28 de diciembre de 2009

Una revista de Ba-lon-ces-to

Mis ocupaciones en el ámbito laboral me han impedido, en los últimos meses, mantener un contacto diario con el mundo del deporte. Ahora, esa relación se conserva, tan sólo, desde mi perspectiva como aficionada. Que no es poco. Aunque a veces se echa de menos vincular la profesión con los hobbies. Otras, sin embargo, se agradece ocupa el tiempo en otras actividades de carácter político-festivo-sociales... Como así sucede desde noviembre de 2007, salvo contadas excepciones.

Pero, hará dos meses, me llegó una propuesta (como segundo plato, todo sea dicho) que me pareció irresistible: elaborar una revista de baloncesto para un club femenino. Parecía un reto ambicioso, y así se ha demostrado.

Este proyecto me ha permitido mantener interesantes charlas con profesionales del baloncesto. Entre ellos, la mejor jugadora española de baloncesto de la historia: Amaya Valdemoro, santo y seña del Ros Casares y de la Selección Española. Y, también, con un superviviente del deporte, como me parece Guillermo Rejón, capitán del Lucentum.
Además, he podido ponerle cara a un referente del baloncesto en Alicante, como Miguel Ángel Saiz, alma mater del mítico Akra Leuka y fundador también de Cabo Mar. Relacionarme con gente 'muy sana': Sara Muñoz, Rosa Pérez, Ainhoa Garmendia, Marina Roel, Claudia Velizán... Y, por último, 'conocer' (o, cuanto menos, redescubrir) a un buen tío, amante de nuestra profesión y apasionado del basket. En resumen, todo un placer.

En la revista, además de las citadas entrevistas, se ofrece un repaso por todos los equipos que dan forma a Proyecto Base 2010 y cuatro interesantes artículos de opinión. Un emocionado recuerdo de Judit Farrando, un canto a los más pequeños de Carlos Crespo y dos textos de obligada lectura, de Trifón Poch y Paco Torres. Dicho está.

Y el resto, me lo reservo. Porque me parece lo correcto, y porque quiero. En ocasiones, una no es dueña de sus actos, pero siempre lo es de sus pensamientos. Así que, el resto de experiencias se vienen conmigo. Total, me sirven para fortalecer la espalda... Y arriba el ¡BA-LON-CES-TO!

17 de diciembre de 2009

Con Sabina como excusa


Escasa vergüenza y aún menos tiempo libre han provocado que lleve más de un mes sin pasarme por aquí. Bueno, miento. De vez en cuando, me he dejado caer por si –arte divino de por medio– algún asunto actualizaba este bitácoras… Pero no. Así que, pasado un mes estresante, he sacado unos minutos para echar la vista atrás y reflejar un artículo mágico.

La tarea que me ha ocupado estas últimas semanas verá la luz en escasos días. Y, entonces, será el momento de contar la experiencia en este blog, y con todo lujo de detalles. Además de presentarlo en sociedad. Porque, lo hemos hecho rápido, sin apenas tiempo para entretenernos…, y aún así… ha salido guapetón. Cuanto menos, resultón. Ojalá que se note la dedicación y el cariño que hemos empleado en su concepción. Pero éste no era el asunto que nos ocupaba.

El pasado lunes, entregado el material a domicilio, un avión nos dejó en Madrid. El plan de viaje no daba mucha tregua al aburrimiento. Veamos. Las inclemencias meteorológicas nos dejaron en la capital con una hora de retraso según lo previsto. Metro y hacia Atocha. En el Paseo de las Delicias aguardaba el hotel. Maletas en su sitio, y nosotros en la calle. Tocaba Gran Vía y noche de musical.

El martes amanecía con el cartel de “Día grande”. Señalado en rojo en el calendario. Una exposición, magnífica, sobre la obra de César Lucas nos llevó hasta el Museo de Arte Contemporáneo. El Conde Duque nos ofrecía “El oficio de mirar”, una retrospectiva sobre el trabajo del fotorreportero durante más de cinco décadas. De ahí, a pie hasta la Carrera de San Jerónimo. Era el turno a la visita al Congreso de los Diputados. Y del inesperado saludo con Rajoy. Que nos sirvió para llevarnos una buena impresión: buena estampa y mejores formas. María Rey, Luisa Fernanda Rudi, Soraya Saez de Santamaría, Manuel Pizarro se dejaron ver durante el paseo por las instalaciones. Buena comida en el Paseo del Prado, y de nuevo al Congreso, tocaba sesión con sus señorías. Siendo precisa, con el ramillete de diputados (apenas una decena) que tuvo el detalle de acudir desde el inicio a la jornada parlamentaria. A la votación, cerca de las nueve de la noche, acudieron todos. Conclusión: sólo les importa sacar adelante las iniciativas, la discusión lleva un exceso de trabajo.

Y así, entre intervención e intervención, caras reconocibles como Bono, Llamazares, Rosa Díez, Soledad Becerril y Joan Tardà. A escasos minutos de las nueve de la noche, ya rondábamos por el Palacio de los Deportes de Madrid. En Goya. El maestro Sabina debía afinar la garganta, mientras el resto buscábamos nuestra butaca. Allí, en la sexta fila estaban las nuestras. Centradas, privilegiadas. Llegados a estas alturas, podría aventurarme con una crónica, muy amable que intentase transmitir la majestuosidad de la actuación. Pero me voy a apoyar en la previa de Ruiz Mantilla en El País, fiel reflejo de la posterior realidad.

Decía el pasado 13 de diciembre que “Saldrá con su bombín y la guitarra al hombro. Perilla en dulce, flequillo de jovenzuelo travieso en la frontera de los cincuenta y diez adosado a la frente, unas canillas que todavía le aguantan los bamboleos rockeros de su cuerpo serrano y la voz rota por cantar y cantarse a sí mismo las cuarenta. Joaquín Sabina, ese rey de la gloria que se despeña por los barrancos, ese truhan de la copla y la verdad desnuda, reaparece el martes en Madrid, su casa, su cuadra, su peña y su alquitrán, para presentar Vinagre y rosas, para recordarnos que sigue militando en la canción como obra de arte, como único y auténtico camino de salvación y perdición”. Y así fue. Salió con el traje de gala que se merece la capital. Una impecable levita y su compañero de escenario, el bombín.

Continuaba con que “una canción es una cosa muy seria. Si sale buena, no la podemos considerar mercancía que se vende, ni, mucho menos, sólo se descarga. Sino algo que se te pega a la cabeza, te transforma y no lo sueltas hasta el día que caes al hoyo. Con ese ánimo hay que alumbrarlas. Como si te fuera la vida en ello. Así las concibe Sabina y por eso luego, nosotros, nos las llevamos en el oído y en las maletas. Después las intercambiamos sin precio en cualquier barra que nos sirva de embajada. A él le salen de la cabeza en ramo. Las huele, las piensa, las pare, las enlata y luego las suelta al aire con esa voz que hace años sonaba a la de un golfo con aires de dandi callejero”.

Porque, como relataba Ruiz Mantilla, “vuelve Sabina al escenario de Madrid y nosotros bajaremos a rezarle como a ese santo pecador que nos inspira, nos acompaña y nos consuela. Como a esa reliquia viva y libre que nos deja en cueros a base de crudeza, piedad y ternura por la especie. Allí estaremos preparados para la liturgia, prestos a orar en letanía las desdichas de sus Princesas y sus Magdalenas, las cuitas de sus delincuentes, sus piratas y sus hombres de traje gris. Dispuestos a pasear por la calle melancolía y el bulevar de los sueños rotos”. Y así lo hizo. Tocó las novedades de Vinagre y Rosas, y –claro está– recordó los clásicos (teniendo que dejar, por cuestiones temporales, demasiadas maravillas para la próxima vez).

