La victoria de Fernando Alonso en el Campeonato del Mundo de Fórmula Uno era el hito histórico que marcó el inicio en las clases para la primera promoción de Periodismo de la UMH. Y así lo destacó el, por entonces, máximo responsable –y alma máter– de la titulación.
La resaca de ese éxito del automovilismo español se fechó en 2005, un 25 de septiembre. Volviendo a casa, por aquel entonces, mirábamos el entorno con la bisoñez propia de todo novato. La ilusión era máxima. Estábamos plenamente expectantes ante el camino que se nos abría. Veíamos el arranque universitario como un reto. A primero, lo percibíamos como un curso válido para asentar cierta lucidez general sobre aspectos necesarios para ese mar de conocimientos con un dedo de profundidad, que debe atesorar –como mínimo– todo profesional de la información.
Así, pasó primero, segundo, tercero… y llegó el ecuador de la carrera. Una fecha casi testimonial para esta generación. Arrancó cuarto… y mucho después terminó. ¡Vaya año! ¡Qué provechoso resultó!
Terminó el verano: algo frustrante, sin ánimo de ser muy negativa. Unos meses perdidos, casi encerrada entre cuatro paredes, mientras la mayoría aprovechaba oportunidades para seguir creciendo… Y, ahora, llega quinto. Justo cuando Fernando Alonso vuelve a la actualidad informativa: primero, por su regreso al podio en Singapur; segundo, por la confirmación de su fichaje con Ferrari. Aquí, en Elche, llega el final del trayecto. Un curso suprimible, dada la escasa carga lectiva que se nos presenta en este último empujón.
Un total de cinco materias: dos asignaturas y tres compromisos. Entre las primeras, una, ilusionante y otra necesaria para movilizar la conciencia… Entre las últimas, tan sólo tres optativas, sin más. Da igual el nombre, son como los chinos, que por mucho que se empeñen en explicarnos quién es quién… al final nos parecen todos iguales.
La oferta de optativas es frustrante, aniquiladora ante cualquier atisbo de ilusión. Cinco opciones, para tres elecciones. Entre las cinco, la relación con el Periodismo es cuasi nulo… Veamos.
Estadística Deportiva. Tercera asignatura de la rama en la carrera. Ya está bien. Incluso para una mente de ciencias puras, como la mía, no cabe tanto empeño a la hora de profundizar en la matemática más exacta. ¿Lo más chocante? El apellido “deportivo” es un caramelo envenenado, dicho por los propios profesores. ¿Por qué? Según nos dijeron el primer día de clase: no sabemos por qué han puesto “deportivo”, ya que no existe la estadística deportiva… Vamos, un “engañabobos”.
Gestión Medioambiental. Impartida desde Ciencia Ambientales, una materia totalmente alejada del Periodismo… Relleno.
Regimen tributaria de empresas periodísticas. Más de lo mismo. De nuevo, en palabras de profesores implicados, un mejunje de dos asignaturas impartidas el pasado año: Tributaria y Empresa Periodística. E impartida, claro está, por docentes del departamento económico, nada que ver con el Periodismo, una vez más.
Historia de la libertad de prensa. Está bien conocer el origen de la libertad de prensa. Perfecto. No obstante, creo que sería más conveniente conocer el abecedario para poder aprender con eficiencia a leer... Digo yo.
Crítica de Teatro. Parecía interesante, la más próxima al Periodismo. Más aún, al ampliarse el ámbito de actuación (de teatro a cultural). La inquietud se fue apoderando según llegaba la información acerca del profesor de turno. Al principio no le di la mayor importancia. Pensé: “Ideas muy particulares”. Sin embargo, pasa el tiempo y ningún dato contradecía a los anteriores. Daba igual de quién fue la opinión: alumnos, compañeros… profesores. En general, ningún apoyo a favor de Teatro.
Y esto es todo. No hay más dónde elegir. Iba a hurgar en la herida, y para ello qué mejor que mostrar el abanico de optativas que ofertan otras universidades (cualquiera, no hace falta ser muy selectivo). Pero lo dejo aquí. Es una pena que, llegados a este punto, no podamos terminar esta maravillosa experiencia con un regusto agradable. Con asignaturas de esas que te hacen crecer, sentirte mejor.
