19 de noviembre de 2011

No molesten, hoy estoy pensando...

Llega el sábado. Aparco el coche y entro en casa. Me entero de que Bárbara Rey y Chelo García Cortés tuvieron hace años "una noche de amor". Respiro aliviada. Espero, por su bien, que recuerden algún que otro día entretenido en los últimos tiempos. Ya estamos en jornada de reflexión. Tengo decidido mi voto. Así que me voy a pensar... Rápido imagino cierta posición (?) y cambio de estrategia. No son horas... Enciendo el ordenador. Ya no tiene sentido reflexionar y, visto lo visto, mejor no pensar... A por un folio en blanco, no queda otra.







No sé si será cuestión de edad, de haber nacido con la democracia o de qué, pero no llego a alcanzar el significado de esta jornada de reflexión. ¿Somos más libres por dejar de escuchar unas horas cómo ciertos personajes piden nuestro voto para luego hacer y deshacer a su gusto? No creo. Podríamos tirar del argumento, ya muy manido, que rechaza que la reflexión, como ejercicio, sólo corresponde llevarla a la práctica hoy, en la previa de unas elecciones. Si es por mantener callados a estos políticos (rancios y anodinos en su mayoría), bien. Pero la tradición ya viene de lejos, así que tampoco nos vale como argumento.





Tampoco entiendo, obvio, por qué no se pueden publicar en territorio nacional encuestas sobre intención de voto en los días previos de las elecciones. ¿Tan infantiles somos de pensamiento? Otra chorrada más. Pero, hay tantas cuestiones sin explicación aparente... Otra, sin ir más lejos, el argumento de un juez para condenar a un periodista por no revelar sus fuentes. Aquí algo falla.... O se rectifica en la siguiente instancia judicial o a mí que me devuelvan los euros de la asignatura de Ética y Deontología... Sería lo justo, creo. Entre tanto, voy a por el folio. Sigue en blanco.

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