La esperada cita electoral en Galicia y País Vasco acaba de tocar a su fin con el escrutinio de los últimos votos, sólo a falta de las papeletas de los inmigrantes. Los resultados ya están casi obsoletos: Todos sabemos que el PP recupera el Gobierno de la Xunta y que el Parlamento Vasco por primera vez no cuenta con mayoría nacionalista. Pero, en realidad, la historia está por escribirse. Sobre todo, en Euskadi, donde Patxi López, Antonio Basagoiti y el cabeza de lista del partido de Rosa Díez por Álava pueden desalojar al PNV de Jauría Enea. Casi tres décadas después, ahí es nada.
«Vuelco en Galicia y en el País Vasco», «Galicia y Euskadi cambian de rumbo» son los titulares con los que abren mañana El Mundo y El País, respectivamente. Pero, más allá de titulares obvios, me quedo con ciertas reacciones dignas de resaltar.
Núñez Feijóo, candidato del PP a la Xunta: «Agradezco el caudal de confianza que el electorado me ha dado. El pueblo gallego ha hablado alto y claro». A ver si cuando se siente en el sillón presidencial (¿será también de 2.000 euros?) no se olvida de sus votantes (y del resto), como le suceda a todos estos «representantes» de los ciudadanos.
Pérez Touriño, candidato del PSG a la Xunta: «Tomo nota del resultado electoral para corregir errores y rectificar todo lo que haya que rectificar con el objetivo de seguir trabajando por Galicia». Faltaría más. La otra opción es dar la espalda a los datos y pensar que sus cuatro años en el Gobierno han satisfecho a los gallegos. Su pacto, obligado, con el BNG le ha sentenciado tras una sola legislatura en el poder.
Anxo Quintana, candidato del BNG a la Xunta: «El Bloque Nacionalista Gallego no cumplió los objetivos electorales. Mañana la preocupación no es el BNG, sino los gallegos y las gallegas». La pregunta es: ¿cuál era el objetivo electoral? ¿Mantener los escaños? ¿Aumentar su representación en el Parlamento? No creo. Sus miradas se fijaban más en los escaños del PP, deseando que no llegaran a los 38, y así ejercer de mano que mece el poder gallego durante otros años. Vivir a costa de los votantes del PSOE, y seguir así catando el placer de navegar en yate.
Patxi López, candidato del PSE a lehendakari: «Se ha acabado el tiempo de los frentes, el tiempo de la bronca y la exclusión. Me siento legitimado para liderar el cambio». Esperemos que una nueva etapa se inicie en el País Vasco con López como hombre guía. Los ciudadanos le han brindado una oportunidad histórica que, por si acaso, no puede dejar escapar.
Juan José Ibarretxe, candidato del PNV a lehendakari: «Atravesamos momentos complicados, pero estoy convencido de poder sacar este país adelante». Si no ha sacado al país adelante en sus años al frente de Ajuria Enea… ¿qué busca ahora? Su derrota, por inesperada, debe ser la más dolorosa de la noche. Por desgracia, no reconocerlo va en el cargo de todo político.
Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular: «Estoy orgulloso de presidir el PP, un gran partido y el más grande de Europa». Y tan a gusto que se ha quedado. A pierna suelta que debe dormir tras semejante declaración. Si no se quiere él –pensará- quién le va a querer. Y más aún en su primera noche triunfal.
Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE: «…». Su primera derrota electoral parece ser le ha dejado mudo.
Apuramos, por tanto, las últimas horas de una jornada histórica, donde la democracia se ha consolidado, gracias en parte a que los partidarios de ETA no han podido participar de la fiesta de los demócratas, tras la ilegalización de sus candidaturas. Sin embargo, aún queda mucho camino por andar. Ese camino lo ejemplarizan los sondeos a pie de urna, que daban una crecida de hasta diez escaños para el PNV, en detrimento del PSE y PP. La realidad, ya es sabida. Ojalá la más que previsible entrada de Patxi López al gobierno normalice una situación angustiosa para miles de personas. Por otro lado, dicen los analistas (que tienen que hablar para comer) que para alcanzar la paz en Euskadi es condición indispensable que el Gobierno vasco y el central tengan el mismo color. Ahora, parece ser, se va a dar esa circunstancia. Aunque pensar en el fin del miedo, es un simple deseo quimérico.
Este 1 de marzo, decía, es histórico por varias circunstancias. Sin embargo, las efemérides también deben guardarle un espacio a Pepe Rubianes, que se marchó hoy víctima de un cáncer de pulmón. Un cómico insolente, al que nadie hacía callar y que en ocasiones se extralimitó en el uso de la libertad de expresión. Aún así, era un genio del humor. Y un gran artista. Recuerdo sus visitas a Buenafuente, que arrancaban como una entrevista y finalizaban como una simple reunión de amigos. Tal vez, el actor de origen gallego (pero de corazón catalán) intuyó que hoy no era su día, que no tenía demasiado que celebrar con el regreso del PP a la Xunta, así que decidió decir adiós, sin hacer ruido. Curiosa paradoja, tratándose de un polemista de profesión.
«Vuelco en Galicia y en el País Vasco», «Galicia y Euskadi cambian de rumbo» son los titulares con los que abren mañana El Mundo y El País, respectivamente. Pero, más allá de titulares obvios, me quedo con ciertas reacciones dignas de resaltar.
