30 de julio de 2009

Un tipo sin estómago

Existen personajes que no saben digerir el hipotético poder que ejercen. Un poder que nadie les ha dado, pero que detentan ante la mirada impotente de los profesionales de los medios de comunicación. Un estatus fruto de un puesto laboral –ganado a dedo al que, por lo general, se tarda mucho más en llegar que en dejar hueco al siguiente de la lista. Es lo que tiene el «enchufismo», camuflado bajo eufemismos como «personas de confianza», «asesores»…

Entre estos privilegiados puestos, que te hacen sentir lo que no eres, se encuentran los directores de comunicación. Y su último ejemplo de actitud indebida, propia de épocas dictatoriales, ha estado a cargo de Manel Fran i Trenchs, director de Comunicación del Ministerio de Trabajo. Todo un déspota el señor.

Estas actitudes forman parte del día a día en el Periodismo, y en ínfimas ocasiones existen consecuencias ante maneras tan inaceptables. Pero, dada la trascendencia que ha tenido este caso, alguna secuela debería dejar. Sin duda, el ministro tendría que destituir (y de manera fulminante, a estas alturas imposible) a su responsable de comunicación, ya que dudo que haya sido una actitud fruto de un mal día. Mucha casualidad sería.

Por desgracia, las formas de estos jefes de prensa (o similares) no son proporcionales al cargo del que son responsables de la comunicación. Es decir, la prepotencia del Dircom de cualquier ministro (verbigracia) no tiene por qué superar a aquél que trabaja para un conseller o del que lo hace para un simple concejal... Y voy a detenerme ahí, porque hay mayores pecadores en instituciones sobrevaloradas.

Ojalá, algún día, estos «profesionales» se centren en llevar a cabo una de sus principales labores, como es facilitar el trabajo a los medios de comunicación. Buenas prácticas ya existen, incluso en Alicante tenemos ciertos ejemplos, pero están en peligro de extinción.

27 de julio de 2009

Esas pequeñas cosas

Faltaban pocos minutos para las diez y media de la noche. El escenario alicantino por excelencia ultimaba ciertos detalles, mientras la calle del Teatro reclamaba la atención de los paseantes. La cola de acceso se extendía varios metros, aunque la espera se hizo ágil. Una vez dentro del Principal y tras recibir con alegría una bocanada de aire fresco que como buen anfitrión daba la bienvenida, me aposté en una esquina. Desde allí observé la entrada de los cientos de incondicionales que acudían a la cita propuesta por Joan Manuel Serrat. Por momentos me sentí voyeur, como aquél que suele pasear por la playa del Carabassí y practicar su exacerbada curiosidad. Como decía, con la mirada en la puerta principal, fijé la atención en los fieles al "Nano". Había de todo. Di con longevas parejas que acudían, una vez más, a deleitarse con esa poesía a ritmo de Serrat que les unió hace décadas y con la que todavía ponen en práctica una pasión reposada. Me percaté de otro tipo de parejas, que jugaban con sus manos a la mínima oportunidad y se dedicaban aún miradas furtivas, recordando aquella época -cercana en el tiempo- en la que su relación limitaba con la frontera del secreto. También me encontré con jóvenes parejas, extrañas entre tanta veteranía, que intentaban pasar desapercibidas y para ello no dudaban en entonar esos himnos que convertirán en inmortal al "Noi del Poble Sec". Piezas de museo que cargan sobre sus espaldas más vida de la que esos muchachos han tenido tiempo de respirar. Pero, sobre todo, reconocí a cobardes, viajeros, fracasados, poetas, deseados, optimistas... Todas esas sensaciones que contagia la obra del catalán.

Ya en la sala, la luz adquirió esa intimidad requerida para el recital. Durante dos horas, los aplausos se repartieron casi a partes iguales entre míticas composiciones de Serrat y otras más desconocidas, pero igualmente mágicas. Y entre acorde y acorde, me rondó por la cabeza la controvertida charla entre Silvio Berlusconi y Patrizia D'Addario. Una pareja interesada, muy propia de "Il Cavaliere", un personaje hecho a sí mismo a partir de golpes de brocha gorda. Todo un magnate de los negocios, carente de dignidad, metido a político de éxito. De retorno al Principal, aún me preguntaba por qué se dibujó esa imagen de Berlusconi y D'Addario en mi mente, y no creo que fuera consecuencia de la coreada "Paraules d'amor".

