Dicen, aquéllos que le conocen, que es muy testarudo, como buen castellano. Tal vez, esa tozudez le lleva de camino a Murcia y tiene enfadado a su hijo, Mario, que lleva unos días sin hablarle, como el propio Sergio Fernández ha reconocido en una entrevista radiofónica.
El gran capitán, un referente para los compañeros, el espejo donde verse reflejado para los niños, un ejemplo para cualquier seguidor al fútbol. Profesionalidad, plena dedicación, saber estar y un verbo tan fluido que al escucharle siempre concluías: «Parece mentira que sea futbolista». Con todo esto, y después de seis temporadas (excelentes en lo personal, y con altibajos desde la perspectiva global), Sergio Fernández abandona la disciplina blanquiazul. [Qué expresión más socorrida, todo sea dicho]. Decía que Sergio, el melenudo central, limitado en la técnica y extraordinario en la entrega, ha optado por decir no a la oferta de renovación del Hércules. Tiene sus razones, no se las discuto. Pero parece mentira que no sepa dónde está: Es el Hércules. Aquí –por tradición– todo tiene un componente discordante. No sé dónde reside el factor sorpresa.
Le habrán faltado al respeto, no lo dudo, pero peores situaciones ha sufrido durante su etapa blanquiazul. Sin ir más lejos, la pasada temporada, cuando rechazó ser capitán del equipo.
Por todo esto, hasta aquí ha llegado la unión de Sergio y el Hércules. Ya todo se ha escrito. Por lo que sólo me queda agradecer al capitán su etapa en Alicante y su plena vinculación al club. Y desearle mucha suerte en su próxima estación. ¿Murcia? Da igual, donde él elija. Y ya. La historia del Hércules (creo) no empezó con Sergio ni tampoco terminará (espero) con su salida. Así que fustigarse por la marcha de un central bueno, sí, pero limitado, en poco o nada ayuda al futuro del club. Y más siendo el Hércules, que es veterano en maltratar a los referentes de la afición (Parra, Paquito, Rodríguez, Castro...).
Sólo deseo, de corazón, que Sergio no siga los pasos de su íntimo amigo en el vestuario blanquiazul. Álvaro Cámara vivió hace tres años una tormentosa negociación con el Hércules para terminar recalando en el Albacete y arrepentirse muy pronto… No sé por qué, pero apostaría a que vamos a vivir un deja vie similar en algunos meses. Así que: Hasta pronto, capitán.
El gran capitán, un referente para los compañeros, el espejo donde verse reflejado para los niños, un ejemplo para cualquier seguidor al fútbol. Profesionalidad, plena dedicación, saber estar y un verbo tan fluido que al escucharle siempre concluías: «Parece mentira que sea futbolista». Con todo esto, y después de seis temporadas (excelentes en lo personal, y con altibajos desde la perspectiva global), Sergio Fernández abandona la disciplina blanquiazul. [Qué expresión más socorrida, todo sea dicho]. Decía que Sergio, el melenudo central, limitado en la técnica y extraordinario en la entrega, ha optado por decir no a la oferta de renovación del Hércules. Tiene sus razones, no se las discuto. Pero parece mentira que no sepa dónde está: Es el Hércules. Aquí –por tradición– todo tiene un componente discordante. No sé dónde reside el factor sorpresa.
Le habrán faltado al respeto, no lo dudo, pero peores situaciones ha sufrido durante su etapa blanquiazul. Sin ir más lejos, la pasada temporada, cuando rechazó ser capitán del equipo.
Por todo esto, hasta aquí ha llegado la unión de Sergio y el Hércules. Ya todo se ha escrito. Por lo que sólo me queda agradecer al capitán su etapa en Alicante y su plena vinculación al club. Y desearle mucha suerte en su próxima estación. ¿Murcia? Da igual, donde él elija. Y ya. La historia del Hércules (creo) no empezó con Sergio ni tampoco terminará (espero) con su salida. Así que fustigarse por la marcha de un central bueno, sí, pero limitado, en poco o nada ayuda al futuro del club. Y más siendo el Hércules, que es veterano en maltratar a los referentes de la afición (Parra, Paquito, Rodríguez, Castro...).
Sólo deseo, de corazón, que Sergio no siga los pasos de su íntimo amigo en el vestuario blanquiazul. Álvaro Cámara vivió hace tres años una tormentosa negociación con el Hércules para terminar recalando en el Albacete y arrepentirse muy pronto… No sé por qué, pero apostaría a que vamos a vivir un deja vie similar en algunos meses. Así que: Hasta pronto, capitán.
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