Cerraba la previa El País contando que “pocos quedan a su altura que hayan cantado tan a la perfección la crónica de esta ciudad que viaja en metro a diario del cielo al infierno. Desde los setenta al siglo XX, Sabina ha puesto su oído fino al servicio de la calle y no ha dejado de retratar el alma de este Madrid machacado por administradores que lo utilizan como trampolín y lo vacían de contenido. En mitad del barullo, del quiero pero no puedo, en este, como decía Cela, cruce entre Navalcarnero y Kansas City poblado de subsecretarios, Sabina resulta un notario de los callejones y las esquinas. Nos proporciona una verdadera identidad. Nos convoca y nos refleja. Nos eleva la autoestima, nos acaricia y nos saca los colores. Nos atraviesa y nos perturba. Dice Sabina que, después de esta gira, no le vamos a volver a ver tan a menudo sobre un escenario. No le hagan mucho caso. Lleva la comunión con su público en la sangre. Tan joven y tan viejo, like a rolling stone. Las cuerdas de la guitarra pegadas a los dedos. Madrid y su especie colgada del sombrero”.

Dicho queda. Ojalá no sea la última vez. Aunque la cercanía de los teatros resulta tentadora… Y más cuando se trata de dioses.




13 de noviembre de 2009

Los convenios UMH, un flaco favor

Una historia que se repite. Es público que la Universidad Miguel Hernández presume de los miles de convenios firmados con empresas en los últimos años. Con esta iniciativa, que ya supera las 4.500 adhesiones, se pretende fomentar las prácticas de sus estudiantes durante el periplo universitario. ¡Perfecto! Aunque la imagen que se proyecta dista de la realidad. Como siempre.

Hace unos meses, ya caté las intenciones del Observatorio Ocupacional de la UMH, encargado de gestionar las prácticas en empresas. Constanté mis impresiones: Su única intención es vender un producto (los miles de convenios del los que presume) y de ahí no los saques. Y yendo más allá, si el estudiante se busca sus propios contactos y luego se las cede a la universidad… ¡miel sobre hojuelas!

A lo que vamos. Por puro interés (deshacerme de optativas cuyo vínculo con el Periodismo está por descubrir), me acogí a unas prácticas ofertadas por una empresa a través del Observatorio. Una vez superado el proceso de selección… llegó el turno para la cuestión administrativa. Un obstáculo que, por esperado, me ha confirmado la ineficacia de los órganos gestores de la Universidad. Entre los apartados a rellenar (ni uno, ni dos ni tres), el referente al horario se ha erigido como el más controvertido.

El programa ofrecía dos opciones: horario regular o irregular. El primero recuerda al “típico” horario de oficina, de 9 a 13 horas, por ejemplo. Mi caso, al tratarse de un trabajo unipersonal y realizado en casa, no se ajustaba a esa propuesta, por lo que me decidí a elegir “horario irregular”. Pensé que era lo correcto. Ilusa de mí. A continuación, al no tratarse de un horario cerrado, el programa informático me dio la opción de indicar el número de horas que emplearía en dicha tarea. Eché cuentas y apunté: “Unas 200 aproximadamente”. Era un cálculo relativo, ya que me resultada imposible aventurar cuántas horas emplearé en el trabajo acordado. Pues bien. Cerré el convenio, lo firmó el presidente de la empresa, una servidora y lo mandé al Observatorio. Creía que la barrera administrativa ya era pasado. Pero no.

Ante mi sorpresa, ayer recibí una llamada. Procedía del Observatorio. “Mala cosa”, pensé. Con una voz dulce y muy buenas formas, me indicaron que la palabra “aproximadamente” invalidaba el convenio. ¡Vaya, qué sorpresa!, ironicé. Y todo porque no sirve “aproximar” las horas. No. Se deben “clavar”. Vamos, una estupidez en toda regla, tanto en cuando, te ofrecen la opción de elegir un horario irregular. Pura incompetencia.

Compruebo, por enésima ocasión, que la predisposición a facilitar los trámites no va de la mano con la política de esta Universidad. Y no hablo de la explotación a la que someten las propias empresas a los alumnos en prácticas, bajo el amparo universitario. Horarios demoledores, sin ninguna retribución económica en parte de los casos. Y, para más Inri, esta aberración se permite durante el curso académico. Una manera idónea (di que sí) para distraer al alumno de su verdadera tarea (el desarrollo de la titulación) con supuestas oportunidades profesionales. Las empresas, encantadas: Publicidad gratuita a través del convenio con la Universidad. ¡Cómo confían en los jóvenes! Las mismas empresas (sobre todo, en el sector de la comunicación) que se valen para sacar adelante productor informativos de dudosa calidad, pero suficientes para presumir de medio de comunicación. La Universidad, si de verdad mirase por sus estudiantes, debería poner coto a estas prácticas.

En resumen. Estos convenios permiten que los empresarios mantengan en pie sus negocios gracias a la labor “desinteresada” de los estudiantes en prácticas. Estos convenios permiten que los empresarios se ahorren miles de euros por la gratuidad de los becarios. Estos convenios permiten que los empresarios impidan el aprendizaje propio de los estudiantes en prácticas, al no rodearlos de profesionales de contrastada experiencia. Estos convenios permiten que los empresarios dificulten el desarrollo del curso académico de los becarios, dado que los horarios interfieren en el horario universitario.

Estos son algunos de los puntos negros de la política de la Universidad en su relación con las empresas. Pero soluciones también las hay. Empecemos. La UMH debería obligar a los empresarios a pagar un mínimo a los estudiantes por la realización de las prácticas, dado el beneficio que obtienen. La UMH debería obligar a los empresarios a rodear a los becarios de un mínimo de profesionales. La UMH debería obligar a los empresarios a tener a tutores (de verdad) al lado de los estudiantes que les enseñen los entresijos de la profesión. La UMH debería prohibir el desarrollo de estas prácticas durante el periodo académico. De lo contrario, un flaco favor se hace la institución universitaria.

12 de noviembre de 2009

Garzón, un magistrado con ambición internacional

En España, la espera ya acumula 42 días de angustia. Mientras los piratas somalíes, que participaron en el secuestro del “Alakrana” y posteriormente fueron apresados por la fragata “Canarias”, aguardan a las negociaciones entre el Gobierno y los aprendices de bucaneros. La fingida paciencia de los familiares contrasta con la premura que mostró el juez Garzón a la hora de requerir el traslado de los dos piratas a España. Ahora, las familias suman jornadas en vela, a la vez que el “juez estrella” agranda su leyenda. La misma que le coloca en la palestra ante asuntos de extrema relevancia mediática, desde el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.

Jiennense de nacimiento (26 de octubre, 1955), casado con la bióloga Rosario Molina y padre de tres hijos, se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla en 1979. Apenas dos años después, aprobó las oposiciones para juez, que le llevaron hasta Valverde del Camino como primer destino. Pero Garzón –segundo de los cinco hijos de un agricultor y una ama de casa– había renunciado a su vocación de ayuda al prójimo en favor de metas mayores, repletas de ambición y envueltas en un halo humanitario. Un espíritu misionero que le empujó en su juventud a ingresar en el seminario, con África en su horizonte. Pero el éxito entre las mujeres –pese a su honda timidez– le hizo replantearse otros caminos más seductores.

Esas miras internacionales no llevaron al juez más famoso de España al continente negro, aunque se perciben en algunas de sus instrucciones. Enérgico e implacable, se enfrentó al dictador Augusto Pinochet, que le tachó de “comunista”. Y ordenó la búsqueda y captura del terrorista más perseguido del mundo, Osama Bin Laden. Su audacia frente a los casos controvertidos también se demuestra en casa. Su alma vengativa, dicen aquéllos que no presumen de su amistad, hizo que se volcara en el Caso GAL, tras dar un portazo por no recibir ninguna cartera ministerial en el postrero gobierno de González. Su afán por eliminar cualquier atisbo de corrupción en la política le inició en la instrucción de Gürtel. La presunta implicación de Camps en la trama truncó el viaje a Valencia para apoyar a su equipo, el FC Barcelona, en la final de la Copa del Rey. También le llevó a renunciar a una tarde de toros en la última Feria de Fallas, otra de sus pasiones, junto a la caza, el vino y el tango.