Luego, en un viaje al que nos invitó Serrat con la complicidad de Ricard Miralles, recordé la llegada del ministro Moratinos a suelo británico. Un encuentro que provocó todo un cisma mediático, con incluso acusaciones de "traición histórica" desde la bancada popular. Relata Joan Manuel en "La bella y el metro", que el escritor ve lectores; el mosén, pecadores; el autor, personajes; y también siempre hay alguien que la ve a ella, pero ella, sin embargo, no le ve a él. Y algo similar ocurre en Gibraltar, porque, pese a cuestiones políticas, los llanitos comparten nuestros utópicos sueños.

Ilusiones de libertad, que junto a la suerte y el Mediterráneo fueron términos presentes, como establecía el guión, en el espectáculo del Principal. En este punto, perjudicada dadas las horas y el trajín de una dilatada jornada laboral, me dio por unir conceptos. A veces ordeno los dígitos de las matrículas de los coches, pero esta vez opté por otro tipo de relaciones lógicas. Junté libertad y democracia. Suerte y perdedor. Mediterráneo y Alicante. Lo introduje en la mente, que ya optaba por remover en lugar de batir, y se me apareció la imagen de Robert John Burck. No sé si lo conocen. Tampoco pierden mucho. Este tipo, que tan sólo viste ropa interior, sombrero y botas de vaquero, aspira a ser el próximo alcalde de Nueva York. Enseguida agité la cabeza, en busca de un candidato más cercano, que al menos disfrutara de la música de Serrat desde un asiento próximo al mío. Así dibujé a un demócrata amante de la libertad, alicantino de adopción y secretario general de una formación asentada plácidamente en la derrota, ávido de suerte y perdedor de futuroÉ De pronto, abrí los ojos y vi cómo entrelazaba la mano de su mujer. Le dejé estar. Todos tenemos derecho a disfrutar de las palabras más bellas. Del amor de un cordial visitante. De un maestro. De Joan Manuel Serrat.

23 de julio de 2009

Decía un viejo proverbio chino...

«Si alguna vez fui sabio en amores, lo aprendí de tus labios cantores. Si alguna vez amé, si algún día después de amar, amé, fue por tu amor, Lucía». Ésta, Lucía, ha sido la última palabra que se ha escuchado en el Teatro Principal esta bochornosa noche de julio. Tras ella, una sentida y prolongada ovación ha agradecido al cantautor del Poble Sec, a Joan Manuel Serrat, el espectáculo traído hasta Alicante.

El maestro ha dejado, como habitúa, un halo de cercanía y sentimentalismo, siempre regado al detalle con ese humor tan personal, arraigado en la Barcelona más humilde.

Con un amplio –aunque nunca suficiente– repaso a ese repertorio que no deja de sumar éxitos, Serrat ha conseguido que, durante algo más de dos horas, nos reinventáramos. Sí, ha logrado que cada uno de los fieles que hemos abarrotado el Principal hayamos experimentado el sentir de mendigos, viajeros, jóvenes, libres, deseados y, sobre todo, amados.

Ese carácter intimista de «Serrat 100x100» ha sido una realidad gracias a dos genios de la música –el «Nano» y Ricard Miralles–, que tan sólo se han hecho acompañar por otros tantos instrumentos, tan personales como fascinantes: un largo piano de cola de un brillante tono azabache y una guitarra acústica de aire desértico. Con esos elementos sobre el escenario, le ha tocado el turno a Serrat, quien no ha dudado un ápice a la hora de desplegar esa vibrante voz, junto a la poesía que tanto caracteriza a cada una de sus letras.

Decía Joan Manuel, recordando un viejo proverbio chino, que nunca te bañas en el mismo río, porque ni el agua que corre por él es la misma ni tú tampoco lo eres. Dándole la razón, al dicho y a Serrat, un recital del «Nano» nunca es igual. Es imposible tener la sensación de haber nadado ya en esas aguas. Hace apenas unos meses, disfruté de la parada de «100x100 Serrat» en Elche. Hoy, he gozado con el paso de la gira por Alicante. Y, juraría, que todo ha sido, casi, radicalmente diferente. Una noche irrepetible, que volvería a vivir mañana mismo.

22 de julio de 2009

Hoy toca leer

En esta ocasión, más que decir, me toca echarme a un lado y dejar pasar a un maestro. ¡Qué lujo de columna nos regala hoy! Y no sólo por lo que dice, ni por quién es el protagonista sino por cómo lo cuenta. Una lectura (emocionada) y más que recomentable. Aquí la dejo.


