28 de abril de 2010

Una casualidad más (o menos)

Pregunta: La política también es machista.
Sonia Castedo: Por supuesto. Las críticas que me hace la oposición siempre llevan palabras como flores, fotos… Si lo analizamos, vemos que en la política también se es machista

P.: Pero, ése no será el motivo de su relación distante con miembros del PSOE.
S.C.: No. Va más allá. Uno de mis defectos es que no sé disimular. A veces debería, pero no puedo. Es cierto que existe una relación muy distante con algunas personas del Grupo Municipal Socialista, y se nota. Con otros, mantengo una relación más cordial.

P.: ¿Se podrían mejorar esas relaciones?
S.C.: Sería rozar la utopía, porque en política anteponemos los intereses del partido.

P.: Pero usted se declaraba una idealista de la política…
S.C.: Y me mantengo. Me considero idealista, porque con tiempo, trabajo, paciencia y serenidad se puede llegar a conseguir mucho. Por eso aspiro a cambiar el concepto que se tiene de los políticos. Y a mí me han intentado manchar con acusaciones, he estado tres veces en los juzgados, y lo han archivado todo. Pienso seguir peleando para demostrar que hay políticos honestos. Y que somos muchos. Estoy convencida de que me meterán otra querella antes de las próximas elecciones, con la única finalidad de conseguir en los juzgados lo que no logran en las urnas.

[...]

Una práctica de la Universidad me llevó a principios del pasado mes de enero a la Alcaldía del Ayuntamiento de Alicante. Allí me reuní con Sonia Castedo, una larga conversación que dejó tantos titulares como aspectos a tener en cuenta de cara al futuro más inmediato.

Una de esas frases, que dejé apuntadas en la agenda, decía: “Estoy convencida de que me meterán otra querella [el PSOE alicantino] antes de las próximas elecciones, con la única finalidad de conseguir en los juzgados lo que no logran en las urnas”.

Pues hoy, echando un vistazo a las visitas de este blog… no he podido evitar dibujar una sonrisa con cierto ánimo de hilaridad. Y todo por el programa que me ofrece las estadísticas, encargado de remitirme dos datos, cuanto menos, curiosos. Dice que desde el “Partido Socialista del Pais Valenciano”, durante la mañana de ayer, accedieron al blog tras buscar en Google “sonia castedo imputada”…

Con todo, podemos concluir que la oposición ya está preparando el ‘programa electoral’ para las próximas elecciones. ¡Qué celeridad! Bueno, también andan buscando candidato, pero de eso –tal vez– hablaremos en otra ocasión. A buen seguro, tiempo habrá.

27 de abril de 2010

Una agenda patas arriba

Llevo días intentado poner cara al responsable de la nueva campaña de imagen del Gobierno de Zapatero… Porque hay que reconocerle su mérito. Lo tiene, y más desde una perspectiva periodística, ya que ha conseguido cambiar la agenda de todos los medios de comunicación en apenas unos días. La crisis económica, que ha sido nuestra razón de ser en los últimos meses, ya no importa. Y, claro, no porque hayamos salido de ella.

Ahora, parece ser, lo relevante nos empuja a discusiones sin fin (y sin un principio definido) sobre las instituciones jurídicas del país. Un debate distante de la realidad, aunque ojalá no sea útil. Por ello, por esa capacidad para centrar la atención en cuestiones accesorias, me gustaría ponerle cara al responsable que ha relegado los titulares con cifras (económicas) a un segundo plano en favor de las manifestaciones (cuasi sindicales) contra el Tribunal Supremo o Constitucional…


PD.: ¿Por qué aquéllos que se erigen como representantes de los trabajadores descartan, una y otra vez, organizar protestas para conseguir una reforma laboral acorde con la actual situación económica? Bueno, es normal, están ocupados en otros menesteres para compensar favores gubernativos. Los pagos, siempre, se devuelven y con intereses.

Vuelve la lógica... por ahora

Satisfecha. Sí, así me siento tras conocer la última novedad de informacion.es. La web informativa ¡recupera el servicio de comentarios! Apenas dos semanas después de cerrar la participación, un nuevo sistema entra en escena a partir de hoy. Ahora falta comprobar si la herramienta -más acondicionada al trabajo web- da sus frutos, pero cuanto menos permitirá ofrecer un producto acorde a los requisitos mínimos que requiere cualquier diario digital. Porque, hasta la fecha, además de la 'permanente' actualización, la ventaja más destacable (y diferenciadora) de estos medios aún imberbes reside en la comunicación directa con los lectores.

Dicen que rectificar es de sabios. También, no nos engañemos, de errantes. Y vagabundear en un mundo tan vertiginoso como Internet te hace perder varios cuerpos de ventaja. Así que felicidades a los 'premiados': "informacion.es restablece los comentarios en las noticias".

