Antonio
Sempere, digamos, no es santo de mi devoción, no ocupa mis oraciones nocturnas.
Y a Vicente Seva, no tengo el placer de conocerlo. Eso sí, vino –invitado por
su colega Olivares– hace unos meses al máster de Industrias Creativas a darnos
una «lección» de cine. Mejor habría sido ocupar esas cuatro horas en cualquier
otra actividad, sin duda. Y del llamado «séptimo arte», sé lo justo, lo necesario, menos de lo que me gustaría, no más que una aficionada que
se deja los cuartos en taquilla un par de veces al mes con el trivial objetivo
de desconectar por un rato de rutinas y obligaciones.
Puestos en
antecedentes, me ha sorprendido encontrarme hoy en el periódico con una
opinión, tan demoledora como argumentada, firmada por Antonio Sempere. Una
bofetada directa, sin intermediarios, en la cara de Vicente Seva, en su
condición de director del Festival de Cine de Alicante. Una vez leída, me
asaltan algunas dudas… Y ahí quedarán, no creo que les vaya a encontrar las respuestas adecuadas. Dice el
artículo:
«Cuán atrevida es la ignorancia. El amigo Vicente Seva va lanzando titulares en los que no se corta al afirmar que su festival de cine tiene potencial suficiente para convertir a Alicante más pronto que tarde en un nuevo Cannes, sin darse cuenta de que a su alrededor hay algún niño y no tan niño que le apunta, como al emperador, diciendo: "Pero si va desnudo..."».«[…] Y esgrimir las razones por las que considero que el Festival de Cine de Alicante no pasa de una reunión de amigos, que nunca es mala cosa, y muy poco más. Programaciones más relevantes, más cinéfilas y más rigurosas, se pueden encontrar en cualquier parte […]. A ninguno de sus responsables les habrán leído, jamás, compararse con Cannes. Están vestidos. Pisan tierra».«Dice Vicente Seva que a la última edición del Festival de Cine de Alicante se han presentado más de 600 cortometrajes de los que ha seleccionado para competir 20. No sé qué para qué tantos, si los que tienen que estar, no están. […] No están los cortos del año. Que sí se vieron en Semana de Cine Ibérico de Badajoz, en Málaga, en Medina, en cualquier evento organizado con un mínimo de criterio».«Más claro todavía, ¿por qué si Ferrández viene habitualmente a impartir cursos durante el festival, y este año también lo va a hacer, cobrando por ello, puede participar como concursante? El totum revolutum en este festival entre conocidos es considerable».«Ya que hablamos de amigos, ¿se puede consentir que durante dos meses haya figurado en la web el nombre de uno de los cuatro miembros del jurado de la crítica, Luis López Belda, con una errata en la ortografía tan enorme como escribir Velda con V en un apellido que nunca admite este fonema?».«Todo es tan disparatado en el Festival de Cine de Alicante que no soporta ni una mínima revisión en serio. Da la sensación de que es tan efímero (en el sentido más fallero de la palabra), tan transitorio (quién se acuerda ya del Teatro Principal, quién de la plaza del Consistorio, quién del Castillo, quién de las palabras de Elsa Martínez, que en su parlamento de hace un año parecía iba a durar siempre) que lo mejor es tomárselo como lo que es: como dos galas presentadas por el amigo Larrodera, un amigo de los de verdad. Y pelillos a la mar».
Me sorprende
que Sempere haya dado el paso de hacer pública su opinión acerca del Festival de
Alicante y de su director. Me sorprende, aunque sólo en parte. Me sorprende más
por venir de su contenida pluma, que por el fondo en sí de sus palabras. Una
crítica repetida, más que recurrente en petit
comité, en cualquier círculo cinéfilo de la ciudad. Una crítica que, no
obstante, no se deja notar en las crónicas que se publican en los medios
durante el evento (que, por cierto, arranca este próximo sábado con la gala inaugural en el Adda). Da la sensación que, raro en Alicante, se intenta echar arena encima
para tapar de aquella manera una realidad sabida por todos: el Festival sólo
tiene margen de mejora. Un margen que, pese a todo, sigue sin recortar su
distancia con el «ideal» pese a los años que han transcurrido desde su origen. Una
reunión de amigos, que dice Sempere, aderezada por un par de «caras bonitas»,…
y prou.
Pero en este
punto del relato, leída la opinión, me asaltan un par de preguntas. ¿Le habrá
transmitido dicha valoración, la mismita que publica hoy, al propio Vicente Seva? Y de hacerlo, me sigo preguntando,
¿por qué Sempere no ha renunciado a ser miembro del jurado de la crítica (ahora, todavía se mantiene entre el poker de críticos)? Si
tan malo es el Festival, que parece serlo, ¿para qué estar presente ahí? Es tan lapidaria la crítica, que resulta difícil encontrar acomodo para las medias tintas. Digo yo…
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