El padre de Mario
(by Toni Cabot)

Tengo un amigo que al detenerse a observar el cartel de la campaña publicitaria creada por Nacho Pérez Román y sus chicos de Contrapunto comenzó a soñar despierto. Con la mirada fija en la foto del herculano alado a las puertas del cielo, le dio por dar rienda suelta a la imaginación, añadiendo, casi sin querer, más azúcar a la celestial escena que ya de por sí se presenta sugerente. Metido en harina de entusiasmo, mi amigo decidió cambiar con la vista el dorsal del "ángel" vestido de blanquiazul y eligió el "5". Acto seguido retocó el cogote del personaje hasta dotarlo de una media melena negra que caía un poco más allá de la base del cuello. Los figurados trazos le fueron saliendo del alma, casi sin querer, hasta reparar que ante las puertas de ese prometido paraíso y bajo el lema "El cielo no puede esperar", su subconsciente había colocado la estampa de Sergio Fernández. Han pasado semanas, ha corrido tinta, han llegado caras nuevas, parece, en suma, que brota de nuevo la ilusión, pero muchos de los que ayer decidieron ver la primera sesión de trabajo del nuevo proyecto que comanda Esteban Vigo continuaban sin hacerse a la idea de que el central leonés entrena 90 kilómetros más abajo. Les pasó a ellos y le sucedió al pequeño Mario, que al recibir días atrás como regalo la camiseta del Murcia, en el desesperado intento de hacerlo todo más fácil, reaccionó con inocente sinceridad: "No la quiero, papá. Ya tengo una y es del Hércules". Lo que no podía intuir Mario, a sus ocho años, es que la respuesta iba a acabar por hundir un poco más a su padre, un tipo grande con media melena negra que le cae hasta un poco más allá de la base del cuello, que no engaña porque no sabe mentir y que sufre y añora como nunca pensó que podía sufrir y añorar. En lo que a mi respecta, me apunto al procedimiento ideado por mi amigo. Recuerden: Soñar despierto e imaginar que el ángel de alas blancas apostado a las puertas del cielo y vestido de blanco y azul acabará luciendo a la espalda el dorsal número "5".

20 de julio de 2009

Inesperado debut

Como es habitual, poco antes del mediodía, llegaba la hora de un receso en el curso de inglés que me ocupa todas las mañanas de este extraño mes de julio. Dada la orden, todos nos apresuramos a salir de la clase. En mi caso, atravesé con prisa el aula para intentar, así, equilibrar la temperatura corporal y dejar esa sensación cercana a la congelación de puertas para adentro. De camino, eché un ojo al móvil y vi una llamada perdida. «¿Eva?, ¿qué querrá?». Fruto de la curiosidad, enseguida pulsé el botón verde de la Pda, sin esperar al final de la clase.

Al otro lado del hilo telefónico (¡cuanto nos gustan las expresiones ya elaboradas!) estaba Eva, que respondió en su tono habitual. Da gusto hablar con ella, te alegra el día. Me dijo que el «jefe» quería hablar conmigo, y así fue. Al término de la charla, una sola conclusión: ¿Quién me manda meterme en estos berenjenales? Al rato, se le unió otra: ¡Qué propuesta más interesante!

Y así pasaron las horas, un total de 92 horas hasta que mi primer atrevimiento ha comenzado a llegar a las manos de la gente. Debo reconocer, y no me cuesta hacerlo, que esta recién estrenada faceta no era un objetivo previsto a corto plazo. Incluso, ampliando las miras, tampoco entraba dentro de mis planes más lejanos. Tal vez, porque siempre he visto esas firmas como algo inalcanzable. Gente veterana con muchos kilómetros en sus plumas y un nicho ya establecido: Susana nos provoca con sus atrevidos artículos, Merche y las anécdotas de su vida, Isabel nos traslada a esos pasajes curiosos del día a día… Y en estas se presenta una servidora. Tomamos tierra repletos de ilusión, cargados con una maleta muy ligera, que apenas carga veteranía y aún menos kilómetros de viaje. Y, por supuesto, muy agradecida por la confianza (de uno) y el apoyo (de otros muchos).

