El balón ronda el área inglesa, Etoo lucha la posesión y consigue que el esférico le llegue, de rechace, a Messi. La «pulga» coge a «su chica» y se la cede con generoso a Iniesta, en paralelo a la línea de fondo, besando el suelo… Y ahí, ¡Dios se hizo culé! El manchego, a la cruceta, inalcanzable para Cech… muy cerca del paraíso. En el punto más imposible, destino a Roma.
Stamford Bridge enmudecía. El barcelonismo extasiaba de placer. Estoy convencida de que la felicidad, si existe, debe ser algo muy similar a lo vivido esta noche. Mejor, no. ¿O sí? La respuesta en dos semanas...
2 comentarios:
Ha sido la cima del placer. Y sufriendo, como debe ser.
Era el gol que soñaba. En el último minuto, cuando el Chelsea ya no pudiera reaccionar. ¡Cómo me pone sufrir dos horas y alcanzar tal orgásmico estado!
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