23 de abril de 2010

No somos nadie

El vigésimo aniversario del telescopio espacial Hubble se ha convertido esta tarde en la excusa para cerrar el Informativo de TVE con una galería de inimaginables instantáneas de lo que nos espera ahí afuera, donde ‘no somos nadie’ a tenor de la imágenes capturadas por uno de los proyectos “más exitosos” de la Nasa.

La frase ‘No somos nadie’, ya hecha expresión, también se me pasó por la cabeza en varias ocasiones durante las Jornadas Internacionales de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández, que se celebraron el pasado jueves y viernes. Una edición, la quinta, que pone el punto (casi final) a un ciclo que se inició el 26 de septiembre de 2005. Por aquel entonces, arrancaba la titulación de Periodismo en la UMH. Ahora, cinco años después, los primeros en pisar la calle hemos vivido (y, en mi caso, disfrutado al máximo) las últimas jornadas con nuestro actual ‘status’ de universitarios.

Me vino a la cabeza ‘no somos nadie’ cuando el periodista marroquí Ali Lmrabet explicaba, con un discurso reflexivo, su constante actividad en pro de un profesión libre en su país de origen, donde vive rodeado de amenazas pero, aseguró, sin miedo a la ‘muerte’. Mientras que nosotros, proyecto de aprendices, hacemos mundos sin cimientos, a partir de ciertas ‘advertencias’ que creemos percibir de los poderes más cercanos, allí, a unos cientos de kilómetros, la cárcel no deja de ser un alto en el camino para los que creen en la libertad, para los valientes que ponen en juego su vida al evitar que les tapan la boca o les maniaten.

Tampoco ‘somos nadie’ si se escuchan con atención las experiencias de dos jóvenes periodistas: Ander Izaguirre y Juanlu Sánchez. Uno, el primero, no duda en viajar hasta Pakistán para ser ‘la voz’ de una expedición dispuesta a hacer cumbre en el Karakorum. Ni tampoco en cruzar el Atlántico para conocer la realidad de los niños ‘mineros’ en Bolivia. El segundo, miembro fundador de periodistahumano.com, relata con pasión una aventura rodeada de escasos recursos económicos que le llevó a escarbar en la otra cara más vista de Marruecos, la inmigración y sus porqués.

¿Qué tal el testimonio de un controvertido free-lance que fue testigo de la operación Plomo Fundido? Alberto Arce vivió una arriesgada y apasionante estancia en la Franja de Gaza, donde llegó a departir con los máximos responsables de la organización Hamás, principal objetivo del Ejército israelí.

Para continuar, por ejemplo, Javier Sancho, un andaluz con acento nicaragüense que centró su intervención en Colombia. Ese país gobernado por “presidente asesino” y unos “paramilitares sin escrúpulos”, que desgracian a numerosas familias con sus violentos actos sexuales, entre otras detestables ‘perlas’.

Y, qué nos vamos a creer… si leemos el currículo de Ramón Lobo: Irak, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Serbia, Kosovo, Haití, Afganistán, Líbano, Israel, Palestina, Filipinas, Kenia, Ruanda, los dos Congos, Guinea Ecuatorial, Guinea Conakry, Etiopía, Sierra Leona, Uganda, Nigeria, Zimbabue, Namibia, Liberia, Níger, Mozambique, Suráfrica, Suazilandia, Somalia… Una lista sin fin. Todos esos lugares, lidiadores de conflictos, ha recorrido el corresponsal de El País en las dos últimas décadas. ¿Qué nos vamos a creer? Nadie.

Aquí, en tierra firme, las historias distan de las realidades que se viven en esas tierras, a miles de kilómetros del ‘mundo occidental’. Por ello, es fácil sentirte pequeño, ‘casi enano’, en comparación con Lmrabet, Izaguirre, Arce, Sancho, Lobo… No obstante, resulta confortable escuchar sus historias, crecer con sus experiencias y comprobar que hay vida más allá... Más allá de nuestra realidad. Sin necesidad, tampoco, de conocer los mundos que descubre Hubble.

21 de abril de 2010

Tal vez...

Esta tira cómica, en realidad, no deja de ser una excusa para reflexionar con una sonrisa dibujada en la cara... o, tal vez, algo más. Algo similar ocurre con la última edición de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo. ¡Qué mejor que organizar unos galardones... y dejarlos en casa! No dudo de tal merecimiento, con el "caso Gürtel" como trasfondo... o, tal vez, sí.

12 de abril de 2010

No es nada personal...

No tenía por qué llegar. Y ni los más viejos del lugar podían prever un tropiezo tras otro durante seis jornadas. Ni los cenizos crónicos. Nadie. Pero los números están ahí y son implacables. No dan tregua.