Darle nombre a la sección fue el último paso. Y a la vez, el más sencillo. Barajé varias opciones (la mayoría, consejos de amigos), pero al final opté por «Desde el Matxo del Castell». No conozco mejor homenaje a este bitácora, que ya se acerca a su segundo aniversario. Sin él, este post aún estaría sin escribir y «Contrastes» tan sólo rondaría por mi cabeza.

15 de julio de 2009

El rey de la hipocresía

Poco después del fatal desenlace de Rayan, el bebé que falleció como consecuencia de una negligencia en el madrileño hospital Gregorio Marañón, irrumpió con fuerza la figura del Rey de Marruecos, Mohamed VI. Todo un adalid de la hipocresía. El monarca anunció que cedía su avión para trasladar los restos mortales del pequeño en cuanto diese permiso la Justicia española. Puro fariseísmo.

Un gesto digno si no llegase de manos manchadas como lo son las de la máxima autoridad marroquí. Líder de un país donde la democracia ni se conoce ni se espera. Un mandatario que puede alcanzar cualquier estatus, pero nunca ser un ejemplo.

Sobra decir que la muerte de Rayan es una tragedia y un motivo de alerta para el Sistema Sanitario Español. Pero, digo yo, no será ahora Marruecos el «elegido» para darnos lecciones. Un país del que huyen sus conciudadanos, poniendo en serio peligro sus vidas en travesías en pateras. Y todo, para encontrar esas oportunidades que se les niegan en Marruecos, dado el nulo futuro que les depara dentro de sus fronteras.

Leía ayer en cadenaser.com que «El Rey de Marruecos Mohamed VI se implica personalmente en el caso del pequeño Rayan». Bien está, pero ya se podía implicar en mejorar las condiciones de vida de los marroquíes que malviven en su país. De aquéllos que no pueden o no tienen las agallas suficientes para poner su vida en juego camino del sueño europeo.

Ahora, vista la gentileza de Mohamed VI, me cuestiono si esta desgraciada muerte será un punto de inflexión y, partir de ahora, el Rey de Marruecos enviará a España su avión privado para repatriar los cadáveres de todos sus compatriotas que mueran buscando un futuro mejor... Me extraña, pero esperaré.

9 de julio de 2009

A falta de un solo paso

El chupinazo ya voló sobre el cielo pamplonica. El calor es un compañero más en el trajín diario. Las medusas copan las noticias. El curso académico terminó. Las vacaciones arrancan. Sí. Confirmado: La época estival ya está aquí. Por delante, un verano anodino, que terminará con una sensación frustrante. Algo así como haber desaprovechado una etapa que nunca volverá, un supuesto periodo de aprendizaje que sufrirá un frenazo casi en seco. Dos o tres meses tirados prácticamente a la basura… Pero, ¡qué le vamos a hacer! Sí, lo reconozco: ¡Cómo echo de menos (y aún estamos en la primera semana de julio) los últimos dos veranos! Entonces me sentía útil y, sobre todo, realizada como persona. Siempre intento valorar las oportunidades que se me presentan, pero qué verdad es aquélla que afirma: no aprecias lo que tienes hasta que lo pierdes. Y así es.

A lo que iba. El curso ha terminado, y nadie sabe lo que agradecemos haber llegado a esa fecha del 1 de julio. Parecía que se escapaba por más que remábamos hacia ese destino. En fin: ¡Cuarto ya es historia! Y… ¡vaya año! Nunca pudimos imaginar que se podía trajinar tanto en apenas nueve meses, un sin parar con un final de regusto amargo. A veces tienes la sensación de que la valoración de un trabajo continuo no compensa tanta dedicación… Y así creo que nos sentimos. De saberlo antes, tal vez, hubiéramos cambiado el plan a desarrollar. O no, porque al final a todos nos gusta hacer las cosas lo mejor que sabemos y/o podemos.

Al pensar acerca de este texto, me ha pasado por la cabeza hacer una valoración general del curso, también ceñirme a grandes materias del aprendizaje, pero al final me voy a decantar por dedicar un esfuerzo a cada una de las asignaturas de este curso. Sí, ¡cuarto!

Quizá la más olvidada, ya que fue la única cuatrimestral que comenzó en octubre, es Técnica y Práctica de Información Gráfica, que, no sé muy bien por qué llamamos Diseño. Las referencias que nos habían llegado del responsable, Sergio Martínez Mahugo, no hacían sospechar nada bueno. Era un auténtico ogro. Pero al final, no se ha comido a nadie. Mucho trabajo, aprovechado al máximo. Positivo: carga de trabajo. Negativo: la duración, apenas un cuatrimestre.

