Les pongo en antecedentes. ¿Recuerdan el partido que jugaron el pasado domingo Hércules y Elche en el Rico Pérez y que acabó con victoria visitante (1-2)? Pues por ahí va la historia, cuestiones deportivas al margen.
El apretado marcador mantuvo la emoción hasta el último instante. Cuando el árbitro señaló el final del encuentro, los jugadores del conjunto franjiverde se dirigieron hasta el conocido ‘quesito’, situado entre las gradas de Preferente y Fondo Sur, para celebrar junto a sus aficionados la victoria. Hasta ahí, todo normal.
Los fotógrafos que, en ese instante, se encontraban por la zona de banquillos siguieron el camino marcado por los futbolistas visitantes. A la carrera, también se desplazaron hasta la ubicación de los seguidores ilicitanos. No por placer, sino para poder retratar la alegría existente en la órbita del Elche. La comunión entre afición y plantilla se pudo ver desde cualquier punto del estadio: cánticos, regalo de camisetas, bailes improvisados… Lo típico, por ejemplo, cuando se consigue un título. Unos minutos de festejo, que terminaron con unos y otros en sus respectivos autobuses de regreso a la ciudad bipatrimonio de la Humanidad.
Y en estas, en la resaca del derbi, aparecen las malas artes inherentes al Hércules. El club es así, no puede evitarlo. El departamento de Comunicación de la entidad, a través de su habitual vía de comunicación con los medios, envió un correo electrónico que deja constancia de la filosofía de este club. Sería algo así como… “Pide mucho a los demás para un presunto beneficio común, pero no olvides en sacar el hacha y cortar alguna cabeza para demostrar quién manda aquí”. Aquí da igual que al frente de la institución esté Ortiz o el Santo Padre.
El envío empezaba con una introducción irrelevante, y continuaba con la siguiente prosa: “Varios miembros de la prensa gráfica cruzaron el terreno de juego para obtener imágenes de la celebración [de los jugadores del Elche y su afición]. Os informamos que este tipo de hechos se sancionan en el actual Real Decreto 207/2010, ya que al estar sobre el terreno de juego tanto jugadores como trío arbitral se considera ‘invasión de campo’”. Hasta ahí, bien. El club informa a los medios de comunicación de que nadie, incluidos los fotógrafos, puede pisar el césped… [No vaya a ser que contagien cualquiera de las enfermedades que incuban en sus cuerpos].
Pero ahí no queda. Después de la parte informativa, llegaba el turno para la identificación y la amenaza de expulsiones y propuestas de sanción. Literalmente, concluía el correo: “Desde el Área de Seguridad nos comunican que los infractores están identificados y en caso de reiteración, además de proceder a su expulsión se efectuará una propuesta de sanción”.
¿No había otra forma de transmitir la misma idea? ¿Siempre se debe acabar en la intimidación del, supuestamente, Goliat a un David, también supuestamente, indefenso? ¿No hubiera bastado con ponerse en contacto directamente con los infractores (casi delincuentes), que en ejercicio de su labor profesional osaron a cruzar el césped (OMG!), e informarles de la legislación vigente, de las multas que puede suponer para el club su actitud irresponsable y solicitarles, siempre desde la corrección, que no vuelvan a poner sus sucios pies en el tapete del Rico Pérez? Sí, no y sí. Con todo, puedo imaginar qué habrá hecho ese fotógrafo con el correo impreso que le haya dejado, en el mejor de los casos, el redactor de Deportes sobre el teclado de su ordenador. En el mejor de los casos, un avión sin recorrido. Y, en el peor, lo más correcto. Estás trabajando, con el estrés propio de los gráficos, ves que la noticia se produce a cincuenta metros de ti, te pegas la carrera correspondiente cargado con todo el equipo... y, horas después, te vienen con amenazas desde la comodidad del sillón. ¡Venga va! Parece correcto informar sobre el Real Decreto de turno, pero de ahí a recurrir a actitudes propias de la Camorra, no.
Pero, tranquilos, no faltará mucho para que el Hércules, una vez más, reúna a los medios de comunicación y pida, con un tono más amable, colaboración, unión e ir "todos a una" para conseguir, por ejemplo, el ascenso a Primera. Es decir, que el club proponga echar tierra sobre cuestiones negativas (por si alguno pica en el anzuelo) y ensalzar las positivas. Ya saben, todos puede pedir, es fácil; pero muchos menos, sin embargo, el significado de la palabra educación.
PD: Dicho lo cual, cierro el post número 450 (ya sólo a un paso del medio millar) y procedo a ver el segundo capítulo de Juego de Tronos. Por ahora, las expectativas se cumplen con creces...
La polémica suscitada tras el comunicado del Hércules en el "pedía" a los fotógrafos que no volvieran a invadir el terreno de juego al término de próximos partidos ha tenido continuación en la jornada de hoy. A primera hora de la mañana, la Asociación de la Prensa de Alicante (la APA, ese ENTE con mayúsculas, valga la ironía) "lamentaba" a través de otro comunicado "el tono amenazante" del Hércules. "La Junta Directiva de la Asociación de la Prensa entiende que los profesionales acreditados cumplieron con su obligación de informar, una vez que el partido de fútbol había finalizado y las características de este encuentro lo requerían, al tratarse de un derbi deportivo en el que, además, no se registraron incidentes entre las aficiones. La Asociación de la Prensa de Alicante, por tanto, considera que el comunicado enviado por el Hércules supone una amenaza hacia los profesionales en su deber de informar y que existen otras formas de normalizar la relación entre periodistas y un club de fútbol", señala el documento firmado por la Junta.
Pero la controversia no se frenó con el texto de la APA, sino que el Hércules, a última hora de la tarde, ha emitido un nuevo y extenso comunicado, con el marrón (digo, la firma) del director de Seguridad de la entidad, un tal Juan Carlos Celdrán. Un intento, imagino, de calmar las aguas... que en todo caso habrá avivado el fuego. "En ningún caso, el Departamento de Seguridad tuvo la intención de dar la sensación de amenaza al respecto de lo informado, bien es cierto y así lo recoge la actual legislación, que la intromisión en el terreno de juego, estando presente tanto el trío arbitral como los jugadores, es considerado a todos los efectos "invasión del terreno de juego", otra cosa es que el árbitro no lo reflejara en el acta". Y bla, bla, bla... con una retahíla de extractos de la legislación deportiva vigente. Todo muy interesante... Pero poco faltará para que el club se ponga en contacto con algún fotógrafo para pedirle la cesión de determinadas imágenes. También cabe la posibilidad de que, directamente, las tomen prestadas y hagan uso de ellas. Así se las gastan... Y, a continuación, a llamar a la unidad y a remar todos a la vez. Pues eso. Memoria.
Mucho se ha escrito sobre Juego de Tronos. En término oficiales, cinco novelas a una media de ochocientas páginas por tomo. Pero también ha dado que hablar la posterior adaptación a la televisión a cargo de la cadena estadounidense HBO, autora de obras maestras como Los Soprano. Un precedente que me ha servido per se para dar el paso definitivo y elegir la noche de hoy para ver el primer capítulo de la primera temporada... Por eso de empezar en orden. Ian Biddle, un profesor inglés invitado al máster, nos ha puesto el arranque de la serie... y promete. A ver qué depara el resto. ¿Serán capaces las imágenes de mantener el nivel narrativo de las letras?