Tan fuerte es el golpe, aunque no definitivo, que duele mirar la clasificación de Segunda División. Después de demasiadas semanas, el Hércules no aparece resaltado en la tabla provisional. Algo inimaginable cuando el conjunto de Esteban Vigo gobernaba la categoría de plata, cuando todos –seamos francos– hacíamos cálculos de la fecha que certificaría el esperado ascenso…

Ahora, sin embargo, los gestos languidecen y el optimismo ejerce de mero amigo pasajero. Más si cabe en una afición, digamos (con tal de no herir susceptibilidades), particular. Una masa social –tan fiel como manden los resultados– que a la mínima ejerce su vara de mando, saca a paseo las telas blancas y provoca sonidos tan agudos como injustos si el fútbol tuviera memoria histórica. Pero no la tiene. Como tampoco Luciano Varela.

A estas alturas, poco queda. Tan sólo generar confianza –ya que no hay motivos para que surja–, tragar orgullo –al estilo del empresario “de las galletas”– y tener paciencia para acceder al santuario de la Santa Faz –ya no es creer, pero ahora todo vale–. También creer en Farinós, Deli, Tote, Calata, Abraham, Kiko, Peña, Juanra, Tiago, Sergio... ¿Verdad que hay motivos para mantener la fe? Vale creer, incluso, en los incetivos menos éticos que se acercan al ritmo del paso de las jornadas. ¡Va bene tutto!

11 de abril de 2010

Una patada a la despensa

Una labor constante, sin descanso. Un objetivo ambicioso, a la vez que razonable. Y todo amparado en la realidad: los diarios digitales van ganando terreno, como demuestran las estadísticas.

Sin embargo, este crecimiento paulatino, dicen los más optimistas que de futuro exponencial, se basa en la participación activa y continua del ciudadano, del lector más cibernético. Sin ella, sin esa interactividad, los argumentos de la revolución digital quedan reducidos al máximo.

Por ello, no llego a entender ni, por tanto, sé explicar cómo un medio –joven y ambicioso– puede decidir prescindir de la participación de los lectores, el ‘comente la noticia’.

Tampoco comprendo el mínimo control que se ejercía –hasta la eliminación del servicio– sobre tales comentarios, como se estila en la mayoría de los medios digitales. Insultos, acusaciones, menosprecios… copaban la mayoría de las opiniones. Y esta sensación se puede generalizar a gran parte de los diarios digitales. Un inicio, como la mayoría, algo trastabillado y con amplio margen de mejora.

Pero entre lo uno y lo otro debe existir un término medio. Porque ahí, como suele ocurrir, reside la virtud. Un espacio de información sin la voz del lector es un lugar vacío. Sin olvidar que un espacio de información con la voz más impertinente del lector tan sólo genera alboroto, da pábulo a acusaciones infundadas y echa atrás razonamientos fundamentados.

Esa equidad, entre opinión y mesura, debe ser el objetivo de los aún imberbes medios digitales. Y la ausencia de esa participación de los lectores y de su posterior control no deja de ser un paso atrás, una patada a la despensa que tanto trabajo le costó rellenar a la hormiguita.

5 de abril de 2010

Un instante... "estelar"

El viaje llegó casi sin preverlo, pese a estar cerrado semanas atrás. Pero la intensa actividad que me ocupa desde febrero –y a la que, parece ser, le queda poco tiempo de vigencia– me impidió saborear los prolegómenos. Con lo que gustan…

Así, en cuestión de horas, llegábamos al destino. Tras aterrizar, camino hacia el hotel para dejar la maleta y saciar el hambre en plena Gran Vía. Sí, de nuevo en Madrid. La ciudad que siempre tiene reservada alguna sorpresa.

En apenas unas horas arribaba el resto de la expedición, y allí fuimos a esperarles. Entre tanto, un largo paseo por puntos de Madrid tan dispares como cercanos. Cuando la noche ya era cerrada, en plena Plaza de España, se produjo el desembarco del espíritu de Miguel Hernández más periodístico. Unas ‘tapas’ para abrir boca y a cenar, a modo de rutina.

Decía que la capital siempre sorprende, aunque presumas de manejarte entre sus calles. Y así volvió a ser. Nuevas esquinas, nuevas compañías… sensaciones inmejorables. Siempre tan efímeras que te dejan con ganas de repetir. Con apetito de mucho más.

La primera noche se inauguró en el ‘Museo Chicote’ para echar la persiana a ‘La Vía Lactea’. Dos históricos espacios nocturnos, que han vivido de formas muy diferentes el tránsito por los últimos lustros. Mientras el primero poco tiene de aquel ‘garito’ al que acudía lo más ‘granado’ de la sociedad del pasado siglo, el segundo –dicen– se conserva a la perfección. Tanto que hasta las paredes dan muestra de aquellos grupos que pasaron en plena ‘Movida madrileña’ por ese legendario escenario de Malasaña. Hogaño, más mundano.

Recordaba ‘La Vía Láctea’ de oídas, consecuencias del peso de su historia. Ahora ya forma parte de mi existencia más capitalina. Más modesta, pero también más propia. Me llevé interesantes conversaciones, reacciones sorprendentes, innumerables sonrisas y una curiosa charla con un californiano de paso por Madrid y con destino a Sevilla, para a acudir a la boda de un compatriota. ¡Cosas de la capital!

En el regreso a la gran vía madrileña, más en boga por su centenario, nos acompañó ‘Manu’ y su ‘amigo’. Dos ‘bukaneros’ vallecanos que monopolizaron los últimos pasos por un barrio ya en penumbra. Entonces, el reloj apuraba su primer tercio de esfera. Señal de que en apenas unas horas nos esperaba la Cadena Ser. Porque no se concibe una visita a la capital, sin unos minutos (u horas, según el plan) en Gran Vía, 32. Allí todo estaba igual. Tan sólo, las nuevas instalaciones se mostraban más próximas a su inauguración. Los estudios, la redacción, Francino… todo en su sitio. De allí, conservo una agradable charla con Cristina López Benedicto. Una de esas voces que te acompañan a lo largo de la vida y que un ‘encargo’ me permitió ponerle cara.

Las experiencias ya vividas nos llevaron, poco después, al Congreso de los Diputados. Se presentaba, a priori, como más de lo mismo. Pero no fue así. Al margen de un recorrido por las dependencias camerales y de la asistencia a un pleno (que cuanto más ves, peor sangre se te hace por la desidia de los diputados), las emociones fuertes llegaron avanzada la jornada. Dos productivos encuentros con sendos periodistas muy vinculados a la Cámara Baja. Dos perfiles diferentes. Uno, al servicio del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados. Otro, ahora, al servicio de El País. Ayer, de Público. Y una semana atrás, de El Mundo. Toda una trayectoria que realza su marcado carácter y su impoluta profesionalidad.

A modo de curiosidad, el encuentro con la tercera autoridad del Estado. El presidente del Congreso, José Bono, tuvo a bien recibirnos en el Vestíbulo Principal, con la Reina Isabel II como testigo de excepción. Unos minutos muy suyos, que ni su guiñol hubiera representado mejor, donde no olvidó su etapa escolar en Alicante.

Por falta de expectación, quedó pendiente conocer la redacción de ABC –un buen ejemplo de integración del papel y la edición digital. Y, por exceso de pereza, algunos desechamos la opción de acudir a los estudios de La Sexta. A cambio, un buen plan, más cercano y productivo. De Santa Ana, a la Plaza Mayor y, de nuevo, a la zona de Huertas, hasta que el cuerpo mandó una señal de alerta. Al día siguiente, tercera jornada en Madrid, el ‘plan de vuelo’ me deparaba la cita más esperada… No obstante, como marca la experiencia, la decepción suele ser proporcional a la ilusión depositada en cualquier proyecto. Con perspectiva profesional, el más ambicioso llegaba a la vez que se apuraban las últimas horas fuera de casa. El miércoles tocaba visita al Pirulí, a las instalaciones de RTVE en Torrespaña. Y nada fue según lo imaginado. Aunque ahí la responsabilidad (si me soy fiel) no se debe achacar al otro, más bien a uno mismo. No consigo reproducir lo imaginado, pero sí confirmo que lo visto no sació mis expectativas. El cansancio físico, todo sea dicho, también debió ser un factor a tener en cuenta. Pero no el único. De allí, lo dicho, poco conservo. Recuerdo las conflictivas relaciones entre los trabajadores y la empresa -con unos edificios empapelados por los sindicatos-, las decenas de ordenadores sin dueño visible y… pare usted de contar. Las caras más reconocibles, siendo sinceros, no me ocuparon ni un pensamiento. Crucé mirada con Vicente Vallés, como todas las noches. Pero también lo hice una madrugada cualquiera en plena Rambla alicantina. Y sigo viendo igual… Lo que no pasa, pues, de ser una anécdota. Sí que ocupó mis pensamientos previos a la visita descubrir la otra cara de la televisión. Y así me quedé, con ganas de más. Con ganas de destapar el telón que cubre lo que no se ve de un medio repleto de secretos.

Tres días, pues, dieron mucho de sí. Kilómetros en las piernas, pocos trayectos en metro, nuevos rincones, menos secretos, horas de interesantes conversaciones, minutos de atenta observación, pocas preguntas, algunas respuestas. Un instante. Y los mismos interrogantes. Con todo, sería injusto e ingrato quedarse con el último regusto, pese a que tuviera algo de amargor. Tras saborear el menú degustación, deben predominar los toques agradables, salpicados de aromas dulces. Como así es.