Vamos. Por fortuna, tan sólo falta un año para decir “adiós”. Y a Dios gracias.
La resaca de ese éxito del automovilismo español se fechó en 2005, un 25 de septiembre. Volviendo a casa, por aquel entonces, mirábamos el entorno con la bisoñez propia de todo novato. La ilusión era máxima. Estábamos plenamente expectantes ante el camino que se nos abría. Veíamos el arranque universitario como un reto. A primero, lo percibíamos como un curso válido para asentar cierta lucidez general sobre aspectos necesarios para ese mar de conocimientos con un dedo de profundidad, que debe atesorar –como mínimo– todo profesional de la información.
Así, pasó primero, segundo, tercero… y llegó el ecuador de la carrera. Una fecha casi testimonial para esta generación. Arrancó cuarto… y mucho después terminó. ¡Vaya año! ¡Qué provechoso resultó!
Terminó el verano: algo frustrante, sin ánimo de ser muy negativa. Unos meses perdidos, casi encerrada entre cuatro paredes, mientras la mayoría aprovechaba oportunidades para seguir creciendo… Y, ahora, llega quinto. Justo cuando Fernando Alonso vuelve a la actualidad informativa: primero, por su regreso al podio en Singapur; segundo, por la confirmación de su fichaje con Ferrari. Aquí, en Elche, llega el final del trayecto. Un curso suprimible, dada la escasa carga lectiva que se nos presenta en este último empujón.
Un total de cinco materias: dos asignaturas y tres compromisos. Entre las primeras, una, ilusionante y otra necesaria para movilizar la conciencia… Entre las últimas, tan sólo tres optativas, sin más. Da igual el nombre, son como los chinos, que por mucho que se empeñen en explicarnos quién es quién… al final nos parecen todos iguales.
La oferta de optativas es frustrante, aniquiladora ante cualquier atisbo de ilusión. Cinco opciones, para tres elecciones. Entre las cinco, la relación con el Periodismo es cuasi nulo… Veamos.
Estadística Deportiva. Tercera asignatura de la rama en la carrera. Ya está bien. Incluso para una mente de ciencias puras, como la mía, no cabe tanto empeño a la hora de profundizar en la matemática más exacta. ¿Lo más chocante? El apellido “deportivo” es un caramelo envenenado, dicho por los propios profesores. ¿Por qué? Según nos dijeron el primer día de clase: no sabemos por qué han puesto “deportivo”, ya que no existe la estadística deportiva… Vamos, un “engañabobos”.
Gestión Medioambiental. Impartida desde Ciencia Ambientales, una materia totalmente alejada del Periodismo… Relleno.
Regimen tributaria de empresas periodísticas. Más de lo mismo. De nuevo, en palabras de profesores implicados, un mejunje de dos asignaturas impartidas el pasado año: Tributaria y Empresa Periodística. E impartida, claro está, por docentes del departamento económico, nada que ver con el Periodismo, una vez más.
Historia de la libertad de prensa. Está bien conocer el origen de la libertad de prensa. Perfecto. No obstante, creo que sería más conveniente conocer el abecedario para poder aprender con eficiencia a leer... Digo yo.
Crítica de Teatro. Parecía interesante, la más próxima al Periodismo. Más aún, al ampliarse el ámbito de actuación (de teatro a cultural). La inquietud se fue apoderando según llegaba la información acerca del profesor de turno. Al principio no le di la mayor importancia. Pensé: “Ideas muy particulares”. Sin embargo, pasa el tiempo y ningún dato contradecía a los anteriores. Daba igual de quién fue la opinión: alumnos, compañeros… profesores. En general, ningún apoyo a favor de Teatro.
Y esto es todo. No hay más dónde elegir. Iba a hurgar en la herida, y para ello qué mejor que mostrar el abanico de optativas que ofertan otras universidades (cualquiera, no hace falta ser muy selectivo). Pero lo dejo aquí. Es una pena que, llegados a este punto, no podamos terminar esta maravillosa experiencia con un regusto agradable. Con asignaturas de esas que te hacen crecer, sentirte mejor.
Vamos. Por fortuna, tan sólo falta un año para decir “adiós”. Y a Dios gracias.