Ya es lunes. Por fin. De saberlo, ni loca elijo este fin de semana para librar. Vaya colofón para encarar el último paso de página en el calendario de este año. El sábado arrancó con cierta esperanza, aunque duró tan poco como un líder al frente de los socialistas en la zona del Levante. La victoria provisional del Atlético en el Bernabéu bien sabíamos que era un espejismo. Y así fue. Luego, al borde de la medianoche, se acabó por torcer la jornada. El Barcelona, con Messi sobre el césped de Getafe, firmaba su primera derrota de la temporada. Un resultado que le sitúa a seis puntos del Madrid. Puede ser un reto, de acuerdo, pero ahora es una faena.
Tifo de las peñas del Hércules. Detalle: espontáneo pulgar arriba de un aficionado local.
Aunque lo que parecía el acabose, se ha convertido en una simple anécdota. Madrugas un domingo, sin obligaciones laborales, para disfrutar bien despierta de un derbi en el Rico Pérez. Llega el partido, junto al del deseado ascenso, más esperado de la temporada. Te abrigas, porque la experiencia es un grado. Dejas la bufanda en casa, por eso de guardar las formas de entrada. Te comes una cola de media hora para recoger la invitación de turno. Te dejas ver por la zona de prensa, saludas a unos y a otros. Subes a Tribuna Alta para disfrutar del ambiente. Tomas una fotografía para luego fardar en las redes sociales. Tomas asiento, miras a los invasores (ayer, pacíficos), cierras los ojos y sueñas, por primera vez en toda la semana, con una victoria. Pronto te vendrá a la cabeza esa tesis defendida días atrás en la que firmabas un empate (injusto si hiciera falta), pese a ser el líder sólido de la categoría y jugar en condiciones de loca.
Miras la hoja de las alineaciones y marcas en rojo a los dos jugadores con más calidad del Hércules. Están en el banquillo. Mal presagio. Arranca el partido. Ni pa ti ni pa mí, aunque el Elche parece mejor asentado sobre el terreno de juego. Sin ocasiones manifiestas de gol sobre la hoja, ronda el balón el área blanquiazul. Cae en los pies de Mantecón, que toma dirección hacia la banda. Parece que la sensación de peligro se acaba… Y en esas aparece Abel Aguilar, uno de los jugadores llamados a marcar diferencias. ¡Y así lo hizo! Mete la pata y hace dudar al árbitro. Penalti dudoso por tratarse en contra de la mayoría. La (mala) conciencia de Mirada Torres tras aquel encuentro dirigido a Elche y Granada, que determinó el ascenso de los andaluces a Primera, hace el resto. Balón a los once metros. Y gol. Albacar no falla.
Parece que el domingo mantiene la senda iniciada el sábado. Pero todo puede empeorar. Córner a favor de los franjiverde, balón al segundo palo. Allí, Abel espera. Otros, sin embargo, exhiben sus ganas de ganar. Espalda ganada al colombiano, balón al área pequeña y Bille pone el segundo. Perfecto. Ya resulta complicado caer más abajo. Aunque nunca se debe subestimar al conjunto de Mandiá, que salió, como de costumbre, más pendiente de atrás que del espectáculo.
El Hércules, que partía de inicio con un centro de campo formado por Abel Aguilar, Tiago Gomes y Diego Rivas, naufraga ante más de 20.000 aficionados. Algo muy nuestro. Tres jugadores de contrastada calidad se muestran incapaces de dominar el ritmo de los partidos. En el banquillo, Míchel, el referente del equipo en el inicio liguero. En el campo, el portugués, aquel futbolista (auto) llamado para vestir la camisera de un ‘grande’. Por ahora, “malviste” la del club que le paga (y bien).
Llega el descanso. Y pocos en el Rico Pérez confían en remontar dos goles de desventaja a un equipo dirigido por Bordalás. No porque sea el mejor, que no lo es, sino porque el técnico de Alicante se las sabe todas. Vive por y para este partido. El Hércules mejoró con creces en la segunda parte con la entrada de Aganzo y Míchel. Era de esperar. No hacía falta ser un lince. El delantero valenciano llevó la esperanza hasta las gradas, pero el Hércules perdonó demasiado y acabó por caer ante su eterno rival.
Ya con la derrota en el marcador, se pueden analizar los márgenes de mejora o buscar culpables externos. En ambos frentes hay argumentos válidos, aunque unos con mayor recorrido que otros. Los mediocres, seguro, se decantarían por señalar al árbitro, poco afortunado en la dirección del partido y cuestionado en la señalización del determinante penalti. Los ambiciosos, en cambio, empezarían a enumerar cuestiones impropias de un equipo que ambiciona regresar a Primera sólo unos meses después de su paso efímero. De partida, no se puede infravalorar el trabajo de una plantilla (corta y mermada por lesiones y enfermedades) que se ha exprimido al máximo para afianzarse en el liderato. Nadie debe cuestionar el esfuerzo de jugadores y técnicos para situar al equipo en lo más alto de la clasificación. No obstante, sería un error de bulto, tanto como buscar responsables externos, quedarse impertérrito observando la tabla. Es provisional y, por tanto, de nada sirve. En estas primeras quince jornadas de Liga se pueden extraer varias conclusiones. Para empezar, un respiro: la portería tiene dueño. Pero la línea de atrás cojea por el flanco derecho. Resulta reseñable que un futbolista limitado como Juanra sea indiscutible, mientras el polivalente y cumplidor Arbilla suma y suma suplencias. El centro del campo se erige como la principal preocupación del Hércules. No por su rendimiento, que se puede calificar como aceptable, sino por su tremendo potencial. Jugadores de la talla de Abel y Tiago, con un Rivas más cumplidor, no pueden pasar desapercibidos en partido sí y partido también. Deben marcar diferencias, porque así lo cobran. Las bandas, de quita y pon. Callejón, Sanchón e incluso Carlos Calvo… Más de lo mismo. Y arriba, Urko Vera. Ese futbolista, honrado y todo eso, capaz de conseguir un gol con la rodilla pero incapaz de meterlo con el pie. Ese futbolista que debería pagar por entrenarse al lado de Aganzo. Yo, de Mandiá, lo sentaría a ver la grabación del choque de hoy y le pediría que se limitara a observar cómo el madrileño, infinitamente menos corpulento que él, se anticipa a los defensas por alto… Ya por bajo, ni hablamos. Pero hay tiempo para la esperanza. Serán unas semanas, hasta el regreso del hijo pródigo, Jorge López “Tote”. Y, si los administradores caen en la trampa y permiten la llegada del goleador Jorge Molina, directos a Luceros.
Tranquilidad. La derrota contra el Elche escuece. Y mucho. Demasiado. Pero, para el Hércules, no deben ser más que tres puntos. Existe margen de mejora, por calidad y cantidad. Futbolistas que pueden dar mucho más y otros que están por llegar (no sólo Tote, sino también la mejor versión de Aganzo, que cojo destaca en el país de la Segunda). El Hércules está en la senda correcta, pero debe buscar caminos alternativos que le confieran mayor seguridad en la persecución de ese (dicho con la boca pequeña) objetivo del ascenso.