11 de noviembre de 2009

De frente a la tentación

El mandamás de RTVE, Luis Fernández, anuncia su adiós para este viernes. El periodista riojano ha convocado un consejo extraordinario en el que -se prevé- presentará su dimisión irrevocable como presidente. Dicen que lo justificará con la manida excusa de “motivos familiares”. Toda una cortina de humo al verdadero motivo que le abre las puertas de RTVE: su rechazo al nuevo funcionamiento económico de la corporación. Si se confirma esta salida, RTVE despide al primer presidente que llegó a partir del consenso de las principales fuerzas políticas presentes en el Congreso de los Diputados, todo un logro para la época discrepante que nos toca vivir.

Ahora, años después de que Luis Fernández pusiera el pie en RTVE se recuerdan sus primeras palabras. Por aquel noviembre de 2006, en el discurso posterior a su nombramiento, resaltó dos aspectos que le han acompañado desde su llegada hasta su inminente salida. Siempre abogó por la independencia (o al menos, por una menor dependencia) respecto al partido en el Gobierno, junto al crecimiento de los espectadores que tenían que dar el visto bueno a la gestión del ente público con su presencia frente al televisor (la radio, internet…). Y ambos aspectos se pueden computar como logros. El ente público no es C9, ni Canal Sur ni tampoco la TVE de Urdaci. Y, además, La 1 ha entrado en la lucha por el liderazgo en las audiencias.

Por todo, la marcha de Luis Fernández deja en el aire el futuro de RTVE. No en su viabilidad, sino en el camino que emprenda a partir de ahora la corporación mediática. El riojano llegó en 2006, cuando Zapatero estaba asentado en la Moncloa, sin cuestiones que moviesen con virulencia su poltrona. Y ya sabemos que cuando el viento sopla de cara, sólo los necios buscan problemas. Hoy, sin embargo, la situación es muy distinta. La crisis económica, por sobre, mantiene al PSOE en permanente alerta, dando con enemigos en cada esquina. ¿Qué hará el Gobierno ante la nueva tesitura? ¿Mantendrá su apuesta íntegra por la “independencia” de RTVE…? El sustituto, casi antes de llegar, ha hecho toda una declaración de intenciones. Veremos en qué queda. La tentación ahí está.

Eso sí, la trayectoria de Luis Fernández en RTVE, tampoco nos engañemos, dista mucho del ideal de un camino de rosas, pero al menos tiene en su haber un logro indiscutible. En sus tres años al frente, el ente público apenas ha copado titulares de prensa por suscitar desavenencias políticas entre el partido en el Gobierno y el principal de la oposición. Y no es poco.

10 de noviembre de 2009

En busca de la nada

Una efeméride menos. Y ahora, de vuelta a la actualidad. Esta vez, la repercusión mediática de la fecha en cuestión nos ha retrotraído veinte años, a una Europa que en nada se parece a la actual. Aunque, desde otro prisma, esta Europa en poco se asemeja a la que se imaginó a finales de los años ochenta, a partir de los deseos más ambiciosos de la época. Todo un sueño a medio construir.

Por cuestiones obvias, la caída del Muro de Berlín pasó por mi vida sin dejar ninguna huella. Ni pena ni gloria, ni todo lo contrario. Entonces me preocupaba más saber a qué hora emitían Oliver y Benji, qué tocaba de merienda o cómo apurar los minutos en el parque con los amigos.

Veinte años después, los detalles de aquella histórica fecha nos han invadido: Que si las decisiones de los políticos, la influencia de los medios, el carácter de los alemanes... Todo. Y así nos hemos erigido, durante unos días, en verdaderos especialistas de la cuestión germánica. ¿La pena? Que esta “especialidad” nos durará hasta que se presente la próxima efeméride, que no tardará mucho. Y, entonces, no quedará ni rastro de todo “lo aprendido”. Por tanto, ¿para qué “celebramos” estas fechas si poco, o nada, suponen en nosotros?

A ver, ¿qué nos ha dejado veinte años después la revolucionaria caída del Muro de Berlín? Veamos. Hoy ya no existen muros en Europa que separen estados por sus regímenes políticos. Pero, a escasos kilómetros, existen otros tan vergonzosos, que dan fe de la escasa memoria del ser humano. Derribamos unos para levantar otros. No pongo en cuestión si estas barreras se convierten en necesarias, pero ahí está Israel, México, Ceuta, Corea del Norte, el Sáhara... y así un lista tan vasta como rechazable.

Desde hace años fraguo una idea, que el paso del tiempo no hace otra cosa que reafirmármela. Las efemérides son un traje a medida para los políticos, una buena clase de historia para los ciudadanos y una oportunidad perdida por el ser humano. No hay mejor efeméride, que la inexistencia de un motivo de celebración. ¿O no?

1 de noviembre de 2009

A por el oro de Moscú

Toda espera… tiene su final. Hace apenas unas horas, el Consell, a través de su vicepresidente Gerardo Camps, ha animado a la fusión entre Bancaja, Caja Mediterráneo y Caixa Ontinyent. Si tenemos en cuenta que la entidad de la Vall d'Albaida causa bastante indiferencia en Alicante, vamos a centrarnos en lo que realmente nos preocupa.

Era un secreto a voces. Más pronto que tarde tenía que llegar el apoyo de la Generalitat a la unión entre las principales cajas de la Comunidad, pese a que en reiteradas ocasiones se haya mostrado en contra. Eso sí, no hace falta ser economista ni tampoco político, y mucho menos un lumbreras, para ver una “absorción” donde el otro Camps dice “fusión”. ¿Estamos de acuerdo, no? Si los valencianos desembarcan en Alicante... es para llevarse el botín. ¿Y lo próximo, qué será: la Explanada, la sede de la Cámara... o el Castillo de Santa Bárbara?

¿Y ahora, qué? Tras la anuencia de la Generalitat... ¿miraremos cómo se llevan hacia la capital una de las pocas señas de identidad que conserva Alicante? Espero que no. Aunque me temo lo peor. Eso sí. Mis cuentas en la CAM (que son las que son) no permanecerán un minuto más en las arcas de esa futura Bancaja (una vez confirmado el ejercicio de engullir a la caja de los alicantinos). El dinero viajará hasta Cataluña, donde estará mejor que en Valencia. Por supuesto.

Más allá de cuestiones sentimentales, las consecuencias de esta absorción será mejor dejarlas estar. Ya habrá tiempo de discutir acerca de ellas. Pero la más obvia es, tal vez, la más inmediata: ¿Cuántas personas pasarían a engrosar las listas del Inem? Sinceramente, sin manejar datos concretos, seguro que varios centenares de currantes perderían su puesto de trabajo. Vamos, un “pellizco” a tener muy en cuenta, más aún en una época como la actual.

Con todo, tengo verdadera curiosidad por conocer los argumentos que manejarán los diferentes representantes del Consell (y demás interesados) para defender su postura. Una polémica (aún en proceso de formación) que ha saltado a la palestra en la presentación de los Presupuestos de la Generalitat de 2010 para Alicante, durante la que el conseller de Economía ha defendido (no sé muy bien con qué cara ni mediante qué explicaciones) la inversión de la Generalitat en una provincia tan meridional como maltratada.

Y esta animada historia... en el Día de los Difuntos. ¡Qué mejor fecha para dar un paso al frente! ¿O era al vacío? Veremos, porque toda espera acaba por conocer su final.

