«Si alguna vez fui sabio en amores, lo aprendí de tus labios cantores. Si alguna vez amé, si algún día después de amar, amé, fue por tu amor, Lucía». Ésta, Lucía, ha sido la última palabra que se ha escuchado en el Teatro Principal esta bochornosa noche de julio. Tras ella, una sentida y prolongada ovación ha agradecido al cantautor del Poble Sec, a Joan Manuel Serrat, el espectáculo traído hasta Alicante.
El maestro ha dejado, como habitúa, un halo de cercanía y sentimentalismo, siempre regado al detalle con ese humor tan personal, arraigado en la Barcelona más humilde.
Con un amplio –aunque nunca suficiente– repaso a ese repertorio que no deja de sumar éxitos, Serrat ha conseguido que, durante algo más de dos horas, nos reinventáramos. Sí, ha logrado que cada uno de los fieles que hemos abarrotado el Principal hayamos experimentado el sentir de mendigos, viajeros, jóvenes, libres, deseados y, sobre todo, amados.
Ese carácter intimista de «Serrat 100x100» ha sido una realidad gracias a dos genios de la música –el «Nano» y Ricard Miralles–, que tan sólo se han hecho acompañar por otros tantos instrumentos, tan personales como fascinantes: un largo piano de cola de un brillante tono azabache y una guitarra acústica de aire desértico. Con esos elementos sobre el escenario, le ha tocado el turno a Serrat, quien no ha dudado un ápice a la hora de desplegar esa vibrante voz, junto a la poesía que tanto caracteriza a cada una de sus letras.
El maestro ha dejado, como habitúa, un halo de cercanía y sentimentalismo, siempre regado al detalle con ese humor tan personal, arraigado en la Barcelona más humilde.
Con un amplio –aunque nunca suficiente– repaso a ese repertorio que no deja de sumar éxitos, Serrat ha conseguido que, durante algo más de dos horas, nos reinventáramos. Sí, ha logrado que cada uno de los fieles que hemos abarrotado el Principal hayamos experimentado el sentir de mendigos, viajeros, jóvenes, libres, deseados y, sobre todo, amados.
Ese carácter intimista de «Serrat 100x100» ha sido una realidad gracias a dos genios de la música –el «Nano» y Ricard Miralles–, que tan sólo se han hecho acompañar por otros tantos instrumentos, tan personales como fascinantes: un largo piano de cola de un brillante tono azabache y una guitarra acústica de aire desértico. Con esos elementos sobre el escenario, le ha tocado el turno a Serrat, quien no ha dudado un ápice a la hora de desplegar esa vibrante voz, junto a la poesía que tanto caracteriza a cada una de sus letras.
Decía Joan Manuel, recordando un viejo proverbio chino, que nunca te bañas en el mismo río, porque ni el agua que corre por él es la misma ni tú tampoco lo eres. Dándole la razón, al dicho y a Serrat, un recital del «Nano» nunca es igual. Es imposible tener la sensación de haber nadado ya en esas aguas. Hace apenas unos meses, disfruté de la parada de «100x100 Serrat» en Elche. Hoy, he gozado con el paso de la gira por Alicante. Y, juraría, que todo ha sido, casi, radicalmente diferente. Una noche irrepetible, que volvería a vivir mañana mismo.
1 comentario:
Ya sabes que hoy repiet...Pero si quieres cambiar de aires y ver y oír Jazz aún puedes venirte hoy al Tossal...
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