Avanza la tarde, aparcas el fútbol y te vienes un poco arriba con la ajustada victoria del Lucentum en San Sebastián, que mantiene vivo el sueño de la Copa del Rey. Y también con la fortuna de los juegos de azar, que te devuelven una tímida sonrisa en las últimas horas de este último domingo de noviembre. Entonces, digo, te dedicas, ya en cuerpo y alma, a leer la prensa del día. Empiezas por lo más cercano, y ahí te quedas. Terminas la página tres y ya estás sumido en la más profunda de las depresiones. ¿Qué no? Verán como sí.
El titular, como carta de presentación, ya es sintomático: “Sin perdón”. Sintomático, pero no definitivo. El texto es de lectura cuasi obligada, no se arrepentirán. Dedíquenle unos minutos, no les dejará indiferentes. La opinión, a grandes rasgos, trata del vertiginoso desmoronamiento de las instituciones representativas de Alicante tras el 20-N. Son sólo siete días, pensarán, sí, pero aquí nos sobran la mitad. Debe ser la influencia vasca de la provincia.
Los acontecimientos se suceden a tal velocidad en Alicante que ponerse a hacer sesudas tesis acerca de si estos sacaron más o aquellos menos quedaría, transcurrida sólo una semana, fuera de tiempo y de lugar. Alicante vive atrapada en un bucle en el que todas las referencias se desmoronan. Es la factura de un crecimiento enloquecido y desequilibrado, la de la corrupción […], la del laissez faire-laissez passer. Es una factura, engordada sin mesura, que nos ha dejado por fin en cueros.
Sin gobierno. El PP obtuvo un triunfo absoluto en las elecciones del pasado domingo. […] Sin embargo, en esta provincia el PP, saque los resultados que saque, está descabezado y sus heridas internas siguen abiertas. La semana siguiente a un éxito tan rotundo como el del 20-N ha sido la semana de la dimisión de su presidente, José Joaquín Ripoll, pendiente de las acusaciones de corrupción que pesan contra él, y la del nombramiento de un interino, Miguel Ortiz, para sustituirle. […] Ortiz viene a pacificar, pero por eso mismo ahora no puede reivindicar.
Sin oposición. El PSOE está hundido. El PSPV está muerto. Y los socialistas alicantinos, enterrados. Así de duro. El diagnóstico hace mucho tiempo que está hecho: el Partido Socialista ha perdido el discurso, carece de líderes y no tiene credibilidad. […] Ni con crisis ni sin crisis: los dirigentes socialistas no entienden la sociedad para la que deberían trabajar, y ésta tampoco les entiende a ellos. La falta de una alternativa en la oposición es tan gravosa como la debilidad en la que se encuentra el partido gobernante. Unos por otros, Alicante no tiene quien le represente.
Sin Cámara. La Cámara de Comercio ha sido durante años un referente de primer orden. Pero ha ido degenerando y derivando hacia un gigantismo sin sentido, en el que además los intereses personales […] se han ido superponiendo a los generales. Garrigós ha ido ganándose en ese pleno un enemigo por día desde que llegó a la presidencia. Con esos mimbres, el espectáculo está servido. Exigir públicamente cuentas es algo inédito en ese foro. Poner encima de la mesa un ultimátum con amenaza de denuncia, como ocurrió el lunes, lo nunca visto. […] ¿Qué viene después? La agonía de la Cámara. Y, con ella, otro paso atrás en la capacidad de Alicante de diseñar sus propias salidas de la crisis.
Sin patronal. Si la Cámara está mal, Coepa ni te cuento. En la patronal no ha habido en realidad nunca elecciones, sino sucesiones. Coepa ha pasado de ser un instrumento a ser un fin en sí mismo. Y sus presidentes, de ser los defensores de las necesidades de sus asociados, a mirar sólo por lo suyo. La quiebra definitiva también ha llegado esta semana, con la dimisión por primera vez en su historia de un presidente, Rafael Martínez Berna, por estar su empresa implicada tanto en investigaciones judiciales (Gürtel) como en graves expedientes administrativos, y la elevación al cargo de otro, Enrique Martín, que va a estar al frente de los empresarios... sin tener empresa. […] Y, además, ¿qué planes y qué apoyos tiene Enrique Martín para haber llegado ahí? Se desconocen. La Cámara está en apuros. Y Coepa igual. Pero volvemos a lo mismo: mientras ellos se pelean, nadie defiende lo que tiene que defender.
Sin Diputación. Luisa Pastor ni es tonta ni es una maruja, como desde su propio partido han querido dibujarla. Pero tampoco parece tener una idea clara […] de lo que la Diputación que preside representa. Y hasta que se la haga, tendremos fuera de juego un instrumento de presión política de primer orden. […] Eso es lo que Pastor aún no tiene claro. Y urge que se sitúe.
Sin grandes ayuntamientos. No sólo la Diputación es un instrumento de presión. También lo son los grandes ayuntamientos de una provincia en la que están la segunda, la tercera y la quinta ciudad de la Comunitat. Pero la situación política de la mayoría de ellos es precaria. La alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo tiene su futuro político en discusión dentro de su partido. En Benidorm, el Ayuntamiento está en suspensión de pagos, pero tanto su alcalde como la oposición no dedican su tiempo a otra cosa que a ver si hay o no hay moción de censura. En Orihuela, el gobierno no sabe cuánto será gobierno. Alcoy, a pesar de las nuevas carreteras, se diría que está fuera del mundo. Y Dénia, fuera de la provincia. La alcaldesa de Elda puede que quiera ser presidenta del PP, pero su capacidad de liderazgo […] es perfectamente descriptible. Y el problema que tiene la alcaldesa de Elche es que gobierna una población que jamás ha querido hacer valer su enorme potencial fuera de su término municipal.
Sin horizonte. No tenemos proyecto definido de futuro. […] Le sacamos un dineral a la CAM para hacer, no uno, sino tres planes estratégicos. Todos están arrumbados en no se sabe qué cajones.
Sin instrumento financiero. Hablando de CAM: delegamos el cuidado de algo tan importante como era Caja Mediterráneo en lugar de ocuparnos de ella, y la hemos perdido.
Sin soporte académico. Tenemos dos universidades, pero entre las dos ya no suman lo que fue en su día una.
Sin tejido social. Valencia tiene lobbies; Alicante, camarillas. Eso lo resume todo. Así nos va.
Y hay más... Pero para desayunar el domingo, ya está bien. Debe haber un guiño a la esperanza en alguna esquina cercana, aunque todavía no la tengo localizada. Si la encuentran, avisen.
Es un clásico de Internet, le avalan sus miles de visitas. A estas alturas del partido, pocos periodistas no habrán caído en la tentación, asintiendo al paso de los protagonistas por cada una de las plantas. Si todavía no lo has visto, te invito a que lo hagas. Te encontrarás con los superficiales, los que nunca investigan, no contrastan fuentes, los inexactos; los tendenciosos, los que no tienen matices y están condenados a decir 'sí' o 'no' para siempre; los altaneros, los que abusan de su poder, los que se creen intocables; los serviles, los que se venden, responden a intereses y van para donde sopla el viento; los calculadores, son mercaderes, no les importa el periodismo, sólo el dinero; y, no podían faltar, los sensacionalistas. Bienvenidos al particular universo de la prensa. Se pregunta en el vídeo si todos los periodistas van al infierno... Hoy, no; mañana, el tiempo lo dirá.