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Como era de esperar, las reacciones al "ánimo" del Consell de cara a la fusión (dile fusión, dile absorción) de Bancaja y la CAM no han tardado en llegar. Enlacémoslas, pues: "Y la sede, en Alicante"

27 de octubre de 2009

“Yo tb soi_tu”


27 de diciembre de 2007. Justo ese día, previo a los Santos Inocentes, soitu.es se estrenaba en la Red. Nació con la energía necesaria para convertirse en un sitio de información útil, independiente, participativo y diferente. Hoy, tan sólo 22 meses después el mundo ha cambiado y soitu se tiene que despedir de sus lectores.

Desde el principio, contaron con el apoyo del BBVA como accionista de referencia. En su momento, la entidad bancaria se convirtió en el artífice del sueño; hoy, en el responsable de que este ambicioso proyecto inmerso en un sector inmaduro diga adiós (esperamos que un adiós no definitivo). El BBVA ha perdido la paciencia. Otros, como los miles de usuarios que cada día visitábamos el portal, nos quedamos sin un referente. Cada mañana, rastreaba la barra de favoritos hasta llegar al icono “de la sonrisa” (ahora, convertido en una mueca triste) en busca de un tipo de información radicalmente distinta a la que ofrecen los espacios veteranos, tanto los de papel como sus aún imberbes hermanos digitales. Reconozco que no soy adalid de los nuevos medios de comunicación, sobre todo de aquéllos que desprecian todo lo que huele a tradición. Pero soitu era diferente. Con el respeto como carta de presentación, rompía con las pautas marcadas por los “mass media”. Ofrecía una visión distinta. Y muy acertada.

Su llegada a la Red se convirtió en una apuesta ambiciosa, tal vez demasiado para un país que aún da sus primeros pasos en lo que a medios digitales se refiere. Se confió a una entidad bancaria, que –como tal– todos sabemos de qué pie cojea. Y el final, ya es conocido. La apuesta obtuvo su reconocimiento, con el respeto de la profesión y con galardones prestigiosos en el ámbito internacional... Aún con todo, el castillo de naipes se ha derrumbado como es habitual: por un fallo en la base.

El principio de esta reflexión la he elaborado, casi al pie de la letra, a partir de las palabras “prestadas” por Gumersindo Lafuente. Un tipo al que conocí hace unos años en Valencia, en un encuentro de “Nuevo Periodismo”. Recuerdo la energía que se transmitió en esas jornadas… Hoy, casi un lustro más tarde, todavía nadie ha dado con la tecla correcta para hacer de ese “nuevo periodismo” una apuesta ganadora. El alimento que entra en las arcas sigue sin ser el suficiente para mantener un periodismo que, pese a agarrarse a las nuevas tecnologías, se sustenta en el romanticismo de quiméricos soñadores. Como Sindo. La fórmula está por descubrir. Veremos quién es el visionario. Por intentos no será.

22 de octubre de 2009

Un lujo de especial

Llegó el 22 de octubre de 2009. Una fecha marcada a fuego en la agenda de la Cámara de Comercio de Alicante. Por fin, ya era hora, esta noche se inaugura la nueva sede cameral. Una reforma casi integral del recordado Hotel Palas, del –años ha– Palacio de los Condes de Soto Ameno.

Tras más de cinco años, con infinidad de problemas –de toda índole–, un edificio del siglo XIX se ha convertido en todo un espacio del siglo XXI. Pero… no es mi objetivo centrarme en la labor de la Cámara, en sus proyectos de futuro o en sus resultados pasados. Más bien, quería aprovechar esta “ventana” pública para…

1.- Recomendar que se eche un ojo al Especial de la Cámara que publica hoy el Diario Información. Todo un lujo, en 184 páginas, con un tratamiento fotográfico difícilmente mejorable (con Rafa Arjones a la cabeza) y unos completísimos contenidos. Una publicación larga, para dedicarle un tiempo… pero de la que nadie debe perderse, al menos, las imágenes. Son realmente dignas de estudio.

Y yendo más allá, me quedo con las páginas dedicadas a la evolución del Palacio de los Condes de Soto Ameno. Para los de mi generación: el antiguo Hotel Palas. Y, ahora, los más benjamines lo identificarán como la sede de la Cámara. Todo un paseo por la Historia de Alicante, que llega –en ciertos momentos- a emocionar.

2.- Y como segundo objetivo: felicitar a los profesionales que han trabajado para que hoy estén en la calle esas 184 páginas. Soy testigo de que ha sido una ardua tarea, con los típicos problemas e inimaginables soluciones. Enhorabuena chicos: Redactores, diseñadores y fotógrafos, coordinados por Paco Bernabé, otro se hubiera dado por vencido, seguro.

13 de octubre de 2009

"El pecado original"


Hoy era un día que se presumía importante para el futuro de 'Ric'. El Comité Ejecutivo del PP regional debía decidir qué hacer con su secretario general... Al final, más incertidumbre que realidades. Por un lado, dicen que Camps mantiene a Costa en el cargo, mientras que en Génova lo dan por sustituido... ¡Cosas de la política! Más allá, me dejo caer por aquí para recomendar un texto que me ha ocupado parte de la mañana. Es largo, y ciertamente atemporal, por eso lo dejo aquí sin fecha de caducidad. Una lectura necesariamente relajada y, a la vez, cuasi obligada para hilar muchos de esos detalles que aún hoy se nos escapan. Después de estas (echémosle) 2.000 palabras, todo será más sencillo de entender. No de compartir, claro está. Aquí dejo el inicio... y el final. El resto, en la web.
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El día de reflexión de las elecciones autonómicas de 1999, Zaplana confesó a un grupo de íntimos que tenía la promesa de Aznar de llevárselo con él al gobierno de Madrid como mucho mediada la legislatura. "¿Y le crees?", preguntaron. "Sí. Aznar es un tipo que cumple siempre su palabra. Ya tengo pensado el sustituto", contestó. Cuando dijo que era Francisco Camps, ninguno de sus interlocutores pudo disimular su estupor y alguno, incluso, se atrevió a expresarlo. Pero Zaplana era el "boss", así acostumbraban a llamarlo sus compañeros. Así que no había más que hablar. Ni las recomendaciones de Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia, que había tenido a Camps como concejal y le advirtió de que no se fiara; ni la resistencia generalizada de la alta dirección del partido para trabajar por alguien a quien no consideraban "uno de los nuestros", por muchos años de militancia que llevara, consiguieron hacer la más mínima mella en Zaplana. A Camps se le había ido preparado una carrera "de diseño" (conseller, secretario de Estado, secretario general del partido y, para la última fase, la que buscaba la foto diaria en la Prensa, delegado del Gobierno en la Comunidad), carrera que fue cumpliéndose paso a paso, aunque entre dientes no hubiera ya por aquel entonces ni un solo dirigente veterano del PP que no dijera aquello de "esto sólo lo hago porque Zaplana lo manda, pero se equivoca…”.


Muchos, también, reclaman la vuelta de Zaplana. No son esos los planes del ex ministro. Pero es cierto que, aunque lo niegue, maniobrará porque sí le sigue interesando la política de Madrid y sabe que controlar de nuevo una base como la Comunidad Valenciana es un aval de primer orden (Zapatero ha demostrado que sin la Comunidad Valenciana se puede ganar, pero el PP no podría ser alternativa real de gobierno sin ella) para influir en lo que pase en el PP nacional si Rajoy pierde su última oportunidad. Y porque está comprobando que, si muchos de los suyos tardaron segundos en dejarlo tirado e irse con Camps, que era el que tenía el Diario Oficial de la Generalitat, en estos momentos, con el presidente en sus horas más bajas y sin un duro en el presupuesto, esos mismos ahora están volviendo a cambiar de bando con la misma facilidad, perdón, que quien cambia de traje. Ahora falta por saber si Zaplana tiene aún espacio para la maniobra, si, de tenerlo, volverá equivocarse y buscará otra "marioneta", cosa para la que ya no tiene recursos ni fuerzas y, sobre todo, si al final cayera Camps, buscará una alianza que le permita moverse en Madrid sin volverse estrábico de tanto mirar a Valencia.

