Ya nadie habla
de la prima de riesgo, la amnistía fiscal o el embrollo de la nacionalización
de YPF. Al menos hoy, el obligado interés por la economía ha pasado a un
segundo plano. Las conversaciones, no queda otra, giran en torno al safari, con
su posterior paso por quirófano, del rey Juan Carlos en Botsuana. No dudo de
los conocimientos geográficos de la plebe, pero por si algún despistado se deja
caer por este antro: el país en cuestión se encuentra situado cerca de la punta
de África. Me tocó mirarlo en Google, santo Google. En Botsuana, sllá donde Cristo perdió la zapatilla, cerca de donde España firmó
su único Mundial de fútbol, ahí, en Botsuana, se ha empezado a cuestionar con
más fuerza que nunca (al menos, en los últimos años) la utilidad democrática del régimen monárquico en un país,
España, muy dado a mirar hacia el horizonte cuando el asunto de marras ha
saltado, con más precaución que vergüenza, a la escena pública. Ahora, sin
embargo, las tímidas voces –tanto de políticos como de periodistas– se han
convertido en fuertes susurros. Insuficiente, tal vez. Pero algo es algo.
Este domingo
amanecía con ganas de comprobar el tratamiento de la aventura, desafortunada
donde las haya, de su majestad en tierras africanas. ¿Cómo abriría El País,
últimamente cuestionado por su sospechoso compadreo con cuestiones vinculadas a
la monarquía? ¿Qué opinión llevaría El Mundo en su editorial? ¿Y ABC, qué diría
del viaje «privado» del Rey para matar elefantes? ¿Habría algún periódico valiente
en el diseño de su portada? Todas esas preguntas, y alguna no planteada de
inicio, han ido encontrando respuesta con el paso de la mañana.
¿Que cómo iba a abrir El País? Veamos. Con un titular que ya circulaba por Twitter a primera hora del sábado,
es decir, un día antes de que hoy el lector se haya enfrentado al periódico del
domingo. Mala señal. ¿Y el editorial? Juzguen ustedes mismos. Más compadreo.
Una crítica limitada, casi escondida, demasiado superflua, para un asunto que ha despertado un
cuasi desconocido sentimiento patriótico en el españolito medio, cansado de ver
cómo su sueldo (de tenerlo) cae, cómo los impuestos estrangulan su día a día, cómo sus inversiones
(de disfrutarlas) pierden valor… mientras su monarca disfruta a cuerpo de rey
de unos días de safari en África, rodeado de paquidermos, amigos y amigas.
¿Y
El Mundo? Sin sorprender, sí que se agradece la censura que ejerce el diario
sobre la actitud del Rey en tiempos poco dados a alegrías en forma de cacerías,
juergas y matanzas. Y la apertura, ¡qué menos!, aporta una información algo más
trabajada que el aséptico titular de El País. Un claro 1-0 para Pedro Jota
frente a Moreno. Y el editorial, otro gol. Ya vamos 2-0. Ambos textos, sin elementos corporativos visibles, podrían ser intercambiables. Un juego que dice mucho de unos y muy poco de otros, timoratos e infieles... y sin argumentos que refuerce esa actitud ante su lector.
¿Y ABC? Mal día para juzgarles. Oportunidades habrá para analizar
sus primeras. Hoy, día de resaca, se han limitado a salir del paso. Mal año
para el rey, que se recupera de una desafortunada caída durante una caza. Pero todos
tranquilos, en apenas diez días volverá al despacho y en dos meses recuperará
su agenda.
La sonrisa del día llega, como era de esperar, desde Cataluña. El
diario El 9, con las licencias que le permite su carácter deportivo, no ha
dejado pasar la oportunidad de llevar a su primera las dos principales noticias del día
para sus lectores. Messi da la victoria al Barça en el campo del Levante y el rey es operado... Bueno, esa historia ya la saben. Resumiendo, «el rei caçador» mantiene vivas las esperanzas culés en la lucha por la
Liga. Buen juego: al toque, como le gusta al Pep.
Y ya, aprovechando el paseo por el kiosco, no me resisto a rescatar la portada de El Periódico de Extremadura. Extremadura, no olviden ese detalle. Pues la cabecera de Zeta titula de la siguiente guisa: «Un safari africano del REY DE ESPAÑA acaba en el hospital». ¿Del Rey de España? Obvio. Pero es que si omitían el apellido («De España») quedaba un blanco. ¿Y para qué trabajar otro titular si se puede rellenar con un «De España», verdad? Y de imagen dominante, el Rey (de España), rifle en mano, posando con un paquidermo previamente abatido. Las informaciones cuanto más evidentes, mejor. Sin duda...