Hoy, para no fallar a la costumbre, la banca ha sido protagonista de la jornada. En concreto, del primer Consejo de Ministros tras las pasadas elecciones del 20 de noviembre. Como ya se ha dicho y redicho, el Gobierno ha aprobado el indulto a Alfredo Sáenz, un honrado señor conocido por ostentar los cargos de vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander. Ahí es nada. Sáenz solicitó el indulto en marzo tras haber sido condenado por el Supremo por presentar una denuncia falsa a sabiendas hace casi dos décadas cuando era presidente de Banesto. El Tribunal dictaminó pena de prisión y de inhabilitación. El Constitucional, tras un recurso, suspendió la ejecución de la sentencia. Total, que el señor Sáenz, que percibe unos nueve millones anuales por desempeñar su cargo en el Santander, conmuta su condena de tres meses de arresto por un pago de unos miles de euros. Pero los detalles del indulto y el penúltimo servicio de un gobierno socialista al poder de la banca no me ocupa ahora, ya habrá tiempo, sino que recojo esta noticia, una de las más comentadas de la jornada, a raíz de su tratamiento en los principales diarios digitales.
El Mundo abría su edición digital dejando el peso del indulto en la figura de Zapatero, a la vez que invitaban a un debate digital preguntando a los lectores si estaban o no "a favor de la medida tomada por el Gobierno saliente". A estas horas de la noche, a modo informativo, se impone con rotundidad el 'no' (97 por ciento y un ínfimo 3 que apoyan el 'sí'). Casi coincidentes en el titular se mostraban ABC y Público, aunque resulte sorprendente a primera vista. "El Gobierno indulta a Sáenz", del periódico de Vocento, frente al similar "El Gobierno indulta a Alfredo Sáenz", con el que también abría edición digital la cabecera de Mediapro. Cuestión de blancos, no más.
El indulto se ha conocido entrada la mañana de este viernes 25 de noviembre. Y pocos minutos después de las dos de la tarde, antes de escuchar el aluvión de reacciones que ha provocado (jueces, partidos políticos, socialistas, usuarios...), los periódicos referentes coincidían en el tratamiento de la noticia. Ya no en el fondo, pero sí en la forma. Todos menos uno, El País.
La divergencia en el tratamiento del indulto del Gobierno a Alfredo Sáenz, vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, llegó de la mano de El País. El diario de Prisa optó este mediodía por ubicar la, por entonces, reciente decisión del Consejo de Ministros en un segundo (o tercer plano). La edición digital abría con la multitudinaria concentración en El Cairo contra el Ejército egipcio. Hasta ahí, entendible. Luego, en segundo término, recogía la jornada electoral que se ha vivido hoy en Marruecos, junto al ultimátum de la Liga Árabe a los dirigentes de Siria. La "ola de cambio en el mundo árabe", por tanto, se llevaba el grueso de la edición digital de El País. Pero el indulto a Sáenz tampoco se dejó ver a continuación. Luego era el turno para la subasta de deuda en Italia y los nervios en los mercados. Después, más economía, con el Ibex rozando mínimos de 2009 y los bonos rondando máximos históricos. ¿Ya llega Sáenz? No. Toca algo de fútbol para digerir tanta sustancia. Unas declaraciones de Mourinho, que no pasarán a los libros de historia, en las que viene a decir que aceptaba un 1-0 ante el Atlético de Madrid. Menos impactante, cualquier adjetivo sirve para calificar las palabras del técnico portugués.
Y, ahora, conocida la situación en un buen ramillete de países árabes, el devenir de la economía italiana, las últimas novedades de la Bolsa de Madrid y las sensaciones de Mourinho, ahora, y no antes, El País informa del indulto a Alfredo Sáenz, uno de los banqueros mejor pagados del mundo (el quinto, según la comparación de la memoria anual del Santander y un estudio elaborado por Financial Times). Ahí queda eso. Si se descuida, el periódico dirigido por Moreno relega la noticia a las páginas interiores de la edición digital. Allá por la sección de Economía, escondida de los focos de interés mediático... No me negarán que, cuanto menos, resulta curioso. Ese concepto de la globalidad del que hace gala El País resulta, en ocasiones, muy socorrido. Visto queda.
¿Cura de profesión? Va a ser que no. Primero, por razones obvias. Segundo, porque Dios todavía no me ha llamado por ese camino. Aunque, visto lo visto, ojalá algún día toque a mi puerta y me solucione la vida. No parece un trabajo fascinante, pero a Forbes nadie le tose.
Mientras tanto, seguiremos a lo nuestro. Eso de juntar letras con cierto sentido sintáctico, morfológico y todas esas palabrejas que acaban con el sufijo –ico. Aunque, cada vez más, nos quitan alicientes. El último en irse, (José) Joaquín Ripoll. El expresidente de la Diputación de Alicante y actual mandamás de la Autoridad Portuaria ha renunciado hace apenas unos minutos a su cargo al frente de la dirección del Partido Popular en la provincia de Alicante. ¿¡Qué será ahora de los periodistas políticos?! ¿¡Quién liderará ahora la corriente opuesta al régimen impuesto desde la capital del Cap i Casal?! Va a ser un aburrimiento. Aunque el PP, muy acostumbrado a reinventarse, no tardará en encontrar a otro voluntario que represente la contracorriente. Hasta entonces, y con el juicio del Brugal en la agenda, parece que el PSOE va a tomar las riendas de la carnicería interna en la política alicantina. Aquí tenemos para regalar. Que no es Ripoll, no problem! Los socialistas, tan generosos ellos, ya afilan armas para batirse en un duelo, a ver a cuántas bandas, para arrebatarle el poder a los que hasta ahora han dirigido al partido a otra consecución de ridículos electorales. Municipales, Autonómicas y, para cerrar el círculo, las Generales… Y lo que te rondaré.
Pero ya esperado lo de Ripoll, sólo faltaba poner fecha y hora a su renuncia pactada por Fabra tiempo atrás, el bit de información que me guardo hoy gira en torno al “engagement” [In`gєdʒmәnt]. ¿No sabes lo que es? Yo casi que tampoco hasta esta tarde. Para algo debe servir el máster. El palabro me sonaba a algo así como a la implicación de los trabajadores de una empresa. En realidad, el concepto es mucho más rico, pero, como aproximación, puede valer la explicación que ofrece Wikipedia: “Es un término utilizado en el ámbito de las relaciones laborales y la cultura organizacional que se identifica con el esfuerzo voluntario por parte de los trabajadores de una empresa o miembros de una organización. Un trabajador engaged es una persona que está totalmente implicada en su trabajo y entusiasmada con él. Cuando tiene oportunidad, actúa de una forma que va más allá de los intereses de su organización”. Vamos, un bicho raro. ¿O es que tú, trabajes en el que sector que sea, reconoces a algún compañero en esa definición?
Hoy, he confirmado que las cosas no se están haciendo bien. Hoy, también, he confirmado mi deseo de trabajar, algún día, en una empresa concienciada con la necesidad de generar un espíritu colaborativo en el ámbito laboral con el objetivo de mejorar su cuenta de beneficios. Parece obvio, pero (casi) nadie lo hace. Hoy, pocas empresas ven más allá del mañana. Craso error. Parece evidente que las corporaciones (de miles de trabajadores o de apenas un puñado de empleados) que resistirán a esta crisis serán las mejores preparadas, las más innovadoras, las que se plantean misiones y no planes, aquellas capaces de controlar todos los aspectos vinculados al éxito final. Todos, no sólo el dinero que entra por la puerta y sale por la ventana.
