24 de septiembre de 2010

¿Te vienes?

[Ring, ring, ring…]

A un lado de la línea telefónica: Salgo para casa...
Al otro: ¿Vienes ya? Pero, ¿qué hora es?
A un lado de la línea telefónica: ¿Cómo que ‘ya’?
Al otro: Bueno, como sueles llegar…

Con esta concisa conversación abandonaba hace apenas unos minutos la redacción. Y hoy, sí, por fin, lo he conseguido. He vuelto a poner el pie en la calle el mismo día en el que lo puse por última vez. Todo un logro: salir antes de la medianoche. ¿Qué ha supuesto este pequeño paso en mi rutina? Cenar con relativa tranquilidad y poder acostarme con la compañía de ‘El partido de las 12’. Lo reconozco, me ha hecho ilusión.

‘El partido de las 12’, de Juan Antonio Alcalá y Joseba Larrañaga, se ha convertido en esa nueva apuesta de radio deportiva nocturna, limpia de polémicas artificiales, repleta de buen humor y que consigue ‘robarte’ la última sonrisa del día… Y todo, aunque parezca mentira, en la COPE. Esa emisora que, a su vez, se ha caracterizado en los últimos años por encabronar al más tranquilo de los oyentes que osaba sintonizar el 89,6 (en Alicante) en cualquier franja horaria.

¡Gracias, Dani (Anido)! Debes estar orgulloso de lo conseguido, cribar a los elegidos y apartar a los vulgares. Aunque equivocaste, zoquete, las posiciones. En la parte superior del cedazo, dejaste el oro. Dícese de Paco González, Pepe Domingo Castaño, Jorge Hevia, Joseba Larrañaga, Tomás Guasch, Manolo Oliveros, Rubén Martín, Miguel Ángel Paniagua… Y así, por suerte, un largo etcétera. Y de vuelta al símil, allá en el cauce del río reposa José Ramón de la Morena. Da gusto que su condición le haya llevado a colarse por los minúsculos agujeros del instrumento que separa la calidad de la mediocridad.

Ahora, todos contentos. Bueno, falta ‘Mister X’ (que no es cuestión menor). Pero, a buen seguro, dejará la Gran Vía, atravesará la calle Alcalá, para recalar cerca de Cibeles. El legado (Carrusel) permanecerá en la SER, pero la esencia humana que ha convertido a ese espacio radiofónico en historia 'viva' de la radio ya se divierte en la COPE. Y con ellos, todos los 'limones'.

Acerca de los ‘nombres’, hace unos días, un amigo me planteó una cuestión, a priori, de respuesta inmediata. “¿Con cuál de los fichajes de la COPE te quedas?, ¿cuál daña más la línea de flotación de la SER?”, me preguntó. La primera respuesta, por deformación profesional, tenía nombre y apellido: “Paco González”. Sin embargo, me contuve y le respondí la segunda idea que daba vueltas por mi cabeza. “Déjate de las caras, quédate con la idea”, le contesté. La cara de póquer me llegó como réplica.

Transcurridos unos segundos, le expliqué mi teoría fundamentada en un seguimiento casi al instante del culebrón deportivo del verano, en el que los fichajes –de jugadores– quedaron relegados a un segundo plano a favor de la lucha pública entre COPE y SER.

El “concepto” suele ser el punto de partido de los publicistas cuando tratan de explicar, normalmente sin éxito, el porqué de una campaña de imagen. En este caso, esa idea se ejemplariza en los dos eslóganes principales de la nueva temporada de la COPE.

“Donde nos gusta estar” y “¿Te vienes?” condensan la ristra de nombres que han desembarcado en la “emisora de los obispos” en las últimas semanas. A ellos, dicen, ahora les gusta estar en la COPE. Y es lógico. Todos deseamos trabajar en un lugar donde se valore nuestra actitud (dedicación) y, aquéllos que la tengan, la aptitud (capacidad)… Este trasvase radiofónico ha confirmado que el paravientos del micrófono se cambia con suma facilidad. Lo fundamental, vemos, viene de la mano de la confianza, del apoyo sincero de los responsables del medio de comunicación… Y eso, en los tiempos que vivimos, es harto complicado. [¡Eh, Anido…!]

Decía en aquella respuesta que, acerca de la pugna de los trasatlánticos (al margen de Paco), me quedo con los lemas de la campaña promocional de la COPE. Me ganaron desde su primera escucha. Cuesta pensar dos frases que sinteticen mejor esa primera batalla ganada por la COPE. Para la victoria definitiva, la del EGM, habrá que esperar hasta diciembre. Yo, ya me he cambiado. ¿Y tú, a qué esperas?

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