10 de octubre de 2009

El primero de… ¿muchos?

Al final, sin sorpresas. Tal y como era de esperar, Ricardo Costa –Ric– ha sido la primera “víctima” política de la trama valenciana del caso Gürtel. Era lógico. Más aún tras las exigencias de Génova a Camps, que en un principio quedaron mitigadas ante una posible oposición del “Molt Honorable”, pero que a la postre se han ejecutado. Paso por paso.

Ahora Génova ya tiene lo que tanto anhelaba: una cabeza. ¿Una cabeza de turco? No seamos tan generosos. Pero sí es cierto que Ric va camino de convertirse en el “chivo expiatorio” de esta funesta historia para el PP valenciano.

Hoy, Día de la Comunidad Valenciana, festividad del 9 d’Octubre, acaba con la marcha ¿temporal? del más pijo de entre los pijos. Un tipo con delicados gustos, dudosas amistades y amante de la velocidad extrema. Esa ambición de poder le ha llevado a caminar por el fango. Y ya sabemos que hay manchas muy difíciles de quitar. Tan sólo los "elegidos" son capaces de andar sobre las aguas... Bueno, y Obama, claro está. Pero ésta es otra historia. También es conocida, y viene a explicar dos conceptos: Los premios no siempre van a manos del que más méritos atesora y los jurados, en ocasiones, se bastan para desprestigiar un reputado galárdón. Hoy hemos tenido un ejemplo. Tal vez, el mejor.

5 de octubre de 2009

¡Que paren la máquina…!

Decidido: me bajo aquí. ¿Han echado hoy un ojo a los periódicos? Da gusto. Y no, claro, no hablo de las previsiones del FMI, que vaticina para la economía española un lustro perdido; ni del entramado empresarial que financió supuestamente al Partido Popular valenciano a través de Orange Market; ni de las negociaciones con los piratas somalíes que decidieron hace unos días asaltar un atunero vasco… No, nada de esto me genera un gusto digno de significar.

Me remito a las últimas páginas del periódico, una vez hecha la travesía del desierto que supone en las últimas fechas las secciones de Economía, Política… Allí, en Deportes qué placer da observar, con detenimiento, la clasificación de Primera y Segunda División. En la máxima categoría, el Barcelona ya se ha situado al frente y a ver ahora quién tiene agallas a sacarlo de ahí. Veremos. Y en la división de plata, el glorioso ha comenzado a cumplir los pronósticos que le colocan como uno de los máximos favoritos para el ascenso. Y además ha dejado atrás el miedo escénico en los derbis, al golear a una caricatura del Elche. A eso, se puede sumar la imagen de Castellón y el propio conjunto franjiverde cerrando la clasificación. Que siga así.

Pero aún todo puede ser más perfecto. Me falta ver en el infierno de la parte baja al Zaragoza, por violar la pasada temporada cualquier código ético, y al Racing, del “ínclito” Mandiá.

Y, además, el Lucentum sigue en ACB. Vale, ya, aún no ha arrancado la competición. Pero ahí seguimos, en la élite del baloncesto. Y por muchos años.
Lo dicho: paren la máquina, que se quede tal cual.

2 de octubre de 2009

Comparto con Madrid un corazón... hecho trizas

Muchas ilusiones y demasiadas corazonadas… Aún así, y pese a desconfiar de la “reglas” del COI, todos albergábamos alguna esperanza. Seamos sinceros. Sobre todo, cuando Chicago –del, hasta hoy, siempre vencedor: Barack Obama– y Tokio se caían de la lista en las primeras rondas de votaciones... Llegaba la final, y ahí estábamos, en un mano a mano con la favorita: la ciudad de la samba y las favelas. Sin embargo, la realidad nos ha dado un buen revés y nos ha dejado de nuevo en tierra. Con un sueño roto y un soñador, muy tocado.

La expectación era máxima en la redacción, aunque el ambiente denotaba que Madrid llevaba colgado el cartel de “perdedora”… Todos miraban al monitor, donde Jacques Rogge presumía de conocer el deseado nombre: Rio de Janeiro. Eran las siete de la tarde, y el mundo se giraba hacia Copenhague.

Pero Madrid, hoy era algo más. Era, y es, la ciudad que vio nacer hace cuatro décadas a todo un ser admirable: tanto en su faceta profesional, como en su visión más íntima. Hoy, Madrid decía adiós (o, tal vez, hasta luego) a un sueño. Hoy, él también se despedía. Lo hacía de la que ha sido su casa durante los últimos 22 años. Toda una vida.

Reconozco que no me gustan las despedidas. Las esquivo tanto como sé. Y por ello he intentado estar al margen. Pero no lo he logrado. Aunque la verdad más honesta la dejo aquí. Lejos de la vista de la amplia mayoría. Incluso de la suya. Los sentimientos deben huir de los altavoces, de lo contrario pierden naturalidad y pasan a ser mensajes cuasi propagandísticos. Decía que pasada la medianoche, cuando apenas un puñado de compañeros sobrevivíamos en la redacción… ha llegado la hora de decir “hasta luego”. Una despedida con sabor añejo, para muchos; y con una sensación muy novel, para mí. Cuando escuchaba cómo sus pasos se dirigían hacia mi sección, con ese soniquete tan característico, he tenido que respirar hondo, forzar una sonrisa y buscar alguna frase socorrida en el disco duro de las despedidas. No quería improvisar. Era consciente de mis limitaciones.

Lo conocí en julio de 2007. Hace poco, demasiado poco. Aunque estos dos años largos han dado mucho de sí. El primer verano lo veía desde lejos. No fue hasta agosto de 2008 cuando me aproximé a él. Fue por gajes de oficio. Ese mes –ese recordado mes– él estaba al frente de la sección de Local. Y yo, yo me defendía entre noticias municipales, lúdico-festivas y demás actualidad informativa. Recuerdo que me dejó al cargo de Turismo, cuando Benito se cogió las vacaciones; y al mando de Educación, a la marcha de Victoria. Al final, como era de esperar, tocamos todos los palos. Desde presos españoles en cárceles extranjeras hasta el cumplimiento de la Ley de Igualdad en las instituciones más representativas de la provincia.

Recuerdo que hace apenas unas horas, al leer una información sobre la puesta en marcha de radares para detectar la presencia de pateras en la costa alicantina… no pude hacer otras cosa –ya con el corazón tocado, tras conocer su adiós– que acordarme de él. Me vino una imagen a la cabeza. Uno de esos detalles que le hacen grande, que le llevan al altar de los mejores. Un ejemplo para los nuevos. Y para muchos veteranos, todo sea dicho.

Una tarde nos llegó una información. Parecía ser que las promesas del Gobierno central sobre la implantación de esos radares no eran más que cantos de sirena. Me puse al tema. Y el tema salió adelante. Al día siguiente, nada más llegar, me llamó al despacho. Abrió el periódico por la página siete, me enseñó la imagen que ilustraba mi noticia y me señaló al tipo que aparecía en ella. Mi expresión cambiaba, supongo, por momentos. De la incertidumbre a la incredulidad. En la fotografía se veía a un personaje que nada tenía que ver con el delegado del Gobierno en la Comunidad, quien debía aparecer en dicha página. Me preguntó qué había pasado… Le perjuré que esa imagen era la primera vez que la veía. Me creyó. A los pocos segundos encendí el ordenador, comprobé que estaba en lo cierto y se lo mostré. No hizo falta. Él, sin tener por qué, ya volvía de otro despacho. Venía de “salvar” mi nombre ante un superior suyo (y mío, por tanto). No necesitó pruebas… confió en mi palabra. Yo le juré amor eterno.