No es algo nuevo. Todos hemos oído experiencias que realizan algunas empresas para tener ‘contentos’ a sus trabajadores. Esa inversión no debe ser cuantiosa en lo económico, pero sí en lo emocional. En esos contados casos sí se aprecia un interés de la empresa por valorar el capital humano, ese intangible que puede reflotar una marca o acabar por hundirla. Los responsables de los números, con su habitual tozudez, no suelen ver más allá de las cifras en azul (pocas) y en rojo (cada vez más numerosas). Y así nos va. El “engagement” es una actitud basada en el entusiasmo, una conexión emocional entre la cultura corporativa de la empresa y su trabajador. Un valor que no se consigue con la dependencia de una nómina, porque la satisfacción del empleado no sólo descansa en la cantidad económica que percibe al final de cada mes. Y si es así, mal asunto. En pocas palabras: tener trabajadores comprometidos.
Existe mil y una técnicas para vincular a trabajador y empresa. La puesta en marcha de la mayoría no necesita meter la mano en la caja. Su realización, en cambio, sí interfiere en positivo en los resultados finales de la corporación. ¿Hay algo más importante que tener al trabajador involucrado? En una mentalidad moderna, nada. ¿Cuánto daño causa en el conjunto del grupo un empleado hastiado? Mucho, demasiado. No hace falta realizar un estudio para reconocer que un garbanzo negro estropea cualquier guiso.
En esta sociedad (la que ya está aquí), el trabajador se ha convertido en la principal seña de identidad de su empresa. Un trabajador satisfecho multiplica las posibilidades de éxito de cualquier negocio. Cuidar las formas con el personal, no tenerlo engañado, hacerle sentir fundamental, tener empatía con cualquier empleado... Nadie habla de imposibles. Y claro que nadie es imprescindible en una empresa, pero los que inspiran al resto (aquellos que están comprometidos) resultan importantes para la viabilidad del negocio. En cada sector, ese compromiso, tiene unas características propias. Pero siempre resalta algo común: la mentalidad emprendedora. Un ánimo que debe tener dos anclajes: sin uno, el otro está vendido. Sin empresa, da igual el pensamiento del empleados. Sin empleado... ya puede, ya, la empresa.
Los trabajadores, en una clasificación en cuatro estancos, se pueden ordenar en función del empleo de la razón o la emoción en su día a día. Están los que basan su existencia profesional en el rédito que sacan a su tiempo (¿Qué recibo de mi empresa?) y los que intentan ir un poco más allá (¿Qué aporto a mi empresa?) Ni unos ni otros tendrán futuro en la nueva forma de negocio que crece a raíz de la actual crisis económica. Ese espíritu ya no va a ser suficiente. La actitud personal debe quedar atrás. Olvidada. Sepultada de la mano de las empresas que mueren a diario enterradas por su ineficacia en la gestión (muy ligada al trato dispensado a los empleados). Porque no es sólo una decisión íntima, sino que deben ser las corporaciones las que fomenten la actitud del mañana (ya del hoy). Las empresas se apoyarán en el sentimiento de compromiso de sus empleados: ¿A qué entidad pertenezco?, ¿cómo puedo colaborar en el crecimiento de mi empresa?... La actitud cooperativista marcará el futuro. Yo te doy, tú me das. Fácil. Ya existen ejemplos de sociedades que han crecido sustentadas en el vínculo emocional con sus trabajadores. Siempre vienen a la cabeza multinacionales como Google, Apple, Microsoft, IBM, Disney… Pero no hace falta irse tan lejos: Mercadona, por ejemplo. Pero tampoco resulta necesario tener miles de trabajadores para conseguir el engagement en la tropa. Cualquier empresa, de cualquier sector, tiene la capacidad para generar la cultura del compromiso en sus trabajadores. Ese sentimiento de pertenencia que, al tiempo, genera un crecimiento en los beneficios. Está demostrado. No son castillos en el aire. Sólo requiere que la empresa reconozca el su valor como personas de sus empleados y, fundamental, el valor de su trabajo.
Pero, claro, resulta más fácil tirar por el camino ya asfaltado, aunque sepamos que da a parar a un precipicio. Y nadie habla de organizar una actividad al aire libre para fomentar la relación entre empleados. No seamos tan básicos en la extracción de conclusiones. O, por el contrario, acabaremos hechos una calcomanía, entre dos inmensas paredes de piedra… Sí, en el fondo de un barranco.
Pienso en el sector que me ocupa (y preocupa)… y sólo veo oportunidades de crecimiento. Dicen los expertos que las crisis son eso, oportunidades. Pero aquí parece que nadie lo ve. Los gestores se limitan a cuadrar las cuentas de mañana, mientras rezan el rosario para que aparezca un mecenas que aporte luz a un futuro más que negro. Nadie da pasos hacia adelante. Todos reculan, pegándose a una pared que, más pronto que tarde, acabará por derrumbarse. Las estructuras defectuosas caen como fichas de dominó, ya lo sabemos ¿Por qué no involucramos al personal en el futuro de la empresa en lugar de mantenerlo alejado de las decisiones? Lo han hecho entidades bancarias, con esa mentalidad tan arcaica que destilan… ¿No lo van a poder hacer los medios de comunicación? No lo creo. Allí, en los bancos, la creatividad brilla por su ausencia… Claro que existen cabreados en esas organizaciones concienciadas, pero menos que en el resto, seguro. Y claro que seguirán existiendo, pero será por una decisión personal, no porque la empresa no intente involucrar a sus empleados en la cultura corporativa.
Se pueden escribir libros y libros con técnicas para conseguir que los trabajadores hagan suya la idiosincrasia de la empresa. Pero de nada sirven, como todos los manuales de referencia, si no se ponen en práctica. Los gestores están avisados, conocen el éxito de los innovadores… En sus manos está salir de la crisis o morir por inanición. El camino del medio, en este caso, ni está ni se le espera. Veremos qué pasa... Pero no lo hagamos sentados, por favor, es malísimo para la circulación.
Olvidada la jornada de reflexión y celebrada la electoral, llega el momento de ver cómo la prensa ha recogido en su página de presentación el rotundo triunfo de Rajoy y la devacle socialista en el 20N. Muchos habrán pasado página, mientras otros aún recogen las banderitas azules que ayer agitaban al paso de los ganadores. Concluye el primer día de la "era Mariano" con el Banco de Valencia en manos de MAFO y el IBEX rozando los 8.000 puntos. Son hechos, no opiniones, que diría un oportunista leído.
No sé si recuerdan aquel anuncio de Coca Cola que tanto recorrido tuvo fuera de la pantalla de televisión. Sí, aquel que hablaba de gordos, flacos, miopes, optimistas, familiares, comprometidos, rockeros, educados, sufridores, originales, malabaristas... Esa idea, traída más allá del charco, ofrece un hilo conductor para recoger las portadas más llamativas de este lunes en el que Zapatero ha hablado y Rajoy, callado. Lo más parecido al mundo al revés. Pongan acento argentino, y adelante. Hay para todos, no corran.
