21 de noviembre de 2011

De gafes, papeletas y cambios

Ya tenemos nuevo presidente. Mariano Rajoy es nuestro hombre. Sí señor. Como Dios manda. Ese líder político que va a guiar la recuperación económica de España. Ese dirigente capaz de girar el cañón de las armas y conseguir que los mercados dejen de apuntar a la península. Ese hombre. Hecho y derecho. El yerno que toda madre desea.


El reloj ya sobrepasa las tres de la madrugada. Excelente hora para llegar a casa después de una jornada laboral que he intentado estirar al máximo, como si yo manejara la vida a mi antojo, con el absurdo propósito de parar el tiempo y lograr que no llegara a su fin. Pero aún no maniobro con soltura ante tales poderes. Sí otros, que expondré próximamente a los líderes populares. Por si cuela... No había reparado en el dato hasta que un compañero (con estrella en el pecho), presumo que algo tocado por el resultado, me ha dicho avanzada la tarde: “Ya no vas a trabajar en más elecciones, eres gafe”. Y sí, para un barrio, tiene razón. Dos noches electorales en el periódico, tres victorias aplastantes del Partido Popular (Alicante, Comunidad Valenciana y España). Parece fácil, pero no lo es. Ganar con tal suficiencia, tampoco.

Veremos en unas horas cómo responden los mercados al cambio, más que previsible, de signo ideológico al frente del Gobierno de España. Dicen los que se hacen llamar expertos que el respiro, de existir, va a ser mínimo. Yo, la verdad, lo miro con desconfianza. Ellos mandan, nosotros, de tanto en tanto, votamos.

Aparto la libreta roja. La dejo reposar en la estantería, hasta dentro de dos semanas no me volverá a hacer falta. Se hacen llamar vacaciones. Quince días para acabar de sacarle partido a esta noche electoral en la redacción. Una experiencia intensa, gratificante y que te insta a seguir adelante. Me quedo con la vorágine, los nervios del cierre, las páginas que van y vienen, las fotos que no llegan, las voces altas de puro desahogo, los rediseños, los cambios, los cambios sobre los cambios, las risas con los que nada quieren saber de las elecciones, el “te puedo echar una mano” de tu pareja circunstancial de baile, las bromas con un jefe y las puyas al otro, esa conversación con un cigarro de testigo con esa compañera con la que nunca habías entablado conversación. Esos detalles que dan forma a una tarde/noche perfecta. Sin más.

Desempolvo los apuntes del máster. Ya han pasado, ¿ya?, los tres días de asueto que cerraron la pasada semana. Mañana, a la tarde, de nuevo a las aulas. Ganas, las justas. Pero es lo que toca. A seguir. Y dientes, que es lo que les j*de. Antes, acabo de dar los últimos toques al nuevo diseño del blog. Ya era hora. Más de una legislatura con la misma imagen necesitaba un giro radical. No sé si ha llegado a tanto, pero la presentación sí que es más personal. Esa cara del moro, ese azul tan del cielo de Alicante, ese fondo blanco que permite leer en paz, esos colores oscuros que dan fuerza al entorno gráfico. Parece un espacio más elegante. Pero la esencia continúa, este Matxo no atiende a mercados... Por ahora, hasta que hable Roma.

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