vicedecano de Extensión Universitaria, adscrito a la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Elche, se ríe de nosotros, y de forma sistemática. Lo que aún no sé, pero espero averiguar, es si se congratula de ello.

Hace unos meses, la Universidad reestructuró su organigrama. Desde entonces, desaparecía la figura del coordinador de carrera y su «cargo» lo ocupaba un vicedecano. En nuestro caso el cambio no auguraba nada bueno. Ilusos, pensamos que la situación de estancamiento de la titulación (por culpa de los superiores, muy superiores) podía mejorar. Ilusos, repito. Desde la llegada del vicedecano a su puesto, sus apariciones por el edificio Atzavares se pueden contar y sin peligro de asfixia. Nada más lejos de la realidad. Además, las veces que nos ha regalado alguna visita ha sido para «comprarnos». O, dicho de otra forma, nos ha «vendido» actividades que se han quedado en el limbo en la mayoría de los casos.

En la mayoría, fíjate tú, porque para una promesa que cumple… No tiene ni la dignidad de informarnos. Recapitulemos. Hará unas semanas (antes de Pascua) nos regaló una charla (…) en nuestra clase. Fuera de lo divino y lo humano, nos informó que había alcanzado un acuerdo con la delegación de El Mundo en Alicante para que redactores nos impartieran una sesión teórica y una práctica sobre Periodismo. ¡Qué chulo!, decían muchos. ¡Algo pasará!, repetíamos otros.

Y algo ha pasado, claro está. Ayer era el día. Visto que nadie nos informaba de nada, optamos por llamar a su despacho… Aire. Visto que no contestaba, al tiempo, fuimos hasta su despacho… Vacío. Vía mail ni lo intentamos. Parece ser que uno de sus principios es hacer caso omiso al correo electrónico. Cosas del Vaticano será. Bueno, pasaban los minutos y ahí nadie decía nada. Recorrimos nuestro edificio y nos percatamos que en una clase había comenzado algo parecido a una «charla» que escuchaban alumnos de primero, la mayoría, y de segundo, menos. Aguardando en la puerta, salió del aula un profesor de Periodismo. Le preguntamos sobre el contenido de la misma. Sorprendido nos aseguró que el tampoco sabía mucho. Que, desde «arriba», le habían ordenado que presentara a un redactor de El Mundo… y hasta ahí podía leer.

Escasos de información y repletos de indignación nos dirigimos al despacho del coordinador de nuestro curso, tercero. Y tal como fuimos, volvimos. Bueno, con más rabia por ver cómo nos tratan a todos (docentes, alumnos…).

Es para mandarlo todo… muy lejos. Desde el Vicedecanato organizan una actividad que, a priori, tiene aspecto apetecible y nadie dice nada, no nos informan, ¡para qué! ¡Qué más da! Como aquí nadie puede protestar y, si lo haces, te callan pronto… Indignante, lo dicho. ¿Lo peor? Porque sí, hay algo peor. Navegando ayer por Internet vi la actividad publicada en unos de los portales de referencia para periodistas, PR Noticias. ¡Y en portada!

Luego se preguntarán por qué la mayoría de la gente piensa en salir de la Universidad. Dirán: se van a probar nuevas experiencia. No, no se equivoquen. Nos queremos ir a aprender y a encontrar gente preocupada por el discurrir de la titulación. Sí, por esa carrera en la que tantas ilusiones estaban depositadas en su principio, ¡hace sólo 3 años!

Vergüenza les tenía que dar. Presuponiendo que la conocen.