3 de enero de 2012

Destino: Oriente


“Queridos Reyes Magos…”. Así arrancaba cada final de año la carta que remitía a sus Majestades de Oriente. Nunca la entregaba en mano a ningún enviado de Melchor, mi mago favorito. Me daba miedo, rechazaba la invitación. Pero sabía que, igualmente, les iba a llegar. De todo eso, ya hace mucho... Ahora, las peticiones siguen otros caminos, menos inocentes pero con ilusiones casi parejas. Con las vacas flacas pastando a su gusto por ahí afuera, no queda otra que concentrar las peticiones y pretender lo verdaderamente necesario. Los pequeños siguen a lo suyo, con las Monster High y los videojuegos, mientras que el resto nos centramos en desear salud y trabajo. ¡Qué remedio! Ya habrá tiempo más adelante para caprichos…
En el periodismo, como sector, todo huele a añejo. Se habla de crisis, la de siempre. Más acentuada, sí, pero la de siempre…. También se discute sobre las decisiones de los responsables de los balances, de sus prioridades, donde pocas veces se impone el capital humano. Al final, somos números: ceros y unos. Hoy Público ha presentado concurso de acreedores. Mañana serán otros. El modelo del papel parece caduco. Nadie ha pulsado todavía la tecla del futuro. Se intenta sobrevivir, mejor o peor, y soplar a contracorriente para intentar calmar las aguas. Difícil cometido. Con todo, una vez superada la actual situación económica de carácter casi universal, habrá cabeceras que mantengan sus constantes vitales. Seguro que las habrá.
Para ello, para seguir en la lucha, habrá que continuar con el examen de conciencia. Parece difícil que los profesionales podamos leer un periódico con el traje de lector puesto. Yo lo intento en multitud de ocasiones, a veces incluso creo conseguirlo. Entonces, dejo pasar por alto los errores de diseño, detalles casi inapreciables para los ciudadanos, pero me rebelo con los fallos de escritura. ¿Cómo se puede salir a la calle con erratas que, queramos o no, restan prestigio al periódico? Los errores son casi inevitables, por ello de ir unidos a la condición humana. Pero siempre se puede hacer algo más. Se detectan en todos los diarios, ninguno se escapa, aunque el disgusto gana enteros cuando los ves en tu casa. Cambiar apellidos en portada, omitir letras para cuadrar titulares, inventar palabras, publicar las indicaciones que acompañan a los gráficos o repetir imágenes en una misma página… Y así, un interminable etcétera. No hay nombres tras los errores. Son anónimos. Cualquiera podría firmarlos: prisas, excesiva carga de trabajo, falta de manos... A los Magos de Oriente les pido, para este 2012, reducir la lista. ¿Me lo concederán? Por el bien de todos, que así sea.

¿Que no cabe el titular? Verás como sí...
 
Decimosegundo o duodécimo, qué más da...
 
¿Posadas? Con una posada vamos bien...


No hay que ocultar nada a los lectores, ni las leyendas...
  
¿Especi... qué?


Dos portadas idénticas... no cuelan, no...

Cristiano, el sin alcohol...




A los Magos de Oriente, ya puestos, también les pido honestidad profesional. No me gusta que se intente jugar con la buena fe del lector. Al lector, sólo por el hecho de elegir tu cabecera entre la amplia oferta que encuentra en el kiosco, se le debe mostrar un respeto máximo. Y como la mujer del César, no sólo vale con ser honesto con la persona que confía en ti para informarse, sino que también hay que parecerlo. Y ahora, más si cabe. Nunca, nunca intentar engañarle. Duele a la vista cuando uno se encuentra anuncios, una práctica cada vez más común, que buscan asemejar su diseño al de las noticia para hacer pasar la publicidad por información. Personalmente, me parece una auténtica burla al lector. Como dirían los jóvenes: "Reírse en 'toa' su cara"... Un motivo más que suficiente para dejar de comprar dicha cabecera. Imagino que los periódicos ingresarán una cuantía superior por dichas publicidades. Sí, pero es dinero sucio. Y de la ética, mejor ni hablamos...


Algunos dirán que esto es publicidad (lleva doble filete de separación y, en pequeñito, el antetítulo “noticias de prensa”. Otros, que es un desprecio al lector.

En relación con ese ambiente que lleva al profesional a separarse de la excelencia, José Mota firmó la pasada Nochevieja un sketch que resumía a la perfección lo que pasa por la cabeza de muchos jóvenes. Hablaba de esa ‘generación perdida’, la que dicen está compuesto por los españoles mejor preparados de la historia. Hay que verlo. Refleja a la perfección la realidad. Pero siempre con una sonrisa, que de ésta también saldremos. Y no por los Magos, sino por nosotros.

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