Las primeras críticas llegaron el mismo lunes, pero la actualidad informativa se las acabó devorando. Ahora, con más tiempo, leo que «La Asociación de la Prensa de Madrid (APM), la Unió de Periodistes Valencians y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape) critican que el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, hiciera pública a través de un vídeo su reacción al carpetazo judicial a su implicación en el Caso Gürtel».
La citada grabación incluía una declaración institucional de Camps sobre la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) de archivar su causa por un presunto delito de cohecho. Una fórmula para evitar las preguntas y enfrentarse, por ende, a los periodistas.
Por desgracia, es una práctica habitual del Molt Honorable. Aunque no exclusiva de él. Cada vez resulta más común que en las ruedas de prensa no estén admitidas las preguntas o que, por ejemplo, en los mítines políticos la señal sea única y facilitada el partido político en cuestión. Una perversión total de la libertad de prensa.
Llegados a este punto, abogo por que el error no es de los políticos (ellos serían los responsables, en todo caso, pero no los únicos culpables) sino de los medios de comunicación que permiten este tipo de prácticas. Si hubiera cierto corporativismo -o unión, como queramos llamarle-, los periódicos, radios, televisiones se tendrían que negar a informar siempre que se vulnere el ejercicio profesional de los periodistas.
Omitamos cualquier acto que seccione la libertad del periodismo. Pronto cambiarían las tornas. Seguro. O, mejor, acudamos a esos eventos e informemos de que fulanito no permite preguntas o que menganito impide grabar imágenes propias a cada medio… ¡Qué pronto se solucionarían estas prácticas tan poco democráticas! Aunque lo fácil (cómodo) es «ladrar», pero en voz baja, no se vaya a crear un estruendo desmesurado.
La citada grabación incluía una declaración institucional de Camps sobre la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) de archivar su causa por un presunto delito de cohecho. Una fórmula para evitar las preguntas y enfrentarse, por ende, a los periodistas.
Por desgracia, es una práctica habitual del Molt Honorable. Aunque no exclusiva de él. Cada vez resulta más común que en las ruedas de prensa no estén admitidas las preguntas o que, por ejemplo, en los mítines políticos la señal sea única y facilitada el partido político en cuestión. Una perversión total de la libertad de prensa.
Llegados a este punto, abogo por que el error no es de los políticos (ellos serían los responsables, en todo caso, pero no los únicos culpables) sino de los medios de comunicación que permiten este tipo de prácticas. Si hubiera cierto corporativismo -o unión, como queramos llamarle-, los periódicos, radios, televisiones se tendrían que negar a informar siempre que se vulnere el ejercicio profesional de los periodistas.
Omitamos cualquier acto que seccione la libertad del periodismo. Pronto cambiarían las tornas. Seguro. O, mejor, acudamos a esos eventos e informemos de que fulanito no permite preguntas o que menganito impide grabar imágenes propias a cada medio… ¡Qué pronto se solucionarían estas prácticas tan poco democráticas! Aunque lo fácil (cómodo) es «ladrar», pero en voz baja, no se vaya a crear un estruendo desmesurado.
1 comentario:
Esta práctica la utilizan también los famosillos o cantantes del tres al cuarto...como bien dices si la prensa volara de esto, no lo harían, pero la prensa prefiere tener esas declaraciones a no tener nada. Se quejan de que no les dejan preguntar, pero acuden a estas ruedas de prensa. Es como un círculo vicioso.
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