Para los clásicos (El País, Madrid)
Para Pedro Jota (El Mundo, Madrid)
Para los vencedores (ABC, Madrid)
Para los vencidos (Público, Madrid)
Para los orgullosos (Diario de Pontevedra)
Para los de letras (El Periódico, Cataluña)
Para los gráficos (Ideal, Granada)
Para los deportivos (La Vanguardia, Cataluña)
Para los cachondos (Diario de Avisos, Canarias)
Para los intrépidos (El Punt-Avui, Cataluña)
Para los observados (Noticias de Álava)
Para otros (La Gaeta, Madrid)
Para los heridos de muerte (Levante de Castelló)
Para nosotros (Información, Alicante)
Para todos (Canarias 7)
Como es costumbre en estas jornadas señaladas en el calendario, los directores de la prensa española se han decantado, en su mayoría, por una imagen sobre el resto. El beso de Rajoy a su mujer, Elvira Fernández, ante cientos de flashes y miles de personas congregadas en la calle Génova se ha mostrado como la favorita en los periódicos de tirada provincial y nacional. También, más neutra, ha destacado la fotografía de Rajoy, brazo arriba, agradeciendo el apoyo de los militantes reunidos frente a la sede central del PP.
En esta ocasión, el reconocimiento a la innovación se reparte entre dos zonas geográficas. Dos cabeceras, relativamente cercanas, han exhibido el diseño más arriesgado. El Punt-Avui de Cataluña ha apostado por un titular categórico, de marcado carácter independentista, acompañado por un grafismo en el que muestra las islas que suponen Cataluña y el País Vasco en el casi hegemónico dominio popular tras las elecciones. La otra portada le va a la par... El diario Noticias Álava subraya la minoría vasca en el Parlamento nacional. Eso sí, con un destacado toque mordaz.
Con todo. Con muchos aciertos y algún patinazo, se debe reconocer el ímprobo trabajo realizado anoche por centenares de profesionales del periodismo para servir toda la información que deparó la jornada electoral. Leía ahora, ya con la calma de la noche, el especial elecciones más cercano, el que publica hoy Información. Mi periódico, por todo. Y admito, no sólo se va a criticar, que el diario mandó a los quioscos un trabajo a la altura de la marca. Datos, valoraciones y anécdotas, que ofrecen una visión general y detallada de lo sucedido el 20N. Mi agradecimiento, desde este cuaderno, a los compañeros que pusieron el verbo a las reacciones de todos los protagonistas y a esas crónicas bien ambientadas, sin olvidar a las ilustradoras opiniones (editorial incluido). La lectura, aunque tardía, ha sido reposada, grata y recomendable.
Ya tenemos nuevo presidente. Mariano Rajoy es nuestro hombre. Sí señor. Como Dios manda. Ese líder político que va a guiar la recuperación económica de España. Ese dirigente capaz de girar el cañón de las armas y conseguir que los mercados dejen de apuntar a la península. Ese hombre. Hecho y derecho. El yerno que toda madre desea.
El reloj ya sobrepasa las tres de la madrugada. Excelente hora para llegar a casa después de una jornada laboral que he intentado estirar al máximo, como si yo manejara la vida a mi antojo, con el absurdo propósito de parar el tiempo y lograr que no llegara a su fin. Pero aún no maniobro con soltura ante tales poderes. Sí otros, que expondré próximamente a los líderes populares. Por si cuela... No había reparado en el dato hasta que un compañero (con estrella en el pecho), presumo que algo tocado por el resultado, me ha dicho avanzada la tarde: “Ya no vas a trabajar en más elecciones, eres gafe”. Y sí, para un barrio, tiene razón. Dos noches electorales en el periódico, tres victorias aplastantes del Partido Popular (Alicante, Comunidad Valenciana y España). Parece fácil, pero no lo es. Ganar con tal suficiencia, tampoco.
Veremos en unas horas cómo responden los mercados al cambio, más que previsible, de signo ideológico al frente del Gobierno de España. Dicen los que se hacen llamar expertos que el respiro, de existir, va a ser mínimo. Yo, la verdad, lo miro con desconfianza. Ellos mandan, nosotros, de tanto en tanto, votamos.
Aparto la libreta roja. La dejo reposar en la estantería, hasta dentro de dos semanas no me volverá a hacer falta. Se hacen llamar vacaciones. Quince días para acabar de sacarle partido a esta noche electoral en la redacción. Una experiencia intensa, gratificante y que te insta a seguir adelante. Me quedo con la vorágine, los nervios del cierre, las páginas que van y vienen, las fotos que no llegan, las voces altas de puro desahogo, los rediseños, los cambios, los cambios sobre los cambios, las risas con los que nada quieren saber de las elecciones, el “te puedo echar una mano” de tu pareja circunstancial de baile, las bromas con un jefe y las puyas al otro, esa conversación con un cigarro de testigo con esa compañera con la que nunca habías entablado conversación. Esos detalles que dan forma a una tarde/noche perfecta. Sin más.
Desempolvo los apuntes del máster. Ya han pasado, ¿ya?, los tres días de asueto que cerraron la pasada semana. Mañana, a la tarde, de nuevo a las aulas. Ganas, las justas. Pero es lo que toca. A seguir. Y dientes, que es lo que les j*de. Antes, acabo de dar los últimos toques al nuevo diseño del blog. Ya era hora. Más de una legislatura con la misma imagen necesitaba un giro radical. No sé si ha llegado a tanto, pero la presentación sí que es más personal. Esa cara del moro, ese azul tan del cielo de Alicante, ese fondo blanco que permite leer en paz, esos colores oscuros que dan fuerza al entorno gráfico. Parece un espacio más elegante. Pero la esencia continúa, este Matxo no atiende a mercados... Por ahora, hasta que hable Roma.
Paseamos por este 20N y nadie se acuerda de Franco. Tampoco del Valle de los Caídos. Bendito ZP. Gracias por elegir esta fecha tan señalada para la celebración de las Elecciones. Ya queda atrás el ecuador de la jornada. Ya se conocen los primeros datos de participación. Alicante, como de costumbre, ahí arriba, en todo lo alto. En algo tenemos que descatar. Con un 44,34%, lidera el ranking de provincias más activas.
Menos brillantes somos en el diseño de las portadas. Pecamos del conservadurismo de la región. Ahí están, marcando estilo, los catalanes, algún andaluz y los espontáneos que se unen a la fiesta. En esta jornada electoral, la atención se centra en las cabeceras catalanas, siempre muy originales cuando los comicios llaman a la puerta. El Periódico apuesta por reunir a los candidatos regionales con un grupo de ciudadanos. Aunque sea para la foto, resulta atrayente. La Vanguardia, por su parte, apuesta por tres imágenes de Rubalcaba, Rajoy y Duran haciendo el gesto de la victoria. Divertido para la vista. Menos agradable resulta echar un vistazo, aunque sea de reojo, a la portada de La Gaceta. En su línea, lamentable. Como los abucheos, gritos e insultos que ha tenido que soportar el todavía presidente Zapatero a su llegada y salida del colegio electoral. Menos repetir la expresión "la fiesta de la democracia" y más tolerancia. Menos ladrar y más respetar.