Y hoy, cuando su ciudad tenía que dar un paso atrás para dejar sitio a Rio de Janeiro… Él ha dado un paso adelante. Valiente. Hoy ha dicho adiós a más de media vida dedicada a su periódico. Jorge se va. Los compañeros le recuerdan (y lloran en silencio). Al periódico… le toca reflexionar.

Suerte compañero. No la necesitas, pero la mereces.

30 de septiembre de 2009

A Dios gracias

La victoria de Fernando Alonso en el Campeonato del Mundo de Fórmula Uno era el hito histórico que marcó el inicio en las clases para la primera promoción de Periodismo de la UMH. Y así lo destacó el, por entonces, máximo responsable –y alma máter– de la titulación.

La resaca de ese éxito del automovilismo español se fechó en 2005, un 25 de septiembre. Volviendo a casa, por aquel entonces, mirábamos el entorno con la bisoñez propia de todo novato. La ilusión era máxima. Estábamos plenamente expectantes ante el camino que se nos abría. Veíamos el arranque universitario como un reto. A primero, lo percibíamos como un curso válido para asentar cierta lucidez general sobre aspectos necesarios para ese mar de conocimientos con un dedo de profundidad, que debe atesorar –como mínimo– todo profesional de la información.

Así, pasó primero, segundo, tercero… y llegó el ecuador de la carrera. Una fecha casi testimonial para esta generación. Arrancó cuarto… y mucho después terminó. ¡Vaya año! ¡Qué provechoso resultó!

Terminó el verano: algo frustrante, sin ánimo de ser muy negativa. Unos meses perdidos, casi encerrada entre cuatro paredes, mientras la mayoría aprovechaba oportunidades para seguir creciendo… Y, ahora, llega quinto. Justo cuando Fernando Alonso vuelve a la actualidad informativa: primero, por su regreso al podio en Singapur; segundo, por la confirmación de su fichaje con Ferrari. Aquí, en Elche, llega el final del trayecto. Un curso suprimible, dada la escasa carga lectiva que se nos presenta en este último empujón.

Un total de cinco materias: dos asignaturas y tres compromisos. Entre las primeras, una, ilusionante y otra necesaria para movilizar la conciencia… Entre las últimas, tan sólo tres optativas, sin más. Da igual el nombre, son como los chinos, que por mucho que se empeñen en explicarnos quién es quién… al final nos parecen todos iguales.

La oferta de optativas es frustrante, aniquiladora ante cualquier atisbo de ilusión. Cinco opciones, para tres elecciones. Entre las cinco, la relación con el Periodismo es cuasi nulo… Veamos.

Estadística Deportiva. Tercera asignatura de la rama en la carrera. Ya está bien. Incluso para una mente de ciencias puras, como la mía, no cabe tanto empeño a la hora de profundizar en la matemática más exacta. ¿Lo más chocante? El apellido “deportivo” es un caramelo envenenado, dicho por los propios profesores. ¿Por qué? Según nos dijeron el primer día de clase: no sabemos por qué han puesto “deportivo”, ya que no existe la estadística deportiva… Vamos, un “engañabobos”.

Gestión Medioambiental. Impartida desde Ciencia Ambientales, una materia totalmente alejada del Periodismo… Relleno.

Regimen tributaria de empresas periodísticas. Más de lo mismo. De nuevo, en palabras de profesores implicados, un mejunje de dos asignaturas impartidas el pasado año: Tributaria y Empresa Periodística. E impartida, claro está, por docentes del departamento económico, nada que ver con el Periodismo, una vez más.

Historia de la libertad de prensa. Está bien conocer el origen de la libertad de prensa. Perfecto. No obstante, creo que sería más conveniente conocer el abecedario para poder aprender con eficiencia a leer... Digo yo.

Crítica de Teatro. Parecía interesante, la más próxima al Periodismo. Más aún, al ampliarse el ámbito de actuación (de teatro a cultural). La inquietud se fue apoderando según llegaba la información acerca del profesor de turno. Al principio no le di la mayor importancia. Pensé: “Ideas muy particulares”. Sin embargo, pasa el tiempo y ningún dato contradecía a los anteriores. Daba igual de quién fue la opinión: alumnos, compañeros… profesores. En general, ningún apoyo a favor de Teatro.

Y esto es todo. No hay más dónde elegir. Iba a hurgar en la herida, y para ello qué mejor que mostrar el abanico de optativas que ofertan otras universidades (cualquiera, no hace falta ser muy selectivo). Pero lo dejo aquí. Es una pena que, llegados a este punto, no podamos terminar esta maravillosa experiencia con un regusto agradable. Con asignaturas de esas que te hacen crecer, sentirte mejor.

Vamos. Por fortuna, tan sólo falta un año para decir “adiós”. Y a Dios gracias.

23 de septiembre de 2009

Post mortem

“Son las nueve de la mañana”, escucho en la emisora que presume de liderazgo nacional. Una hora excelente para comenzar ese exhaustivo repaso de prensa obligado en un día como hoy.

En la jornada post mortem en Benidorm, quiero sentir el pataleo de los presuntuosos, a la vez que las maliciosas risas, nacidas con fecha de caducidad y propias de una victoria fraudulenta.

Veremos cómo tratan hoy unos y otros el cambio de Alcaldía. De buena mañana he oído “asalto” “toma” como interesantes vocablos editorializantes. ¿Serán los únicos? No creo. Me pongo a ello.

¿Necesita más? A mí me vale

¿No echan algo de menos en los últimos días? ¿No existe un tipo de lectura, muy común durante la pasada semana, que ha perdido de repente todo su protagonismo? ¿Recuerdan esos reportajes –de toda condición– que hacían balance sobre un año en la Alcaldía? Ningún medio ha logrado esquivar la atracción, y han caído uno a uno en la "maraña" elaborada por Castedo. Muchos la critican, pero a nadie le resulta indiferente. Todos valoran su esfuerzo, aunque sólo una parte elogia el método llevado a cabo durante su primer año. Sería de necios no destacar su extrema dedicación, el intento por mejorar una ciudad en proceso de abandono y sus maneras por alcanzar acuerdos con todos (vecinos, sindicatos...), excepto con aquellos que han confiado su futuro político en ataques continuos y casi personales. No obstante, creo que sus excesivas apariciones públicas están provocando una devaluación del cargo, y por ende un arrinconamiento de la figura del concejal de turno...

Retomando las preguntas planteadas líneas arriba... debo reconocer que, en mi caso, sí echo de menos esas noticias. Eran entretenidas, y siempre generaban debate. Ahora abro el periódico y me falta algo. Aunque en realidad, ya casi lo sabemos todos. No acierto a adivinar ningún detalle que nos falte por descubrir… Veamos.

Nos ha dicho que “tenemos que aprender a cuidar más Alicante”, que “juega al pádel y le faltan horas para mejorar su revés” y que “Camps es una de las personas más honestas que conoce”… Como primer contacto no está nada mal. Un poquito de todo. Prosigamos pues.

Los representantes vecinales dicen de ella que ha hecho “una gestión muy popular con la intención de presentarse a la ciudad”, que es “mejorable, pero no mala del todo, necesita asentarse en la Alcaldía”. Unos hacen un balance “positivo”, los más conformistas le pondrían “un 10”, mientras que otros recuerdan su “olvido a algunas partidas, como la Alcoraya”.

