16 de mayo de 2012

Nostalgia por el futuro


Abro el folio en blanco con la intención de dibujar un hilo que viaje por varias historias pendientes. Pretendía valorar la experiencia del 15-M, que hoy cerraba sus actos en un primer aniversario en forma de valle. Quería relatar mi reciente experiencia con los calores en dependencias municipales por la brillante idea de apagar los aparatos de aire acondicionado. Intentaba rendir un justo homenaje al Mar Alicante, a través de la figura de Isabel Ortuño y Toni Navarro. Deseaba evidenciar la burla a la Feria de Hogueras con los carteles que se torearán en el inminente mes de junio. Ansiaba recoger el concepto de «imputado» de Alberto Fabra, en el que parece no caber Ripoll. Buscaba censurar los dislates que salieron por boca de Cavadas, un prestigioso cirujano que ya lucha por entrar en el Olimpo de los personaje por el camino erróneo. Todo eso pretendía, pero hay días que no salen las palabras. Hay días, como hoy, que la mente se empeña en perder la razón. Podía, ya puestas las horas y la intimidad de este hogar, dar libertad a los dedos, permitiéndoles que digan lo que una servidora no alcanza. Pero, ¡para qué! Luego, una vez escrito, tendría que recurrir al tópico de que la historia está basada en hechos reales, en una realidad vivida en tercera persona. Ya saben, la amiga de turno. Y no, para cobarde, no hay cómplices que valgan. Ya lo firmó Sabina en los noventa: «No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió».

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