Conocía la existencia de los viajes de negocios o de placer. También, de los viajes de larga, media o corta estancia. Y ahora he descubierto una nueva modalidad: los viajes fugaces con los que escapar durante unas horas de la rutina diaria.
El primer contacto con esta modalidad la he experimentado hoy, y ha sido genial. ¿El plan? En primer lugar, conocer la nueva línea aérea Alicante–Madrid que ofrece la compañía Ryanair, y para ello nada mejor que probar su vuelo inaugural: 18 de noviembre, a las 14.45 horas. Ahí estábamos.
El primer contacto con esta modalidad la he experimentado hoy, y ha sido genial. ¿El plan? En primer lugar, conocer la nueva línea aérea Alicante–Madrid que ofrece la compañía Ryanair, y para ello nada mejor que probar su vuelo inaugural: 18 de noviembre, a las 14.45 horas. Ahí estábamos.
Ésta, sin embargo, ha sido la parte más desagradable de la jornada. Sin querer entrar en detalles, porque prefiero quedarme con lo positivo del viaje, Ryanair miente y estafa, por tanto, a sus clientes. Miente en el supuesto precio del vuelo, ya que al recoger la tarjeta de embarque nos han hecho pagar un suplemento por «nosequéhistoria». Una más de esta compañía que colecciona denuncias por su habitual publicidad engañosa en todos los países donde trabaja (Italia, España, Dinamarca... y un largo etcétera). Al margen de esta situación, que no acaba aquí y que tendrá su procedente reclamación en la Organización de Consumidores y Usuarios, la experiencia ha sido genial. Repetible.
Esta «locura» nos ha permitido escapar del trepidante ritmo que llevamos entre la universidad, las prácticas, el trabajo, el deporte y otros quehaceres. Pasear por la Gran Vía es un placer, te deja evadirte sin pedir nada a cambio. Da igual la fecha del año (aunque, con frío, la sensación mejora aún más). Ver la Puerta de Alcalá te inspira, te da vida, sensación necesaria en según qué momentos. Viajar por el subsuelo madrileño es una limpieza de esa agenda que acumula problemas y obligaciones. En Madrid te sientes un niño en un mundo de adultos. Allí todo se te escapa, poco o nada controlas y experimentas que pretender coger el aire con las manos es un imposible. ¡Ay, Madrid, qué tendrás que tanto gustas!
Esta «locura» nos ha permitido escapar del trepidante ritmo que llevamos entre la universidad, las prácticas, el trabajo, el deporte y otros quehaceres. Pasear por la Gran Vía es un placer, te deja evadirte sin pedir nada a cambio. Da igual la fecha del año (aunque, con frío, la sensación mejora aún más). Ver la Puerta de Alcalá te inspira, te da vida, sensación necesaria en según qué momentos. Viajar por el subsuelo madrileño es una limpieza de esa agenda que acumula problemas y obligaciones. En Madrid te sientes un niño en un mundo de adultos. Allí todo se te escapa, poco o nada controlas y experimentas que pretender coger el aire con las manos es un imposible. ¡Ay, Madrid, qué tendrás que tanto gustas!
Como sabiamente dice Joaquín Sabina: «Madrid, allá donde se cruzan los caminos. Madrid, donde las niñas ya no quieren ser princesas. Madrid, donde los pájaros visitan al psiquiatra y las estrellas se olvidan de salir. Madrid, donde el sol es una estufa de butano y la vida es un metro a punto de partir»
Ahora, ya en casa y pasada la medianoche, me pregunto: ¿qué me traigo de este viaje? Relax, un cambio efímero pero necesario y varias conclusiones: Javier Cárdenas tiene una novia muy apuesta, Ángel Nieto y Manolo Santana son amigos y Teté Delgado, en persona, está más delgada y es más guapa que por televisión. Y todo esto en apenas tres horas de estancia en la capital. Efectivamente, el viaje ha dado bastante de sí.
Hasta la próxima, Madrid. Aunque tú, Ryanair, no creo que estés invitado.
Ahora, ya en casa y pasada la medianoche, me pregunto: ¿qué me traigo de este viaje? Relax, un cambio efímero pero necesario y varias conclusiones: Javier Cárdenas tiene una novia muy apuesta, Ángel Nieto y Manolo Santana son amigos y Teté Delgado, en persona, está más delgada y es más guapa que por televisión. Y todo esto en apenas tres horas de estancia en la capital. Efectivamente, el viaje ha dado bastante de sí.
Hasta la próxima, Madrid. Aunque tú, Ryanair, no creo que estés invitado.
11 comentarios:
Mi sensación es la de desconexión total. Hoy me preguntan en el trabajo y no sé ni explicarme. Vengo nueva, y es que hay gente que necesita respirar aire puro en el campo y yo necesito el asfalto de esa maravillosa ciudad.
A pesar de Ryanair, no podemos decir nada malo del viaje relámpago.
Ya lo dice la canción:
QUÉDATE EN MADRID...
Es algo especial, también me encanta Madrid. Y esas "locuras" nunca tienen un mal precio. Me alegra que todo vaya bien.
Un besote!
LUISMA
¡Qué bien os lo montáis!
No lo sabes tú bien, Miguel. Y Madrid es sólo una pequeña parte...
Carol, nos podemos proponer como probadoras oficiales de los vuelos que inauguren. El próximo: Basilea.
Miguel, como ves, nos cuidamos.
Os odio jaja. Me río pero os odio igual. No sé como lo haceis, pero ché, son cosas que me pierdo por haber decidido mudarme. A ver si organizáis alguna que me pille cerca...
Xavi, la próxima locura será para ir a visitarte... Quiero, como ya te dije, un plan tan estructurado como apetecible, jijiji.
¡¡Hasta mañana!!
Carol, no es por joder ni nada, pero esa canción es de Antonio Flores.
Yo este año ya he estado dos veces en Madrid y puede que despida el 2008 allí también. Ya veremos.
Xavi, no te preocupes que en febrero nos tienes allí. ¡¡No tendrás escapatoria!!
¡Hasta la noche!
Rafael, si no estoy equivocada -y tampoco es por joder- «Pongamos que hablo de Madrid» está compuesta por Sabina. Antonio Flores, creo, hizo una versión.
No estás equivocada.
Siempre he creído que era una canción de Antonio Flores ya que he escuchado otra versión de otro grupo y nunca hicieron referencia a que la canción era de Joaquín Sabina.
Mea culpa.
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