Ya basta. Con lo visto, hemos tenido suficiente. La broma, cansa. Porque Alicante no se merece –por tópico que resulte– vivir inmersa en un situación con una carencia de criterio alarmante desde el despacho de Alcaldía. Cada mañana, una sorpresa. Hoy ponemos carril bici, para quitarlo a las horas. Hoy peatonalizamos la Plaza del Ayuntamiento y, en contraposición, reabrimos al tráfico la vía más emblemática de la ciudad. Hoy cerramos un recinto para que los jóvenes beban con total libertad… y ya veremos mañana qué hacemos con ellos.
Sonia, perdona, pero ya basta. Ahora que te sientas en el despacho y empiezas a tomar decisiones relevantes para la ciudad -más allá de colocar plantas, césped artificial u osos al estilo Shrek- pierdes ese carácter que te aupó hasta el sillón presidencial. Ese temperamento que hizo desaparecer la Isleta –con su polémica añadida– de madrugada, por ejemplo.
Apoyo que las decisiones se alcancen con el mayor consenso posible, pero gobernar nadie ha dicho que sea fácil. No se puede recoger palmaditas de agradecimiento desde todos los sectores de la sociedad. Es imposible, mentalízate. Ya basta de decir hoy ‘peatonalización’, ver cómo responde el personal, y mañana abrir zanjas para pavimentar un espacio que han disfrutado durante décadas todos los alicantinos. No vale abogar por un centro sin coches ‘como las grandes ciudades’, te cansaste de repetir’… ¿Y ahora, qué?
Sonia, perdona, pero ya basta. Ahora que te sientas en el despacho y empiezas a tomar decisiones relevantes para la ciudad -más allá de colocar plantas, césped artificial u osos al estilo Shrek- pierdes ese carácter que te aupó hasta el sillón presidencial. Ese temperamento que hizo desaparecer la Isleta –con su polémica añadida– de madrugada, por ejemplo.
Apoyo que las decisiones se alcancen con el mayor consenso posible, pero gobernar nadie ha dicho que sea fácil. No se puede recoger palmaditas de agradecimiento desde todos los sectores de la sociedad. Es imposible, mentalízate. Ya basta de decir hoy ‘peatonalización’, ver cómo responde el personal, y mañana abrir zanjas para pavimentar un espacio que han disfrutado durante décadas todos los alicantinos. No vale abogar por un centro sin coches ‘como las grandes ciudades’, te cansaste de repetir’… ¿Y ahora, qué?
Ya basta de apostar por una Alicante ‘guapa’ y a la primera de cambio denigrar un emblema de Alicante –como es la Explanada– y se atropella a uno de sus símbolos –la legendaria Casa Carbonell–. Crepúsculos minoritarios no pueden regir la ciudad. Como así lo han hecho, o intentan, ‘cuatro comerciantes’ afectados por la peatonalización de la Plaza del Ayuntamiento.
Ya basta, Sonia, de que sigas al dictado la filosofía de tu mentor. El dejó de hacer política y tú, que empiezas ahora, te empezarás a plantear no tardando mucho si es mejor estarse quieta… Ahí te agarrarás al menfotismo de tus vecinos. Tampoco te debe motivar en exceso la oposición que te ha tocado tener enfrente. Ellos arrastran la penitencia de un partido que se divide para repartirse la ‘nada’, minucias de perdedores. Una formación con el lastre de líder ‘un poco inútil y bastante vago’, según palabras de uno de los concejales más experimentados del Ayuntamiento. Una concepción sobre el portavoz socialista que, a buen seguro, ha recabado sorprendentes apoyos en las últimas horas. Es público que sus propios compañeros trasladan esa imagen… Y así nos va.
Sonia, no vale mandar a un concejal a que se muestre en contra de habilitar un recinto para el botellón, ya que ‘el Ayuntamiento no puede fomentar la bebida entre los jóvenes’… y apenas unos días después erigirte como la madre del proyecto de la Volvo. No debe valer, ya que todos los expertos coinciden en que el botellón es un problema social. Y los problemas, los buenos gobernantes, los atajan con soluciones implacables. Alejar a los jóvenes (y a su inherente ruido) de los bajos de los hoteles o de los recintos habitados dista del planteamiento de un regidor con un proyecto de ciudad. La imagen en un Alicante turístico se proyecta en las playas limpias, el Castillo rehabilitado y… Y ya sabes qué debe estar fuera de esa instantánea.
Sonia, con el carril bici te metieron un gol, pero en el botellón te lo estás fabricando tú sola. Y ya no hablemos de la Explanada. Siempre quisiste ser popular, aún con riesgo de caer en el populismo. Ya lo has conseguido. Ahora, toca gobernar. Y gobernar es incompatible –por definición– con el apoyo unánime en todas las decisiones que lleves adelante. Además, aunque tu difieras, cuentas con el apoyo de los medios de comunicación, algo de lo que tu antecesor no podía presumir.
Tú misma. Tienes poco más de un año de margen y una oposición por la labor de mantener su actual condición. Para qué cambiar… con lo bien que viven. Reconozco que echo de menos tu carácter, un sistema menos presidencialista (para ello, también es cierto, necesitas compañeros competentes) y unos opositores con ganas de gobernar. Creo que no pido mucho.
Ya basta, Sonia, de que sigas al dictado la filosofía de tu mentor. El dejó de hacer política y tú, que empiezas ahora, te empezarás a plantear no tardando mucho si es mejor estarse quieta… Ahí te agarrarás al menfotismo de tus vecinos. Tampoco te debe motivar en exceso la oposición que te ha tocado tener enfrente. Ellos arrastran la penitencia de un partido que se divide para repartirse la ‘nada’, minucias de perdedores. Una formación con el lastre de líder ‘un poco inútil y bastante vago’, según palabras de uno de los concejales más experimentados del Ayuntamiento. Una concepción sobre el portavoz socialista que, a buen seguro, ha recabado sorprendentes apoyos en las últimas horas. Es público que sus propios compañeros trasladan esa imagen… Y así nos va.
Sonia, no vale mandar a un concejal a que se muestre en contra de habilitar un recinto para el botellón, ya que ‘el Ayuntamiento no puede fomentar la bebida entre los jóvenes’… y apenas unos días después erigirte como la madre del proyecto de la Volvo. No debe valer, ya que todos los expertos coinciden en que el botellón es un problema social. Y los problemas, los buenos gobernantes, los atajan con soluciones implacables. Alejar a los jóvenes (y a su inherente ruido) de los bajos de los hoteles o de los recintos habitados dista del planteamiento de un regidor con un proyecto de ciudad. La imagen en un Alicante turístico se proyecta en las playas limpias, el Castillo rehabilitado y… Y ya sabes qué debe estar fuera de esa instantánea.
Sonia, con el carril bici te metieron un gol, pero en el botellón te lo estás fabricando tú sola. Y ya no hablemos de la Explanada. Siempre quisiste ser popular, aún con riesgo de caer en el populismo. Ya lo has conseguido. Ahora, toca gobernar. Y gobernar es incompatible –por definición– con el apoyo unánime en todas las decisiones que lleves adelante. Además, aunque tu difieras, cuentas con el apoyo de los medios de comunicación, algo de lo que tu antecesor no podía presumir.
Tú misma. Tienes poco más de un año de margen y una oposición por la labor de mantener su actual condición. Para qué cambiar… con lo bien que viven. Reconozco que echo de menos tu carácter, un sistema menos presidencialista (para ello, también es cierto, necesitas compañeros competentes) y unos opositores con ganas de gobernar. Creo que no pido mucho.
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