Las vacaciones navideñas encaran su recta final. Apenas quedan unas horas para que los colegios vuelvan a abrir sus puertas y las rutinas diarias recuperen sus ya casi olvidados horarios. A estas alturas del domingo, ya sabemos uno de los asuntos que canalizará el arranque de la semana: la determinante actuación arbitral de Turienzo Álvarez en el derbi barcelonés (1-1). Hoy, también, el barómetro de Metroscopia para El País, ha dado voz a la opinión de los españoles tras los drásticos recortes del Gobierno de Rajoy en materia económica… Y parece que, de momento, la mayoría apoya las medidas tomadas por el Ejecutivo. O eso dicen los números. Habrá que ver hasta dónde llega ese margen de confianza que los ciudadanos han entregado al actual presidente, aunque da la impresión de que todo dependerá del resultado efectivo de sus actuaciones. Y, obvio, del tiempo del que requieran. Veremos. Fútbol, política… y prou.
Menos tiempo habrá que esperar para ver de nuevo al Lucentum en la Copa del Rey. Y hoy, a buen seguro, es el día apropiado para alabar la trayectoria del equipo dirigido por Vidorreta. Hoy, el conjunto revelación de la Liga ACB ha roto una racha de tropecientas victorias consecutivas (seis, para los puristas). Hoy, el Lucentum visitaba la cancha del Barcelona (65-49). Y por ello de querer hacerlo todavía más difícil, ha saltado al parqué del Palau Blaugrana sin Ivanov, su mejor jugador (MVP del mes de diciembre en la ACB), y Rafa Freire, el director de orquesta que da minutos de descanso a Llompart, otro de los baluartes del cuadro alicantino. Pese a las dos notables bajas por lesión, el Lucentum ha dado la cara ante el principal favorito al título de la regularidad, uno de los candidatos más fiables para hacerse con la Euroliga y, además, anfitrión en el próximo torneo del KO. Y ahí, en la Copa, estará el conjunto alicantino por méritos propios. Todavía, aunque parece empresa complicada, puede acudir como cabeza de serie, despejándose así el camino en el cruce de cuartos de final. Sea como sea, el Lucentum está firmando una temporada brillante... Una trayectoria (rozando su mejor arranque liguero) impropia de un equipo que se configuró durante un periodo estival en el que todo giró en torno a los continuos rumores de desaparición. Los números pudieron apagar la llama, pero hoy el club está más que vivo. Sin patrocinador. Pero, en lo deportivo, bien lozano.
Las valoraciones se hacen a final de curso, cuando ya todo es irreversible. Hasta entonces, cada palabra que se firme tiene carácter temporal. No obstante, mientras los focos apuntan a las palabras de un siempre lenguaraz Tote o las pataletas de nuevo rico de Ortiz, el Lucentum sigue a la suya. En verano, tras mucho sufrimiento en las oficinas del club, se consiguió configurar una plantilla marcada por las restricciones económicas pero al antojo de su entrenador, Txus Vidorreta. El técnico vasco llegó la pasada temporada a Alicante, tras toda una vida en el Bilbao Basket. Cogió al equipo en la zona roja de la clasificación y logró mantenerlo en la élite del baloncesto nacional. Se dudó sobre su continuidad, con relevo en la presidencia de por medio, pero Luis Castillo consiguió convencerle, dándole poder absoluto en la esfera deportiva. Vidorreta, después de esperar otras propuestas ACB, aceptó el reto en Alicante. Y hoy, ya tiene al Lucentum oficialmente clasificado para la Copa del Rey y virtualmente salvado del descenso a la Leb Oro. Hoy, en la jornada 15, a más de una veintena de compromisos para finiquitar la Liga, el Lucentum disfruta de un balance inalcanzable para el mejor soñador.
Parece un cúmulo de casualidades. Pero es una realidad. La pasada campaña, Vidorreta cambió la cara a un equipo que se debatía entre las derrotas y las humillaciones. Logró que los jugadores compitieran en la práctica totalidad de los partidos, consiguiendo el principal objetivo de la institución, la permanencia en la Liga ACB. Esta temporada, el objetivo no iba más allá. No obstante, el buen hacer del cuadro alicantino ha convertido en anécdota los propósitos que manejaba el equipo a principio de curso. Ya en la Copa, se ansía formar parte del bombo de los elegidos. De nuevo, se antoja misión harto complicada. El Lucentum necesita ganar un partido más que Unicaja, su verdadero rival en la lucha por el cuarto puesto. Dejando a un lado las teorías estadísticas, ciñéndonos a la práctica, requiere sumar dos victorias (recibiendo al Real Madrid y visitando al Estudiantes) y esperar que el cuadro malagueño (con un cómodo partido en casa frente al Murcia) caiga en su viaje a Manresa en el cierre de la primera vuelta de la competición. Son combinaciones numéricas, pero no descartemos que se conviertan en realidad. Hablamos del Lucentum de Vidorreta, lo más parecido que se ha visto por estos lares desde el Lucentum de Poch. Para recordar aquella campaña, habría que remontarse siete años atrás, allá por 2005. Entonces, el equipo alicantino -con Berni, Nacho, Larry, Quincy, Lucio, Iñaki y demás tropa- firmó la mejor temporada de la historia del club, clasificándose para la Copa del Rey y los playoffs por el título de la ACB, cayendo en ambas ocasiones frente al verdugo malagueño, el Unicaja, con el que ahora se disputa una plaza entre los 'grandes'. En el deporte, los resultados hablan en pretérito. La competición siempre te brinda una nueva oportunidad de revancha. Y aquí está.
Sea como cabeza de serie o en el grupo de los convidados, el Lucentum participará por segunda vez en su historia en la Copa del Rey. Ya conseguido el billete, se podría valorar el trabajo de Vidorreta en el banquillo, la dirección de Llompart, el corazón de Ivanov, la contundencia de Barnes, la intrascendente salida de Singler hacia la capital... pero también podemos limitarnos a aplaudir la trayectoria de un equipo (en su máxima expresión) configurado, sálvese alguna excepción, a partir de jugadores descartados por sus anteriores clubes. En épocas de recortes, las alegrías se cotizan al alza, y el Lucentum rebosa felicidad.
El torneo del KO, en baloncesto, se convierte cada temporada en una auténtica fiesta del deporte. Este 2012, toca celebrarla en Barcelona. Allí estaremos. Nos vamos de copas... e incluso nos pagamos. Invitar... ya es otra guerra.
El torneo del KO, en baloncesto, se convierte cada temporada en una auténtica fiesta del deporte. Este 2012, toca celebrarla en Barcelona. Allí estaremos. Nos vamos de copas... e incluso nos pagamos. Invitar... ya es otra guerra.
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