Apago el ordenador, que queda una intensa jornada laboral por delante. Como acaba de escribir mi compadre y compañero César en Twitter, hoy es de esos días en los que me gusta trabajar. ¿Y a quién no? Aunque, matizando, una servidora prefiere las elecciones municipales... Por eso de la proximidad a los protagonistas, claro está. Hoy también estoy de estreno. Si el pasado mes de mayo disfruté de mis primeras locales en el periódico, hoy le toca el turno a las generales. Seguro que la experiencia no pasa, se queda, aunque no haya cava para todos. Ser representante de la administración tiene su aquel, el bolsillo lo agradece, pero nada que ver.
Resulta inevitable conectar con la página web del diario Superdeporte al término de un partido entre el Valencia y el Real Madrid. El resultado casi se convierte en un agregado circunstancial. Aunque, si la polémica ha teñido el choque en cuestión, siempre acudes con un punto morboso a conocer la interpretación de la cabecera valencianista (vamos a dejarnos de eufemismos). En ese ejercicio, la indiferencia ni está ni se le espera.
La portada con la que sale hoy Superdeporte a los quiscos ya tiene su aquel. Muchos dirán que incita a la violencia. Puede ser. Lo que es seguro es que no cumple los estándares de una portada apta para todos los públicos. En este mundo en el que todo vale, tampoco nos deberíamos llevar las manos a la cabeza al encontrarnos con calificativos como ‘mercenarios’ dirigidos a los jugadores del Real Madrid. Que sí, que etimológicamente la palabra no va más allá de "personas que cobran por el trabajo que desempeñan". Pero, entonces, o concluimos que los del Valencia juegan por amor a unos colores (extremo que agradecería el presidente Llorente) o, por el contrario, aceptamos que el calificativo va teñido de tintes peyorativos. Si no fuera Superdeporte, con una larga historia a sus espaldas, se podría aplaudir el juego de palabras: Soldados contra mercenarios. Total, de todos es sabido que los futbolistas del Valencia nacieron con un corazón ché bombeando en el pecho… Todo ternura.
Pero ese forofismo exacerbado no sólo se quedó en la portada de hoy… Sino que en la edición digital ya se puede adivinar por dónde irá la portada de mañana. “¿Y este es el líder de la Liga?” abre la edición, que continúa con las siguientes apreciaciones: “El Madrid intenta sin éxito sacar patadas del campo a un Valencia que fue mejor, Soldado hizo doblete y se sigue reivindicando para ir con la 'Roja', el Valencia reclamó penalti en el minuto 90 por una posible mano y Mou montó el show en la banda”. Dos sentencias, todo sea dicho, no tienen réplica. Soldado mantiene su olfato goleador y Mourinho, desde el respeto, es un provocador. Pero resulta curioso que los valencianistas, con Albelda sobre el campo, acusen al Madrid de intentar romper el partido a base de jugadas antirreglamentarias. De igual manera, aunque se nota el matiz, se deja caer la reclamación de un posible penalti en el último minuto de partido. No soy sospechosa, pero saben que no es tal, ya que Higuaín despeja con el pecho la última ocasión local. De ser penalti, la petición no habría sido relegada a una línea del texto, sino que habría motivado el titular de apertura. ¡Menudos son!
Menudos son, aprovechando la expresión, estos del Hércules. Juegan peor que mal, generan menos fútbol que un equipo de veteranos del asilo del pueblo, pero ahí andan. Siguen líderes y con pocos equipos capaces de toserles. Viajan a Vigo (que no A Coruña, para los despistados) y se traen los tres puntos de vuelta a casa. Ni una ocasión clara en todo el partido. Noventa minutos replegados… y, ¡pum! un balón que iba hacia el banderín de córner (siendo generosos) acaba en la cabeza de Urko Vera y de ahí… al fondo de la portería viguesa. Sin más. Al chárter y pa' casa.
Ahora, en el horizonte, el Elche. Palabras mayores. Eso de ir primeros da su gusto, a la afición, digo, pero nada comparable a ganar, y en casa, a tu eterno rival. Sólo de pensarlo… Sí, me vengo arriba. Y no, mejor no, que luego acabamos como en una reunión de “tuppersex” (!!). Y no procede.
Llega el sábado. Aparco el coche y entro en casa. Me entero de que Bárbara Rey y Chelo García Cortés tuvieron hace años "una noche de amor". Respiro aliviada. Espero, por su bien, que recuerden algún que otro día entretenido en los últimos tiempos. Ya estamos en jornada de reflexión. Tengo decidido mi voto. Así que me voy a pensar... Rápido imagino cierta posición (?) y cambio de estrategia. No son horas... Enciendo el ordenador. Ya no tiene sentido reflexionar y, visto lo visto, mejor no pensar... A por un folio en blanco, no queda otra.
No sé si será cuestión de edad, de haber nacido con la democracia o de qué, pero no llego a alcanzar el significado de esta jornada de reflexión. ¿Somos más libres por dejar de escuchar unas horas cómo ciertos personajes piden nuestro voto para luego hacer y deshacer a su gusto? No creo. Podríamos tirar del argumento, ya muy manido, que rechaza que la reflexión, como ejercicio, sólo corresponde llevarla a la práctica hoy, en la previa de unas elecciones. Si es por mantener callados a estos políticos (rancios y anodinos en su mayoría), bien. Pero la tradición ya viene de lejos, así que tampoco nos vale como argumento.
Tampoco entiendo, obvio, por qué no se pueden publicar en territorio nacional encuestas sobre intención de voto en los días previos de las elecciones. ¿Tan infantiles somos de pensamiento? Otra chorrada más. Pero, hay tantas cuestiones sin explicación aparente... Otra, sin ir más lejos, el argumento de un juez para condenar a un periodista por no revelar sus fuentes. Aquí algo falla.... O se rectifica en la siguiente instancia judicial o a mí que me devuelvan los euros de la asignatura de Ética y Deontología... Sería lo justo, creo. Entre tanto, voy a por el folio. Sigue en blanco.
“Debemos 70 billones de dólares”. Así arranca la airada intervención de Dylan Ratigan, periodista y conductor de un programa matinal en el canal de televisión MSNBC de Estados Unidos. Unas palabras pronunciadas hace unos meses y que siguen más vigentes que nunca.
Su ya afamado discurso, que no llega a los cinco minutos, recoge todos los elementos necesarios para despertar la admiración a miles de kilómetros. Quiero imaginar a un periodista en España que se despoje de su chaqueta ideológica y arremeta contra el sistema con tal vehemencia y naturalidad. Quiero, y no puedo. Me cuesta imaginarlo, tal vez, porque no exista tal figura entre el ramillete de personajes ya viciados. Aquí, en contra de lo que demuestra Ratigan, los papeles están muy bien repartidos. Cada uno sabe lo que tiene que decir… Nadie se salta el guión no vayan a saltar de la tertulia en cuestión.
El periodista, especialista en información económica, no exculpa a ningún actor protagonista en el debate. Republicanos y demócratas se las llevan a partes iguales, y sólo comparten golpes con el sistema bancario, principal objetivo de la ira de Ratigan. Razón, parece, no le falta.
Al margen del contexto político, social y económico que marca la identidad temporal de cada país, la intervención se puede extrapolar a la mayoría (quién se podría salvar…) de los estados democráticos. Se dicen tantas verdades universales, matizadas por la capa de pintura que diferencia a cada país, que jamás se escucharán en un medio de comunicación español. Aquí, a los amigos, no se les atiza. Aquí somos peores que esos congresistas estadounidenses atados por su dependencia de las subvenciones. Empieza Ratigan...
