El ascenso se escapaba entre las manos, sin poder hacer nada para remediarlo. El reloj marcaba el minuto 94 del partido, y ya apenas quedaban unos segundos para que el milagro pudiera mantener el sueño de la Primera División en Alicante.
En esas, el balón merodeaba el área gallega lo suficiente para que un contacto entre Noriega y Tote hiciera resurgir todas las esperanzas en el Rico Pérez. Penalti a favor del Hércules. Javi Farinós cogió el balón, decidido. Seguro gracias a su pleno acierto durante la temporada desde la «fatídica» distancia. Ni un solo fallo. Colocó el balón, dio cinco pasos hacia atrás, sin perderle la mirada a Falcón, el portero celtiña. El árbitro brindó su permiso y… desolación colectiva. ¡Al palo! Casi veinte mil personas con el corazón encogido.
¿Existe mayor crueldad? No, seguro. No es el empate. Tampoco fallar una ocasión tan determinante en el último suspiro. Es algo más. Ese colectivo –el arbitral– que tantos disgustos ha dado al herculanismo durante todo el año… concedía (porque así fue) una oportunidad única para la ilusión… Y el destino nos la arrebató. Sin preguntar. De la forma más injusta y dolorosa.
Al final, no ha podido ser. No es justo sonreír tanto para acabar así. Mudos, hundidos, con infinita rabia. ¡Cuánta crueldad!
Ahora, con lágrimas en los ojos, toca mirar a Fuenlabrada. Allí nos espera otra gloria. ¡Vamos!
En esas, el balón merodeaba el área gallega lo suficiente para que un contacto entre Noriega y Tote hiciera resurgir todas las esperanzas en el Rico Pérez. Penalti a favor del Hércules. Javi Farinós cogió el balón, decidido. Seguro gracias a su pleno acierto durante la temporada desde la «fatídica» distancia. Ni un solo fallo. Colocó el balón, dio cinco pasos hacia atrás, sin perderle la mirada a Falcón, el portero celtiña. El árbitro brindó su permiso y… desolación colectiva. ¡Al palo! Casi veinte mil personas con el corazón encogido.
¿Existe mayor crueldad? No, seguro. No es el empate. Tampoco fallar una ocasión tan determinante en el último suspiro. Es algo más. Ese colectivo –el arbitral– que tantos disgustos ha dado al herculanismo durante todo el año… concedía (porque así fue) una oportunidad única para la ilusión… Y el destino nos la arrebató. Sin preguntar. De la forma más injusta y dolorosa.
Al final, no ha podido ser. No es justo sonreír tanto para acabar así. Mudos, hundidos, con infinita rabia. ¡Cuánta crueldad!
Ahora, con lágrimas en los ojos, toca mirar a Fuenlabrada. Allí nos espera otra gloria. ¡Vamos!
2 comentarios:
Estaba en Madrid comiendo enfrente de Atocha apunto de coger el tren. Ponian el Hércules - Celta. 2-2. Jugadón de Abel Aguilar, se queda sólo, centro a Delibasic (creo que era él) que está sin marca y... se va por milimetros. Entonces supé que no ascenderia. Lo siento, era bueno para la ciudad tener un primera y un ACB.
Con el paso de las semanas, aún no he olvidado aquel palo..., ni las caras de todos, ni el ambiente en la zona mixta...
Nadie quería creer lo que acababa de pasar. Ese día tocó trabajar y ver una y otra vez el fatífico penalti... Para olvidar... No me atreví a escribir un post ese día porque estaba bastante jodido y con el paso del tiempo ya esperaré a que las matemáticas digan que esto se acabó.
... Sin duda merecen un 10...
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