6 de octubre de 2010

La dieta del hígado

Del mismo modo que paseando por Madrid puedes aparecer de súbito en Buenos Aires, buscando un foro sobre el hígado caí en uno sobre tortugas. Lo de Buenos Aires me ocurrió hace poco: llegué antes de lo debido a una conferencia y decidí dar una vuelta por los alrededores, para hacer tiempo. Como no conocía la zona, vagué al azar, dejándome guiar por mi instinto. En esto, apareció a mi derecha una calle rara, de casas bajas, que contrastaba con la arquitectura de la zona y entré en ella. No había recorrido ni cien metros cuando me di cuenta de que me encontraba en un suburbio de Buenos Aires que había visitado en mi último viaje a Argentina. La situación me hizo gracia, parecía que estaba dentro de un sueño. Entré en un bar a tomarme un gin tonic y dio la casualidad (¿casualidad?) de que lo regentaba una pareja de jóvenes bonaerenses. Quiere decirse que me tomé dos.

Cuando vi que se me hacía tarde para acudir a la conferencia pagué (en euros) y salí a la calle preguntándome cómo volvía yo a Madrid. Pero resultó sencillo: bastó deshacer lo andado para pisar de nuevo mi ciudad. Lo celebré comprando un décimo de lotería de Navidad en una administración que me salió al paso. Era el 10836 y estaba pegado al escaparate del establecimiento con la siguiente leyenda: "Número que juega la casa". Tengo el pálpito de que me va a tocar porque siempre que vengo de Buenos Aires me sucede algo bueno. Es una ciudad que da suerte a los extranjeros (pero sólo a los extranjeros), está documentado.

Venía todo esto a cuenta de que buscando un foro sobre el hígado di, sin querer, con uno sobre tortugas. No importa, me dije, también tengo una tortuga (aunque no, por fortuna, en el mismo sitio que el hígado). Resultó muy entretenido, y muy didáctico, pues los internautas discutían con pasión cuántas veces convenía dar hígado a las tortugas y si era preferible el de vaca o del de pollo. Este tipo de discusiones le alivian a uno de la actualidad política, donde nos someten a una dieta aburridísima de declaraciones y contradeclaraciones idénticas. Parece que el hígado de pollo tiene más vitaminas que el de vaca, aunque es más difícil de conseguir. Lo digo por si tiene usted una tortuga.



*Para cambiar de tercio, qué mejor que un viaje de la mano de Juanjo Millás, un orfebre de las palabras. El artículo se publicó a mediados del pasado mes, y hoy me apetecía volver a divertirme con su lectura. Es gratis y gratificante.

2 comentarios:

Raúl dijo...

Cierto, evade un poco. Y está a punto de sacar un nuevo libro a finales de octubre.

Te voy a pedir el de El mundo, que lo quiero releer y el mío está en paradero desconocido después de haberlo dejado...

Unknown dijo...

Del mismo modo que una vez yo compré un ordenador y me encontré un marido, o que buscaba información para un asunto sobre la moda de los gin tonics y caí en tu blog sobre hígados y tortugas. Tan contenta me ha dejado la lectura que me voy a servir un poco de ginebra Magellan con tónica schweppes. Saludos!