Por su parte, algunas figuras de la sociedad alicantina aprecian “continuismo” en su labor al frente al Ayuntamiento. Dicen que “sabe lo que hace, está bien aconsejada y en todos los sitios. Es infatigable”. Los más despistados dicen que “parece mentira que sólo llevemos un año con Castedo, porque parece mucho más. Teníamos ganas de olvidar la etapa negra anterior, con Alperi”. Eso sí, la mayoría coincide que “ha sido un año de atracón de imagen y populismo, en algún caso cercano al folclore puro y duro”. Con un apunte desde los grupos de la oposición: “Una año vacío de gestión real”.

Una conversación con ella transmite que “el diálogo con la oposición es otro cantar”. Sobre todo por las denuncias de presunta corrupción que se han ido archivando, como el «caso aparcamientos» y Benalúa Sur. Un año después de coger la vara de mando, en un emotivo pleno, nadie sabe qué quiere hacer el Ayuntamiento con el emblemático estadio José Rico Pérez. Tampoco se acierta a encontrar el equilibrio entre el descanso y el ocio nocturno, y por eso Castedo no sabe con qué carta quedarse. Esperemos que elija la correcta.

Su obsesión con el “pequeño detalle” sigue en pie. “Los alicantinos deben estar orgullosos de su ciudad» dijo al poco de llegar al Consistorio. Y con flores, macetas y tepes de césped artificial se ha volcado en su campaña del «Alicante, guapa, guapa y guapa». Pero aún queda mucho por hacer. En las calles se percibe mayor presencia de Policía Local, mientras que se presume un recorte en el gasto oficial, que tuvo su mayor exponente en las Hogueras con la supresión del Racó Oficial.

Por último, y como ejemplo del mal gusto, con cierto aires retrógrados, machistas y casi propios de un panfleto de barrio, hemos confirmado que a nuestra protagonista le pierden los estampados y los colores llamativos. Prefiere los pantalones a las faldas y los tacones frente al zapato plano. Además, hemos visto que no abusa de los complementos. Con todo, los especialistas descartan que sea una “fashion victim”. Así será. Pero tampoco era un dato relevante. ¿No?

22 de septiembre de 2009

La farsa, confirmada

Conciencia, honor, fidelidad, lealtad, respeto… son esas palabras inapropiadas para cualquier juramento político, y más aún si vienen de boca de Agustín Navarro, en el paso previo al acceso a la Alcaldía Benidorm. Palabras con aires de promesa que poco van con él, y menos aún con el personaje que le ha permitido cumplir su sueño: colocarse en primera fila de la atención mediática. Por fin, tras muchos años en la política, va a conseguir ser uno de los protagonistas del día a nivel nacional. Tanto que, por ejemplo, la web de RTVE ha emitido en directo la patochada en Benidorm. Resulta, cuanto menos, curioso.

Así, el sainete se acaba de confirmar, en un pleno repleto de polémica ­–como no podía ser de otra forma- con mil imágenes y detalles dignos de análisis. A partir de ahora, tenemos dos años largos para comprobar qué hacen unos desde la poltrona del poder y otros desde los despachos más fríos del Consistorio. Los primeros podrán saborear el “éxito” que llevan persiguiendo durante casi las dos últimas décadas, aunque el triunfo no haya llegado por los cauces más morales, por muy legal que sean (al hilo de las palabras de Manuel Catalán, último alcalde socialista democrático en Benidorm). Los últimos tienen un periodo perfecto para reflexionar, pelear por el control del partido y preparar unas listas conformadas por fieles y no por vendidos. A ver si aprenden, falta les hace.

A los ciudadanos, si les quedaba alguna duda, tienen motivos más que suficientes para confirmar que a los políticos tan sólo les sacia el poder. Me reitero. Todos los actores se merecen las críticas recibidas (poco feroces en demasiadas ocasiones). Sobre todo la tirititera de Pajín (fiel discípula de la matriarca del clan), el anodino de Alarte, y Fenoll, que presentó sus credenciales al venderse a Bañuls... Algo peor que echar gasolina a un monte durante una noche de tormenta eléctrica... Todos ellos se lo merecen. Benidorm, no.

Su mayor éxito

Los chicos de la selección española de Baloncesto han sido los responsables del mayor éxito de Zapatero, aunque la actual situación económica no le ha permitido vivirla a su gusto. Todo se fraguó a finales de 2008, cuando el presidente del Gobierno (por aquel entonces, con mayor apoyo del que goza en la actualidad) anunció la creación de un Ministerio del Deporte. Fue durante la recepción al equipo español de Copa Davis. Allí, ante los medios de comunicación, aseguró que se ponía manos a la obra y fijó hasta la “próxima remodelación ministerial” para elegir la persona que lideraría la nueva apuesta. La apuesta por el Deporte se quedó en el aire hasta que el pasado abril se produjo el cambio en las carteras. Y con ella, la sorpresa. El nuevo Ministerio de Deportes pasaba a depender directamente de Zapatero. Poca responsabilidad y muchas “medallas”.

Y ahora, cinco meses después llega su primer gran éxito como ministro de Deportes. Vamos, su primer gran éxito. Que viene de la mano de una imagen excelente en momentos complicados para la confianza presidencial. Qué gusto le debió dar ayer cuando su figura abrió todos los informativos, junto a estrellas admiradas y deseadas como Gasol, Navarro, Garbajosa, Ricky… Viendo estos éxitos, habría que plantearse si es necesario que se haga también responsable del Ministerio de Economía... Aunque, recordando las palabras de Jordi Sevilla y sus "lo que tú necesitas saber para esto son dos tardes"..., ¡miedo me da!

11 de septiembre de 2009

¿De quién se ríen?

Estaba cantando. Más pronto que tarde, los concejales socialistas en el Ayuntamiento de Benidorm, con el apoyo de un amoral y traicionero personaje –que se hace llamar Bañuls–, iban a presentar una moción de censura contra el alcalde Fenoll, elegido democráticamente por los vecinos hace poco más de dos años. Esgrimen que la ciudad está sumida en el desgobierno, aunque todavía se esperan propuestas de cambio de los nuevos inquilinos de la Casa Consistorial. Han dicho hoy que «no va contra nadie y busca una solución a la gobernabilidad». Es decir, además de indignos, son tan sinvergüenzas de reírse, sin piedad, del electorado. Qué erótica tiene el poder. Tan irresistible como repartir la tarta más golosa...

A nadie le ha debido coger por sorpresa la decisión, por más que los dirigentes socialistas –en Blanquerías y Ferraz– hayan intentado convencer de lo contrario a los ciudadanos y, supongo, a sus compañeros de partido. Se puede convenir que es indigna la actitud del tránsfuga, pero tampoco se podía esperar mucho más de él. Aunque en este caso, los únicos culpables –políticamente hablando– son los representantes populares que lo incluyeron en los primeros puestos de la lista electoral conociendo su pasado. Una trayectoria nada fiel. Y, por tanto, sembrada de recelos. Sospechas que se confirmaron hace unas semanas cuando Bañuls abandonó las filas populares y pasó al grupo no adscrito. Un paso previo, como sospechaba cualquiera, a la moción de censura que se ha presentado esta mañana.

El desenlace se ha intentado demorar, enmascarar, pero a la postre es el que es. Por mucha palabrería de Alarte (¡pobre!) y frases vacías de Pajín (¡vaya familia!), el final se vislumbraba en un horizonte demasiado próximo. La maniobra urdida por los concejales socialistas de presentar su baja del partido (de esa rosa, deben quedar como mucho las espinas...) me lleva a dos animos: qué ruines, qué miserables. Nadie los merece, ni como la peor de las penitencias.

Eso sí, si alguna agrupación debía cargar con el castigo de esta moción de censura, ese grupo tiene nombre y apellidos: el Partido Popular de Benidorm, que accedió a la Alcaldía años ha cuando un joven –y prometedor– Eduardo Zaplana arrampló con la ética que se presuponía a los políticos (un pensamiento ya obviado) y se hizo con la vara de mando. Un poder que se ha extendido durante cinco legislaturas. Que años son.