Núñez Feijóo, candidato del PP a la Xunta: «Agradezco el caudal de confianza que el electorado me ha dado. El pueblo gallego ha hablado alto y claro». A ver si cuando se siente en el sillón presidencial (¿será también de 2.000 euros?) no se olvida de sus votantes (y del resto), como le suceda a todos estos «representantes» de los ciudadanos.
Pérez Touriño, candidato del PSG a la Xunta: «Tomo nota del resultado electoral para corregir errores y rectificar todo lo que haya que rectificar con el objetivo de seguir trabajando por Galicia». Faltaría más. La otra opción es dar la espalda a los datos y pensar que sus cuatro años en el Gobierno han satisfecho a los gallegos. Su pacto, obligado, con el BNG le ha sentenciado tras una sola legislatura en el poder.
Anxo Quintana, candidato del BNG a la Xunta: «El Bloque Nacionalista Gallego no cumplió los objetivos electorales. Mañana la preocupación no es el BNG, sino los gallegos y las gallegas». La pregunta es: ¿cuál era el objetivo electoral? ¿Mantener los escaños? ¿Aumentar su representación en el Parlamento? No creo. Sus miradas se fijaban más en los escaños del PP, deseando que no llegaran a los 38, y así ejercer de mano que mece el poder gallego durante otros años. Vivir a costa de los votantes del PSOE, y seguir así catando el placer de navegar en yate.
Patxi López, candidato del PSE a lehendakari: «Se ha acabado el tiempo de los frentes, el tiempo de la bronca y la exclusión. Me siento legitimado para liderar el cambio». Esperemos que una nueva etapa se inicie en el País Vasco con López como hombre guía. Los ciudadanos le han brindado una oportunidad histórica que, por si acaso, no puede dejar escapar.
Juan José Ibarretxe, candidato del PNV a lehendakari: «Atravesamos momentos complicados, pero estoy convencido de poder sacar este país adelante». Si no ha sacado al país adelante en sus años al frente de Ajuria Enea… ¿qué busca ahora? Su derrota, por inesperada, debe ser la más dolorosa de la noche. Por desgracia, no reconocerlo va en el cargo de todo político.
Mariano Rajoy, presidente del Partido Popular: «Estoy orgulloso de presidir el PP, un gran partido y el más grande de Europa». Y tan a gusto que se ha quedado. A pierna suelta que debe dormir tras semejante declaración. Si no se quiere él –pensará- quién le va a querer. Y más aún en su primera noche triunfal.
Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE: «…». Su primera derrota electoral parece ser le ha dejado mudo.
Apuramos, por tanto, las últimas horas de una jornada histórica, donde la democracia se ha consolidado, gracias en parte a que los partidarios de ETA no han podido participar de la fiesta de los demócratas, tras la ilegalización de sus candidaturas. Sin embargo, aún queda mucho camino por andar. Ese camino lo ejemplarizan los sondeos a pie de urna, que daban una crecida de hasta diez escaños para el PNV, en detrimento del PSE y PP. La realidad, ya es sabida. Ojalá la más que previsible entrada de Patxi López al gobierno normalice una situación angustiosa para miles de personas. Por otro lado, dicen los analistas (que tienen que hablar para comer) que para alcanzar la paz en Euskadi es condición indispensable que el Gobierno vasco y el central tengan el mismo color. Ahora, parece ser, se va a dar esa circunstancia. Aunque pensar en el fin del miedo, es un simple deseo quimérico.
Este 1 de marzo, decía, es histórico por varias circunstancias. Sin embargo, las efemérides también deben guardarle un espacio a Pepe Rubianes, que se marchó hoy víctima de un cáncer de pulmón. Un cómico insolente, al que nadie hacía callar y que en ocasiones se extralimitó en el uso de la libertad de expresión. Aún así, era un genio del humor. Y un gran artista. Recuerdo sus visitas a Buenafuente, que arrancaban como una entrevista y finalizaban como una simple reunión de amigos. Tal vez, el actor de origen gallego (pero de corazón catalán) intuyó que hoy no era su día, que no tenía demasiado que celebrar con el regreso del PP a la Xunta, así que decidió decir adiós, sin hacer ruido. Curiosa paradoja, tratándose de un polemista de profesión.
3 comentarios:
Habrá que esperar acontecimientos pero sería una buena oportunidad para que los dos grandes partidos se cogieran de la mano, dejaran sus disputas a un lado y encabezaran el gobierno vasco. Los cambios siempre son necesarios y el PSOE debe arriesgar y olvidarse de la necesidad futura del PNV en las generales...
Lo dicho, el tiempo lo dirá todo.
Y tú crees que Zapatero va a aceptar perder el apoyo del PNV en España a cambio de gobernar, supeditado al PP, en el País Vasco.
¿Quién votará a favor de los Presupuestos General, por ejemplo? ¿CiU? Después de que el PSC les echara del gobierno del Parlament pese a tener más votos... me extraña.
No sé. La situación es digna de observación. Ya veremos qué pasa, pero cada movimiento provocará graves consecuencias. Nada es gratuito a estas alturas.
Ya. Tendrán que estudiar qué pesa más en sus intereses, pero ojo, siempre contando con los votantes, que suelen castigar ciertas decisiones. El tiempo todo lo dirá. Yo creo que el votante socialista ve con buenos ojos un gobierno PSOE-PP en Euskadi. Creo, desde mi modesta posición.
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