25 de marzo de 2011

Djukic, un motivo para creer


Recurrir a los clásicos nunca falla. Y las primeras impresiones, rara vez lo hacen.

Los que nos dedicamos a este oficio de contar hechos de supuesta relevancia pública, hemos oído en multitud de ocasiones eso de “ante la duda, haz periodismo”. Es un recurso útil en editoriales, opiniones, conferencias y clases magistrales, dado que se erige como uno de los principios de la profesión (o, al menos, así era en la última revisión de los manuales). Y esta tarde, mientras realizaba la ronda de previsiones por las delegaciones de la provincia, el axioma se ha convertido en una especie de estribillo, pasado por chapa y pintura. "Ante la duda, defiende al periodismo", se repetía con persistencia en mi cabeza. Sin previo aviso. La razón: la inminente llegada a la redacción del infame Eduardo Inda, actual director del diario Marca con su futuro ya ligado a Veo7.

Su estancia, pasajera –por fortuna-, en las instalaciones del periódico se debía a la presentación del libro “El hombre impasible. Historia secreta del PP de Rajoy camino al poder”. No obstante, aprovechando la coyuntura (o eso de que nosequé río pasa por nosequé ciudad…), el abyecto periodista ha participado en un encuentro digital con los lectores. Las preguntas, no menos que las respuestas, provocan cierto reparo, espanto, vergüenza ajena o, simplemente, reflejan una realidad que el propio Inda ha moldeado desde la poltrona del diario más leído en España.

Pero, una vez planteada la situación estructural, vayamos al fondo de la cuestión. ¿Se debe dar pábulo a un profesional (ejem) del sector que tanto daño ha hecho al periodismo en los últimos años? ¿Se deben anteponer las visitas únicas (lectores, o como quieran llamarlo) a la defensa corporativista de un oficio que nos apasiona y, por ahora, nos permite llegar a fin de mes? ¿Todo vale por un incremento puntual de la audiencia? Innumerables interrogantes y una respuesta: si nosotros no somos capaces de defender el quiosco… Como diría aquél: “Que el último en salir apague las luces”.

El halo de esperanza llega, sin embargo, desde el Rico Pérez. Puede sonar a guasa. Puede parecer mentira, después de la retahíla de pésimas noticias que rodean al Hércules en las últimas fechas. Puede parecer inaudito, pero no. El nuevo técnico blanquiazul, Miroslav Djukic, tan sólo ha necesitado unos minutos para devolver la confianza a un barco con fugas de ilusión. Los primeros en captar su optimismo, los periodistas. Su discurso, plagado de sensatez, ya se echaba de menos en una sala de prensa acostumbrada a su anterior inquilino, Esteban Vigo (“El Boquerón, frito”).

Excepto la foto fija de la clasificación, el resto de ponderables juega a favor del Hércules. El calendario parece diseñado por García Solera. De las nueve jornadas por disputar, los blanquiazules disputarán cinco en condición de local y cuatro lejos del Rico Pérez. Entre los rivales, ninguno asusta: el mejor clasificado, el Atlético de Madrid. Así, tan sólo resta convencer a los escépticos. Ante Osasuna, exhibieron su cara menos amable, más deplorable que profesional. Pero ahora existen motivos para creer. La Liga le debe una a Djukic... y ya es hora de saldar esa deuda pendiente.

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