Decía que le resta poco a este 6 de enero. El día de la ilusión. La jornada donde todos recuperamos parte de la inocencia ya perdida y disfrutamos con los regalos propios y sobre todo con aquéllos que reciben nuestros pequeños.
Sin embargo, las malas noticias copan estos días la actualidad. El inicio de 2009 no ha sido muy esperanzador. Basta con ver un informativo o echar un ojo a cualquier periódico. Y encima la lotería sigue sin tocar, para así no cambiar el signo marcado por la Diosa Fortuna.
Pero, por suerte, no todo son desgracias, muertes, desolación y malas noticias. Hoy, nos ofrece una lectura (de las pocas, porque los conflictos monopolizan todas las opiniones) que merece la pena. Una «deliciosa» carta a Sus Majestades que le dibuja al lector más de una sonrisa. Y eso no es poco.
Dada la coyuntura, vamos a hacer un recorrido por los presentes que Sus Majestades han pensado que le vendrían que ni pintado a una serie de seres influyentes que tenemos ahí por ver si de ese modo regatean el carbón y, así, no se nos ponen más tensos de lo conveniente.
Para Camps/Castedo, una unidad de destino en lo universal prácticamente, el palacio de Congresos pero sin cónclave propio por si acaso.
A Valenzuela, nada de palacios. Con el Palas mismo se conforma.
Ripoll tiene juegos de sobra.
Al alcalde de Elche, la palmera más alta que haya a mano para distinguir lo que le rodea.
Para Alarte, no hay duda: «El nombre de la rosa», a ver si de ese modo da con la denominación.
También se cuela en esta lista Bill Richarson, destinado a convertirse en el introductor del molt ante la Administración Obama. Pero el gobernador del Estado de Nuevo México, que iba a hacerse con la cartera de Comercio, acaba de renunciar por un presunto caso de corrupción. Para que se oriente de una vez, recibirá contra reembolso una foto de Fabra.
A Enrique Ortiz, una urbanización, un plan, un equipo pero, eso sí, siempre que sean de Primera.
Dada su estrecha relación actual con el rey Melchor saben que, al mandamás del Alicante, lo que más le conviene es un entrenador recargable.
A Juande Ramos, lo único que le falta esta temporada: dirigir en la «enebeá».
Para Pedro Solbes, las actuaciones completas de Gila, que es lo que terminan siendo los presupuestos cada vez que los presenta últimamente.
A Font de Mora: Educación.
Y a Cholbi, no hay que darle más vueltas porque se trata de uno de los pocos desempeños que en estos siglos no ha realizado. Evidentemente, un «Erasmus».
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