Y si la cara
amable de las portadas nos lleva hasta Barcelona, con el citado El 9, el artículo de la jornada,
por votación popular en las redes sociales, nos obliga a visitar el portal El
Confidencial, ya saben, el «diario de los lectores influyentes». Pues ahí, «Historia de cómo la Corona ha entrado en barrena», obra de Juan Antonio Zarzalejos, ha
dado mucha luz (casi toda la del día) al accidente del Rey en África mientras
el país se debate entre el llanto y la pena por la crítica situación económica.
También merece la pena dedicar unos minutos a otra opinión, ésta mucho más sarcástica,
sobre la aventura del monarca. Pérez Reverte, al teclado: «No me gusta cazar elefantes ni me gustan
quienes los cacen. Puestos a cazar, si yo cazara, me gustaría más cazar a
quienes cazan elefantes. Cazar a los cazadores que se hacen fotos delante de
elefantes muertos o de osos. Para qué carajo querrá uno, me pregunto, cazar un
oso. O un elefante. ¿Para hacerse una foto? La foto es lo que más detesto. El
recochineo. Ahí, posando. Presumiendo de haber destruido la belleza y la vida.
Siempre que veo una de esas fotos me dan ganas de hacerme yo una con alguno de
ellos detrás. La napia contra un árbol. Pumba, pumba. Toma foto, chaval.
Meterle a escopetazos las fotos por el ojete». Así se explaya el periodista y
escritor en su cuenta de Twitter. No necesita muchos caracteres para censurar
la actitud frívola del rey. Apenas ocho actualizaciones. No más.
Y una vez
arreglada la cadera, todavía es pronto para fotos, ¿qué hacemos con don Juan
Carlos? ¿Rueda de prensa, un par de giros guasones y aquí paz…? Hoy era el día
para que el patio político, en el punto de mira de la sociedad, hubiera dado un
paso al frente… Pero nada. Salvo alguna contada excepción, con el socialista Tomás Gómez al frente, silencio cómplice en el resto. En Alicante, la también
socialista Elena Martín se ha unido a la todavía solitaria corriente crítica. “(Estoy)
completamente de acuerdo con Tomás Gómez siendo firme en estos momentos con los
‘viajes’ del Rey; ‘O responsabilidad pública o que abdique’. El cargo de jefe
del estado tiene responsabilidades y ataduras, si no le gustan es mejor que lo
deje”, ha escrito en su cuenta personal de Twitter la portavoz del PSOE en el
Ayuntamiento de Alicante, quien también ha respondido a Rodolfo Irago (responsable
de comunicación del partido). “¿Es tan difícil entender que la responsabilidad
te impide a veces decir lo primero que te apetece aunque quede claro lo que
piensas?”, escribió el antiguo periodista de la Ser, a lo que Martín ha contestado:
“No solo es difícil, so no también inexplicable”. Las ramas se mueven, sí, pero
parece que el viento todavía es insuficiente para limpiar de hojas secas la
sombra del árbol.
¿Y la
sociedad, qué hace? La sociedad, pasada la novedad, volverá a su rutina. Al
trabajo, quien lo tenga; a la cola del paro, una minoría abrumadora; a hacer
cuentas para llegar con sudores fríos a final de mes, y a seguir jugando al
Euromillones, la salida más factible al actual agujero negro. España mantendrá su
vitola de monárquica, o «JuanCarlista» que dicen los cools, pero sí que es cierto que se ha despertado una conciencia
crítica en un momento de sensible agitación social. Los veteranos ya no están
en fecha de cambiar, pero los jóvenes, aquellos que vimos el golpe de Estado
del 23-F en los impactos de bala en el Congreso, no arrastramos ningún sentimiento
de agradecimiento (más sincero o meramente benévolo) por lo que dicen que hizo
en aquel inicio de 1981. En primera persona, le debemos más bien poco. No
cargamos con ninguna mochila del pasado. Y así, con esa perspectiva, parece que
sólo deben pasar algunos años, que las generaciones más vividas den paso a la tierna juventud,
para dejar atrás un régimen arcaico y dar paso a otro, que seguramente en nada cambiará,
pero en el que la papeleta tendrá algún valor.
PD: Poco han
tardado los satíricos de El Jueves en cogerse el colmillo del animal. Ni han
esperado el miércoles, su día de publicación. Y como muestra, dos botones. A cual mejor…He dicho.
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