Siguiendo con asignaturas específicas de la profesión, vamos con Producción Periodística. Mi asignatura. No por nada, sino porque he sido la responsable de ella para el grupo creado por cinco compañeros, para traficar con apuntes, todo sea dicho. El primer cuatrimestre se centró más en la teoría… y aspectos más planos. La segunda, por su parte, ha estado casi dedicada al trabajo del año, y seguramente de la carrera. Una revista de 72 páginas (con su correspondiente Plan de Producción) centrada en algún nicho. El nuestro, las Hogueras de San Juan. Al final, tras mucho esfuerzo el parto salió bien, al menos para nuestros ojos. Estamos muy orgullosos de nuestro hijo. Salió sano y guapetón. Además, quiero destacar un interesante seminario dedicado a la figura de Ryszard Kapuscinski. Positivo: el ambicioso proyecto. Negativo: un examen que poco pintaba (como quedará demostrado el próximo curso).

Ligada a esta asignatura se presenta Organización y Gestión de Empresa Periodística, relacionada con el ramo de las comunicaciones. Y también una materia con cierto contenido teórico y muchas horas de prácticas. En el primer cuatrimestre nos centramos en analizar empresas ya existentes, para así tener una base consistente a la hora de crear nuestra propia sociedad: MedCom. El resultado, bajo mi perspectiva, no fue del todo el deseado, pero los días –hasta donde yo sé– sólo tienen 24 horas, y no dan más de sí. Positivo: Conocer qué hay detrás de un medio de comunicación. Negativo: No llegar hasta el fondo en la práctica final.

Y ya, la última asignatura unida al Periodismo: Tecnología de la Información. Que, pese a la rotundidad de su nombre, ha sido un auténtico desastre de organización. Cachondeo, despiporre… Una falta total de respeto a los alumnos. Pero, cuando cuatro profesores tan diferentes se dedican a una materia tan amplia…, poco se puede esperar. Sin embargo, espero que con vistas al futuro, los responsables de la titulación no se resignen a que la asignatura con más carga horaria del curso se imparta con un patrón tan irregular y poco reglado. Positivo: Nada. Negativo: Todo.

Y llegados a estas alturas, el resumen cae en picado, dado que llegamos a las tres materias que menos relación mantienen con el Periodismo. Bueno, miento. No debo meter a todas en un mismo saco. Vayamos de mejor a peor.

En Información Tributaria y Sociedad se ha demostrado que la veteranía es un grado. El profesor consiguió sin apenas esfuerzo que las clases fueran productivas, didácticas y entretenidas. Prácticas diarias, que suponían un trabajo continuo y un aprendizaje básico, a la vez que efectivo. Debería ser un patrón para muchos, para demasiados. Positivo: Clases fructíferas. Negativo: Faltó cierto enfoque periodístico.

A continuación, turno para Teoría e Historia de Periodismo. Aquí me quiero detener para lanzar un comentario al margen de la propia materia. Presiento que hemos desaprovechado el infinito conocimiento del profesor encargado de la asignatura, Miguel Ors, toda una institución en Elche. ¿La culpa? Nos la debemos repartir entre nosotros y él. Positivo: la «tesis». Negativo: los monólogos políticos.

Y, por último, Derecho de la Información. O, el ejemplo de cómo no llegar a captar las necesidades de la audiencia, es decir, que te encuentras frente a futuros periodistas y no ante potenciales presidentes de la Audiencia Nacional. Y eso que los alumnos insistimos en reconducir la asignatura hacia una perspectiva más provechosa… Pero, al final, nada constructivo, no hubo conexión. La barrera jurídica fue inquebrantable.

Y, a modo de epílogo, no me resisto a destacar el trabajo realizado por el profesor Miguel Carvajal. Este curso ha conseguido aportar a sus clases de Lenguaje y Técnicas de Periodismo Escrito, de Tercero de Periodismo, la visión más actual a través de reconocidos profesionales de los medios de comunicación. Pese a que no iban dirigidas a nosotros, eran para los «peques», me colé en varias de ellas y mereció la pena. Felicidades desde aquí.


P.D.: Prometo revitalizar el bitácora a partir de HOY. El final de curso me dejó exhausta, pero ya estoy recuperada. Así que... manos a la obra.