La tarde del domingo avanzaba, sin dejar de mirar por ello a la portería del fondo norte del Rico Pérez. Aún se maldecía ese injusto palo que había repelido con total crueldad el balón pateado por Javier Farinós. Ese adiós definitivo a la Primera, pese a que algunos quieran agarrarse al sueño que dictan las matemáticas.
Con este ambiente, a eso de las seis de la tarde, los focos comenzaron a alumbrar el Pabellón Fernando Martín, en Fuenlabrada. El Lucentum, tras una temporada repleta de altibajos, estaba a sólo un partido de regresar a un lugar que nunca debió abandonar: la ACB.
El partido comenzó de la mejor forma, más aún teniendo en cuenta la irregularidad mostrada este año. Un buen parcial inicial dejó una ventaja de once puntos al final del primer cuarto… Genial. Con el paso de los minutos, una buena defensa y un ataque fluido, la diferencia se situaba casi en los veinte puntos. De ensueño. Sin embargo, estábamos viendo al Lucentum, así que no se podía cantar victoria. Los nervios alicantinos (¡cómo no!) y un ataque de garra del Melilla (¡lógico!) redujo la distancia en el marcador, y trajo malos recuerdos a la cabeza de los seguidores. Seguro. Sólo un triple imposible de Kyle Hill conseguía bajar los biorritmos de los lucentinos, tanto de aquéllos que viajaron a Madrid como de los que nos ha tocado seguirlo por la televisión. Un triple que supone un ascenso. ¡Lucentum, ACB!
Con este ambiente, a eso de las seis de la tarde, los focos comenzaron a alumbrar el Pabellón Fernando Martín, en Fuenlabrada. El Lucentum, tras una temporada repleta de altibajos, estaba a sólo un partido de regresar a un lugar que nunca debió abandonar: la ACB.
El partido comenzó de la mejor forma, más aún teniendo en cuenta la irregularidad mostrada este año. Un buen parcial inicial dejó una ventaja de once puntos al final del primer cuarto… Genial. Con el paso de los minutos, una buena defensa y un ataque fluido, la diferencia se situaba casi en los veinte puntos. De ensueño. Sin embargo, estábamos viendo al Lucentum, así que no se podía cantar victoria. Los nervios alicantinos (¡cómo no!) y un ataque de garra del Melilla (¡lógico!) redujo la distancia en el marcador, y trajo malos recuerdos a la cabeza de los seguidores. Seguro. Sólo un triple imposible de Kyle Hill conseguía bajar los biorritmos de los lucentinos, tanto de aquéllos que viajaron a Madrid como de los que nos ha tocado seguirlo por la televisión. Un triple que supone un ascenso. ¡Lucentum, ACB!
1 comentario:
A pie de campo del Martínez Valero recibí la BUENA NOTICIA... un sms tuyo que decía VAMOS LUCENTUM!! y una confirmación a continuación de mi compañero en la grada lo certificó.
Alicante vuelve a estar en la élite del baloncesto y ya hacía falta, para volver a llenar el pabellón como en años anteriores.
...Y grande la celebración en el balcón del Ayuntamiento, eh, Carol!!
LUCENTUM ACB!!
Aunque la tristeza por el gran palo de la mañana...
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