Hoy toca hablar sobre las plataformas ciudadanas. O, la cobardía personificada, según el grado de diplomacia con el que hablemos. Desde hace años, me han causado mucha curiosidad las iniciativas que proponen este tipo de asociaciones. Propuestas que apenas tienen el respaldo de la gente... Pero ahí siguen ellos en su empeño. Crepúsculos medio organizados que, cara a la galería, defienden los derechos de los vecinos de un determinado lugar. Pero que, en realidad, no son más que la unión de un grupo de políticos (cobardes y/o fracasados) que no saben qué hacer para conseguir su dosis de protagonismo.
¿Por qué toca hoy esta reflexión? Digamos que viene motivada por las Jornadas de la Ciudad, organizadas por la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas, la manida PIC. Cuatro ilustrados (eso sí) que se juntan, se escuchan y pare usted de contar. Dicen los miembros de este apéndice político que la presente actividad pretende «regenerar la opinión pública» y «fomentar el debate» en la «democracia alicantina, que está muy adormecida y donde pocas entidades formulan propuestas». Qué buena voluntad. Sólo les falta colaborar con alguna ONG para optar al distintivo de «alicantino perfecto».
Ironías aparte… ¿Se creen ellos, sinceramente, esa voluntad que pretenden demostrar ante los medios de comunicación? ¿Son conscientes del nulo interés que despiertan en la población? Y no me vale acusar a la gente de «pasota» para ocultar el fracaso de sus iniciativas. No movilizan porque el ciudadano, más listo de lo que ellos apuestan, ya no confía en las hipotéticas buenas intenciones que siempre arrastran algún interés oculto.
Pero yendo más allá. ¿Alguien piensa que sus intenciones no tienen un trasfondo político? Eso sí, desde una posición muy cómoda, casi privilegiada. Ellos hablan, critican, juzgan, sentencian… pero en ningún momento se exponen al juicio del ciudadano, como sí hacen sus compañeros. ¿No son más valientes, por ejemplo, los socialistas que formaban la lista en las últimas elecciones locales? Ellos dieron la cara, salieron trasquilados, pero se presentaron ante los alicantinos para que éstos pudieran elegir. Ellos, sin embargo, no. Hablan, hablan... pero que el golpe se lo lleven otros. Uno de los miembros más activos de la PIC, Manuel Alcaraz, reconocía el otro día en un chat organizado por diario Información que «algunos amigos socialistas» les tenían «celillos». ¡Faltaría más! ¿Qué os van a tener, respeto? Mientras ellos ponen la mejilla, una y otra vez, vosotros os limitáis a refugiaros tras unas zarzas a la hora de la verdad.
¿A quién quieren engañar? CC OO, UGT… defienden los derechos de los trabajadores. Coepa, a los empresarios. Asaja, a los jóvenes agricultores. Y así, mil ejemplos. Pero, ¿en favor de quiénes trabajan estas plataformas? ¿Por los ciudadanos? Si quieren hacer política… que la hagan. Pero en igualdad de condiciones que el resto. Vale ya de cobardes intenciones.
¿Por qué toca hoy esta reflexión? Digamos que viene motivada por las Jornadas de la Ciudad, organizadas por la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas, la manida PIC. Cuatro ilustrados (eso sí) que se juntan, se escuchan y pare usted de contar. Dicen los miembros de este apéndice político que la presente actividad pretende «regenerar la opinión pública» y «fomentar el debate» en la «democracia alicantina, que está muy adormecida y donde pocas entidades formulan propuestas». Qué buena voluntad. Sólo les falta colaborar con alguna ONG para optar al distintivo de «alicantino perfecto».
Ironías aparte… ¿Se creen ellos, sinceramente, esa voluntad que pretenden demostrar ante los medios de comunicación? ¿Son conscientes del nulo interés que despiertan en la población? Y no me vale acusar a la gente de «pasota» para ocultar el fracaso de sus iniciativas. No movilizan porque el ciudadano, más listo de lo que ellos apuestan, ya no confía en las hipotéticas buenas intenciones que siempre arrastran algún interés oculto.
Pero yendo más allá. ¿Alguien piensa que sus intenciones no tienen un trasfondo político? Eso sí, desde una posición muy cómoda, casi privilegiada. Ellos hablan, critican, juzgan, sentencian… pero en ningún momento se exponen al juicio del ciudadano, como sí hacen sus compañeros. ¿No son más valientes, por ejemplo, los socialistas que formaban la lista en las últimas elecciones locales? Ellos dieron la cara, salieron trasquilados, pero se presentaron ante los alicantinos para que éstos pudieran elegir. Ellos, sin embargo, no. Hablan, hablan... pero que el golpe se lo lleven otros. Uno de los miembros más activos de la PIC, Manuel Alcaraz, reconocía el otro día en un chat organizado por diario Información que «algunos amigos socialistas» les tenían «celillos». ¡Faltaría más! ¿Qué os van a tener, respeto? Mientras ellos ponen la mejilla, una y otra vez, vosotros os limitáis a refugiaros tras unas zarzas a la hora de la verdad.
¿A quién quieren engañar? CC OO, UGT… defienden los derechos de los trabajadores. Coepa, a los empresarios. Asaja, a los jóvenes agricultores. Y así, mil ejemplos. Pero, ¿en favor de quiénes trabajan estas plataformas? ¿Por los ciudadanos? Si quieren hacer política… que la hagan. Pero en igualdad de condiciones que el resto. Vale ya de cobardes intenciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario