En la Aula Magna, ante la mirada de unas doscientas personas, el rector concluía su intervención: «Doy por clausuradas las
IV Jornadas Internacionales de Periodismo». Los relojes aún no marcaban las 14 horas, y el último aliento para el curso presente ponía su particular punto final. Las excusas se acababan y el abismo (escenificado en mayo y junio) se acercaba irremediablemente. Recogida del diploma acreditativo, un bocadillo de la Galia y a Atzavares, a continuar con la rutina de los últimos meses. Ayer tocaba seguir con el
Plan de Producción. Por enésima tarde.
El miércoles, sin embargo, el ánimo era distinto. El aparcamiento, las caras, los trajes (que, pese a no estar hechos a medida, tan bien nos sentaban) dejaban patente que no era un día normal. Estábamos a mitad de semana, pero no había signos de Tributaria ni tampoco de Producción. Y todo porque comenzaban las Jornadas de Periodismo. Por cuarto año (tantos como llevamos en esta aventura), nos reuníamos en el Aula Magna para acomodarnos y empaparnos con las opiniones y la experiencia de profesionales. Aire fresco contra un año incómodo y algo frustrante en lo académico.
Convendremos todos que, por norma, la
mesa de apertura de este tipo de actos suele resultar tediosa y apenas ofrece titulares. Sin embargo, aquí fue todo lo contrario. Algo indicaba que este año iban a ser «moviditas» las Jornadas. El representante de la Generalitat (como ente patrocinador) cogió la palabra y dio un auténtico mitin político, que dejó alucinados a los presentes. Una exposición inapropiada en la que, José Manuel Vela, secretario autonómico de Economía y Presupuesto, despachó a gusto al presidente del Gobierno y alzó hasta un pedestal la política del jefe del Consell, el «Molt Honorable». Palabras que, si en un primer momento despertaron el asombro, pasado los minutos, acabaron causando hilaridad y risas cómplices entre compañeros y profesores. ¡Nadie dada crédito!
Con la «
Regulación de la profesión» se iniciaba, ahí sí, el debate sobre Periodismo. Una mesa con Juan Tomás Frutos, presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia; Leonardo Tomás, presidente de la Asociación de la Prensa de Alicante; y Pere Miquel Campos, socio fundador Unió de Periodistes Valencians, presentada por José Luis González. Se habló de las miserias de la profesión (sueldos, horarios, intrusismo…) y de los remedios. Y se concluyó que los murcianos tienen todo más claro que nosotros. ¡Qué cosas!
A continuación, una lección de vida de
David Beriain, que con una humilde presentación nos inyectó ánimo en vena, gracias a sus aventuras en Colombia, Afganistán, Irak, Cachemira, Darfur… Un personaje que poco o nada tenía que ver con el «Periodismo local», pero que supo «inventar» un hilo conductor para llevarnos a sus
aventuras con los guerrilleros de las FARC, por ejemplo. Junto a él en la mesa, otro joven periodista:
Borja Ventura.
Y tras la experiencia de los que representan el presente y que pronto se adueñarán del futuro, «
La encrucijada del papel en el ámbito local». Una mesa redonda que de tanto prometer (tal vez son el sector que más tiene que reinventarse para sobrevivir), se quedó en un… «pudo ser y no fue», debido a la ausencia de dos de sus ponentes. Sólo el director de La Verdad, José María Esteban, acudió a la cita, lo que convirtió un debate que prometía en un monólogo algo plano. ¡Qué malo es centrar las expectativas! Suele acabar en decepción.
Por la tarde, a la hora de la siesta, llegó como un huracán la energía de Sergio M. Mahugo. Él, y sólo él, dinamizó de tal forma la mesa «
El valor del periodismo hiperlocal» que convirtió la peor hora de las Jornadas (justo tras la comida) en una entretenida charla sobre cómo encarar el futuro modelo de prensa local.
Y para terminar el día, una de las novedades de este año: «
El periodismo al otro lado del espejo», la voz de los alumnos. Representantes de la Universidad de Valencia, Murcia y la Autónoma de Barcelona, junto a nuestro elegido, Félix, debatieron acerca de los planes de estudio, de los pros y contras del Plan Bolonia… Sólo fallaron algunas «formas» en la moderación, que supongo será cuestión de inexperiencia. Mi reconocimiento para los cuatro estudiantes que supieron defender su visión, ante un escenario extraño para ellos. Por fin, tenemos palabra.
Y así, rápido, se llegó al jueves. A primera hora, otra de las mesas que prometía: «
Retos del periodismo televisivo local». Las licencias de la TDT, como no podía ser de otra forma, fueron la chispa que avivó el fuego cruzado entre los ponentes, activo sobre todo en Sacramento Alvear, director de Libertad Digital TV Elche, y Conchi Álvarez, directora de TeleElx. Ya se sabe, con la política y el dinero como ingredientes… todo era cuestión de esperar.
Mientras, el
halo internacional corrió a cargo de Klaus Meier, profesor de la Universidad de Darmstadt (Alemania); Andy Kaltenbrunner, consultor internacional de periodismo; y Daniela Kraus, profesora de Medienhaus Wien (Austria). En resumen, como si soltamos a tres indígenas en plena Gran Manzana de Nueva York. O a tres miembros de la familia real británica en una tribu amazónica.
Concluida la parte exótica, llegó el «enviado», la voz más esperada de las Jornadas,
Mario Tascón. El editor general de
Diximedia y creador de
lainformacion.com no debió defraudar a nadie, me atrevo a aventurar. Difícil es hacerlo con un currículo como el suyo. Y más aún tras una brillante presentación (como acostumbra todos los años) de Isabel González. Unas palabras inteligentes, estudiadas y próximas hicieron que todos nos metiéramos desde el minuto uno en su presentación, que resultó ágil, trabajada y didáctica. Eso sí, aún me pregunto qué ofrece este nuevo «medio» a la blogosfera. Una inversión multimillonaria no puede conformarse con linkar a los «defenestrados» diarios tradicionales o verter indiscriminadamente teletipos. Algo deben tener en la recámara. Digo yo.
Y así llegamos a otro de los «momentos», para mí, de las Jornadas. Me alegró la expectación que se creó ante la entrega de premios del
Concurso de Reportaje Periodístico Ricardo Ortega. La parte emotiva corrió a cargo de los padres del periodista
asesinado en Haiti en 2004 y de las imágenes de las mil «batallas» del reportero por Rusia, Sarajevo, Chechenia... Aprovecho para dar la enhorabuena a los premiados: Gregorio Fernández, Félix Arias y Manuel Salazar, que tuvieron su «minuto de oro» en el
Informativo de Antena 3. Y, llegado a estas alturas, no me resisto en felicitar a Alicia de Lara. No la conozco, pero me basta saber que la idea de este concurso le pertenece para valorarla. Y ya puestos... un reconocimiento a los responsables del despliegue «cibernético», que permitió seguir al minuto las ponencias a través de Internet. Un acierto total. Da gusto, ahora, con tiempo, echar un ojo a la
web de las Jornadas. Una medalla para el autor del proyecto.
Y ya. Con la
clausura a cargo de un afable Alejandro Soler -se notaba que no tenía que firmar factura alguna- y del rector Rodríguez Marín, se llegó a la línea de meta. Unas horas intensas, ciertamente entretenidas y de las que se pudieron extraer interesantes conclusiones, ésas que te persiguen (espero que no atormenten) durante años. Me apena, debo reconocer, que algunos contratiempos hayan quitado lustre al trabajo de
los organizadores (con Carvajal al frente), que me consta han luchado para traer a los mejores... Lástima que, aún, no todos quieran venir.
No puedo, ni quiero, terminar este vuelo por las
Jornadas de Periodismo de la UMH sin dejar patente mi decepción. Y, ahora, no se debe a la falta de grandes nombres, que ya expliqué en
su momento, sino por la ausencia de algunos ponentes. Y qué casualidad, dos de los tres periodistas caídos a última hora del cartel están vinculados a mí. O, más bien yo vinculadas a ellos. O todos, a la empresa que nos da de comer. Una situación que me ha llevado a escuchar comentarios de todo tipo (aunque cargados de razón): Desde «¡Qué formales sois!» hasta «¿Tenéis la misma palabra para todo?». Muy extrañada, si soy sincera, tampoco me dejaron. Por la de Izquierdo apostaba. La de J.R. Gil (cuya
reseña me resultaba
familiar) la presentía. Supongo que ambas se habrán argumentado debidamente (parece ser que el trabajo ha sido el responsable), aunque de poco me sirve: como ya dije en su momento para criticar la falta de referentes, las intenciones no me valen para mucho, me decanto por valorar los hechos.
Y, por último, dos coincidencias que me sorprendieron. Opiniones compartidas, durante las Jornadas, con dos personajes con los que, por norma, no estoy del todo (o en nada) de acuerdo. Uno, el vicedecano de la Facultad
Fernández Ardanaz, presente en una mesa en la que no sé muy bien qué pintaba, pero que al fin y a la postre fue (tal vez) la única voz discordante de las Jornadas: ¿Es necesario quemar el papel? ¿No podemos convivir todos en armonía? Ardanaz defendió la existencia de los periódicos porque permiten una lectura más reposada, con mayor capacidad de análisis. ¡Qué manía con los 233 grados!
La otra persona, que pocas simpatías me despierta por su proceder diario, pero que durante las Jornadas tuvimos nuestro punto de encuentro, fue el «magnífico» Jesús Rodríguez Marín, rector de la Universidad. Durante la clausura, dijo que si resulta difícil emprender un proyecto como éste, más complicado es mantener el interés año tras año (y ya van cuatro), en referencia al tema y a los ponentes invitados. Así que recojo esta idea de «Don Jesús» para buscar ya con la mirada la próxima edición, allá avanzado 2010, cuando el acto de graduación sea ya, casi, una realidad…