20 de noviembre de 2011

Cuestión de morbo

Resulta inevitable conectar con la página web del diario Superdeporte al término de un partido entre el Valencia y el Real Madrid. El resultado casi se convierte en un agregado circunstancial. Aunque, si la polémica ha teñido el choque en cuestión, siempre acudes con un punto morboso a conocer la interpretación de la cabecera valencianista (vamos a dejarnos de eufemismos). En ese ejercicio, la indiferencia ni está ni se le espera.

La portada con la que sale hoy Superdeporte a los quiscos ya tiene su aquel. Muchos dirán que incita a la violencia. Puede ser. Lo que es seguro es que no cumple los estándares de una portada apta para todos los públicos. En este mundo en el que todo vale, tampoco nos deberíamos llevar las manos a la cabeza al encontrarnos con calificativos como ‘mercenarios’ dirigidos a los jugadores del Real Madrid. Que sí, que etimológicamente la palabra no va más allá de "personas que cobran por el trabajo que desempeñan". Pero, entonces, o concluimos que los del Valencia juegan por amor a unos colores (extremo que agradecería el presidente Llorente) o, por el contrario, aceptamos que el calificativo va teñido de tintes peyorativos. Si no fuera Superdeporte, con una larga historia a sus espaldas, se podría aplaudir el juego de palabras: Soldados contra mercenarios. Total, de todos es sabido que los futbolistas del Valencia nacieron con un corazón ché bombeando en el pecho… Todo ternura.
Pero ese forofismo exacerbado no sólo se quedó en la portada de hoy… Sino que en la edición digital ya se puede adivinar por dónde irá la portada de mañana. “¿Y este es el líder de la Liga?” abre la edición, que continúa con las siguientes apreciaciones: “El Madrid intenta sin éxito sacar patadas del campo a un Valencia que fue mejor, Soldado hizo doblete y se sigue reivindicando para ir con la 'Roja', el Valencia reclamó penalti en el minuto 90 por una posible mano y Mou montó el show en la banda”. Dos sentencias, todo sea dicho, no tienen réplica. Soldado mantiene su olfato goleador y Mourinho, desde el respeto, es un provocador. Pero resulta curioso que los valencianistas, con Albelda sobre el campo, acusen al Madrid de intentar romper el partido a base de jugadas antirreglamentarias. De igual manera, aunque se nota el matiz, se deja caer la reclamación de un posible penalti en el último minuto de partido. No soy sospechosa, pero saben que no es tal, ya que Higuaín despeja con el pecho la última ocasión local. De ser penalti, la petición no habría sido relegada a una línea del texto, sino que habría motivado el titular de apertura. ¡Menudos son!

Menudos son, aprovechando la expresión, estos del Hércules. Juegan peor que mal, generan menos fútbol que un equipo de veteranos del asilo del pueblo, pero ahí andan. Siguen líderes y con pocos equipos capaces de toserles. Viajan a Vigo (que no A Coruña, para los despistados) y se traen los tres puntos de vuelta a casa. Ni una ocasión clara en todo el partido. Noventa minutos replegados… y, ¡pum! un balón que iba hacia el banderín de córner (siendo generosos) acaba en la cabeza de Urko Vera y de ahí… al fondo de la portería viguesa. Sin más. Al chárter y pa' casa.
Ahora, en el horizonte, el Elche. Palabras mayores. Eso de ir primeros da su gusto, a la afición, digo, pero nada comparable a ganar, y en casa, a tu eterno rival. Sólo de pensarlo… Sí, me vengo arriba. Y no, mejor no, que luego acabamos como en una reunión de “tuppersex” (!!). Y no procede.

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