“No estoy aquí para marear la perdiz hasta 2017. Estoy diciendo que tenemos un problema enorme, y estoy harto de republicanos y de demócratas. Donde los republicanos se lo quieren cargar todo y los demócratas, con todos mis respetos, pretenden aportar soluciones a través de la Presidencia que al final me acabarán jodiendo a mí y a mis hijos…”.
“Y mientras esto siga ocurriendo, tenemos que seguir aguantando el expolio de dinero, que es el motivo por el cual los mercados financieros se están portando como lo están haciendo. Esto es un hecho matemático. Esto no es una opinión, es un hecho matemático”.
“Se están robando decenas de billones de dólares de los Estados Unidos. No lo están haciendo los demócratas ni los republicanos… es el sistema integrado al completo: sistema financiero, los mercados, los impuestos… Sistemas que han sido implementados por ambos partidos durante dos décadas”.
“Eso está sucediendo en nuestro país ahora mismo, y estamos aquí discutiendo sobre si tenemos que aplicar el plan de los cuatro billones de dólares del presidente que escurre el bulto hasta 2017 o cargárnoslo todo. Opciones ambas que son imprudentes, irresponsables y estúpidas”.
“Yo llego tres años en televisión y el hecho es que ambos partidos, demócratas y republicanos, se niegan a reconocer y asumir el problema matemático y es que EEUU está siendo expoliado. Nos están robando a través de la banca, nos roban con los mercados y nos roban con los impuestos. Y no hay ni un solo político que haya dado un paso al frente para encargarse de esto”.
“Me gustaría que el presidente se dirigiese a los ciudadanos de los EEUU y les dijese: ‘Vuestro Congreso es incapaz de articular legislación en materia de sanidad, banca, comercio o impuestos, porque si lo hace perderá su financiación política y por tanto no lo hará”.
“Si yo fuera presidente y tuviese un país con un congreso comprado, no trabajaría con ese congreso comprado haciéndome el ‘listo’. Yo abandonaría el congreso corrupto, como lo hizo Roosevelt, me dirigiría a los ciudadanos y les diría: ‘¡Tenéis un gobierno comprado!’”.
“Y hasta que no nos liberemos de esto, hasta que no quitemos a los políticos la capacidad de decisión sobre el dinero y mientras el presidente no reconozca que éste es el problema… no veo que haya medida alguna que valga”.
“No importa lo buena que pueda ser tu idea, la suya o la mía… Esas ideas jamás se concretarán mientras siga sin existir la posibilidad de, básicamente, despedir a un político molesto porque se le retiren fondos”.
“¿Qué haría? Implicarme en la solución del problema. Crearía una infraestructura bancaria inmediatamente. Una vez que explicas a las personas el problema, en el momento que entiendas lo jodidas que están las políticas financieras, creedme, no tendrás el menor problema en incorporar un banco que recupere dinero de paraísos fiscales y lo traiga de vuelta y lo utilice para crear préstamos directos al dos por ciento a todos los negocios de América”.
“Te des cuenta de que la banca está profundamente corrupta y nos está estafando…”.
“Y doy la cara y digo esto porque me gustaría que lo hiciese el presidente. Yo diría: ‘Saben una cosa, tenemos una situación muy jodida, todos lo saben, yo lo admito, y por lo tanto empecemos a resolver esto como adultos’. Ya se hizo después de la Segunda Guerra Mundial”.
"En fin, esto se ha puesto un poco más intenso de lo yo había previsto. ¡Qué le voy a hacer!"
Pero el secreto de Dylan Ratigan no sólo reside en el contenido de su discurso, sino en que se vale de una forma ejemplar para transmitir el mensaje. Puede que no elija el tono marcado en rojo en los manuales de estilo para "las intervenciones sobre asuntos económicos en la televisión", pero sí que aporta la energía necesaria para generar afinidades... A mí, con sus comas y algún punto, me ha convencido. Basta con escucharlo para concluir que, al menos, hay verdad en sus palabras. Y como la hay, la comparte con su público. Sin más.
Acabo de dejar a Michael Corleone como el hombre más poderoso de la Cosa Nostra en Nueva York. Una licencia que me he permitido esta noche, después de tropecientos días con el ordenador como único compañero de viaje. Finiquitado el proyecto final del Máster en Gestión de la Comunicación Política y Electoral (suena tan bien el postgrado como poca utilidad tendrá...), he querido recordar ese viaje que, en apenas unos meses, me llevará por la costa este de Estados Unidos. Oigo Manhattan, Brooklyn, New Jersey... y separo rápidamente cuerpo y mente.
Quería dejarme caer por aquí, pese a las horas, para hacerle un hueco a ese movimiento ciudadano que ha promovido la fuga de publicidad de La Noria. No cabe otra que celebrar la campaña espontánea que se generó a partir de la entrevista (remunerada) a la madre de 'El Cuco', uno de los condenado en relación a la desaparición de Marta del Castillo. Debates morales a un lado, las marcas han decidido en un constante goteo dar un paso a un lado y desligarse del programa presentado por Jordi González. A primera vista, loable decisión.
La actitud de las empresas, una treintena, sería de alabar, apunto, si no estuviera envuelta en una más que sospechosa campaña de imagen. La primera marca puede, y tampoco, que fundamentase su decisión en razones morales... ¿El resto? Ahí sí que no se antoja defensa alguna. Vieron un filón perfecto desde una perspectiva de marketing comunicacional: no pago publicidad al uso y en consecuencia mejoro mi imagen. Sin duda, pulsaron la tecla correta. ¿Cuánto dinero se debe invertir para conseguir el incremento de popularidad de una marca (o de cualquier valor intangible)? Demasiado. A Puleva, Campofrío, Bayer, Nestlé, Panrico, L'Oreal, Vodafone... les ha salido gratis. Brillante estrategia.
Decía que me quería dejar caer por aquí para apartar la ramas y poder ver parte del bosque. Pero, por el camino, me he enganchado a otra noticia. Me encuentro por la Red con el anuncio de un principio de acuerdo entre El País y el comité de empresa para aprobar el nuevo convenio colectivo del diario. "Qué envidia", pienso de entrada. Luego procedo a zambullirme en la letra pequeña.
La dirección de El País ha llegado a un principio de acuerdo con el comité de empresa para aprobar el nuevo convenio colectivo del diario. El suelo salarial de las categorías más bajas se ha elevado hasta los 33.000 euros (en vez de los 22.000 propuestos por la empresa) a cambio de que los trabajadores renuncien a la subida del IPC durante 3 años. De ratificarse el acuerdo en asamblea, se anularía la huelga planteada para los días 17 y 18 de noviembre. (Leído en PRNoticias y confirmado por varios redactores del periódico vía Twitter)
Sin conocer las comas del convenio, fortalece comprobar que algunos comités (con el apoyo necesario de los trabajadores) aún miran por los más desfavorecidos (?). Es elogiable, y mucho, que una plantilla (al margen de sus retribuciones, que trabajadas estarán) renuncie a la subida del IPC durante tres años con tal de que las categorías más bajas aumenten su remuneración. No valen comparaciones, por suerte para muchos... y desgracia, huelga decirlo, de una minoría. En esta vida, cuando somos capaces de aparcar un instante los números, las actitudes nos delatan.