Un periodo que le ha valido a varios alcaldes populares para disfrutar del despacho más lujoso del Consistorio. Una trayectoria impoluta desde las elecciones de 1995. Sin embargo, su llegada a principios de la década de los 90 se asemeja demasiado al actual proceso maquinado por la familia Pajín. Así que el PP, tal vez, se lo merecía. Benidorm, no. Pero con Leire al mando de las operaciones, ¡qué se podía esperar!

5 de septiembre de 2009

Cinco del nueve

Estamos de fiesta. ¡Qué le vamos a hacer! Toca ponerse la camisa de los domingos, el reloj a juego y el collar al estilo hawaiano. Sin olvidar, claro está, la bolsa con el regalo. Y todo porque Bing Xing y Hua Zui Ba, dos osos panda que viven en el Zoo Aquarium de Madrid, celebran hoy su aniversario. Hace nueve y seis años que tocaron tierra. Parecen jóvenes, pero no me dan mucha envidia.

Mi caso, pese a guardar cierta semejanza, dista en lo accesorio. Nací, también, un 5 de septiembre. Soy virgo. Dicen de nosotros que somos tímidos, inteligente, fieles y modestos, que tendemos a ser meticulosos, exigentes, prácticos, analíticos, fiables y trabajadores. Por contra, nos reprochan nuestro conservadurismo, desconfianza, arrogancia, perfeccionamiento y dura crítica a propios y extraños. Apuntan que nos gusta el orden, la higiene, hacer listas y la vida sana, a la vez que detestamos el peligro, a los vagos y la incertidumbre. Nuestro futuro, dicen, está en la comunicación y amamos la velocidad… Sí, constato que nací el día correcto.

Sin embargo, mi fiesta de cumpleaños no ha contado con la animación de Los Lunnis. Los osos, sí. ¡Hay clases y clases…! El día me toca pasarlo en la redacción, trabajando. ¡Qué mejor lugar! Y no, no va con segundas. En estas fechas, no existe mejor regalo que mantener la ilusión por un sueño que arrancó hace 796 días. ¡Y que dure!

Echando la vista atrás, sin demasiado detenimiento, veo que este año ha dado mucho de sí. La actividad en la universidad ha sido continua, compleja y –supongo– satisfactoria. En el plan profesional, todo marcha según los planes trazados. Bueno, no, ya que se le han sumado sorpresas –en forma de regalo– llegadas a lo largo del los meses.

El resto de experiencias se vienen conmigo. Soy virgo… Què anem a fer!

31 de agosto de 2009

Con sabor a despedida

Se acabó. O al menos, el controvertido periodo estival nos regala ya sus últimos coletazos. Por fin, dicen muchos, aburridos de lidiar con sus hijos durante las 24 horas del día y con la única compañía de temperaturas sofocantes que en nada ayudan a pasar este calvario. Oficialmente, hasta finales de septiembre no nos mudamos a otra estación, menos lúdica y más refrescante, pero es pasar la página de agosto en el calendario y las sensaciones cambian. Y eso que las tradicionales vacaciones de verano cada vez se extienden más hasta septiembre, sobre todo en aquéllos que no tienen responsabilidades de índole filial. Hasta la fecha, todavía una minoría.

Por tanto, llega el noveno del año y en la cabeza cambia el chip: se deja de pensar en la ropa de baño, las sardinas a la plancha al borde del mar y los interminables paseos bajo la luz de la luna, al estilo más rebelde. Ahora toca volcarse en la vuelta al cole de los más pequeños, el regreso a la rutina de los mayores, la excesiva lista de nuevos propósitos, que en eso quedarán, y la selección del coleccionable que toca comenzar. Es así. Si cada año nos martirizan con las mil y una posibilidades que existen en el quiosco por algo será, al final acabamos sin remedio entre sus redes.

Algunos, los más afortunados -aunque no lo sepamos apreciar- todavía disfrutamos de un completo asueto durante todo el verano, con el único compromiso de añadir actividades ligeras a una agenda carente de responsabilidades. Para nosotros, las vacaciones arrancan a la par que las Hogueras de San Juan, pese a que las pruebas más rezagadas nos perturben las noches de fiestas y las resacas diurnas; mientras que el toque de queda nos da más libertad. En mi caso, coincide con la visita a los «Sanfermines chicos», ya que a la vuelta de Sanse, la cabeza comienza a ajustar horarios, elegir y descartar materias docentes y decidir las actividades complementarias para aprovechar al máximo un nuevo curso.

El político (al curso, me refiero) ya ha dado sus primeros pasos. La reunión entre el presidente -metido a hombre anuncio- y el monarca en tierras baleares ha situado en verde el semáforo. Sin embargo, en un 2010 sin comicios electorales previstos, la actualidad va a diferir de los anteriores años, donde cada movimiento tenía un fondo y una forma que daban pie a variopintas interpretaciones. Tenemos por delante unos meses donde la gripe A va a monopolizar la atención mediática, y permitirá darle un color político en función de cómo se desarrolle, aunque las previsiones no son muy alentadoras. Pero no todo van a ser virus de laboratorio. En Alicante, el Plan General de Ordenación Urbana seguirá dando titulares, junto a los vaivenes que depare Rabasa y sus ramificaciones, con la multinacional sueca al frente. En la provincia, las miradas se dirigirán a Benidorm, donde las apuestas circulan, pese a los intentos de los socialistas con sede en Blanquerías y Ferraz de cerrar una polémica de un carácter demasiado local. Más allá de la línea que marca Dénia, la espera a la decisión del Supremo se hará larga, y con ella la situación de parón gubernamental que vive la Comunidad. Sobre la oposición, tanto en el ámbito más próximo como en el autonómico, habrá que darles algo de tiempo, pese a que no lo pidan por simple modestia. Y en España, más de lo mismo. Disputas y más disputas, escuchas y amenazas, proyectos y pocas realidades... que tan sólo permiten a los ciudadanos protagonizar acalorados debates. Las perspectivas, por tanto, no traen demasiado optimismo.

En esta revista, la bandera a cuadros está a punto de bajar, y dar así por concluido el periplo más tradicional del Matxo del Castell. Con sabor a despedida, llega la última parada. Reconozco que desde el primer día -allá por julio- he pensado y podido imaginar que todo lo que empieza tiene un final... Yo me apeo aquí. Ustedes, si hacen el favor, sean fieles. Sigan por estos lares. Será todo un placer.

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Y hasta aquí ha llegado esta experiencia. Arrancó a mediados de julio, tras recibir una llamada desde las altas esferas, que me llenó de orgullo a la vez que de presión. Al final, los textos están ahí, mejor o peor, todos cuentan lo que pasaba por mi cabeza en esas fechas. Hoy, con la escasa perspectiva que me ofrece el tiempo, me quedo con el artículo que se fraguó en el recital de Serrat. Lo dicho: Un gusto. Ojalá, en un futuro, disfrute de otra oportunidad similar.

24 de agosto de 2009

¡Abajo la improvisación!

«El primero de los humanos… a 62 centésimas. Es increíble!» Esta frase -desconcertante en una primera lectura- corresponde a un comentarista deportivo, y se refiere a Alonso Edward, el velocista panameño que entró segundo en la final de los 200 metros lisos del reciente Campeonato del Mundo de Atletismo en Berlín. La victoria, como no podía ser de otra manera, fue a manos de Usain Bolt, más conocido como el extraterrestre, según un reciente «convenio» alcanzado por la mayoría de medios de comunicación. El protagonista de la semana ha sido, por tanto, un joven de 23 años, con residencia y sangre jamaicana. En él, como la mayoría de los triunfadores, convergen cualidades innatas y una sacrificada dedicación. Algo así vinieron a decir las primeras declaraciones de, en la actualidad, la palentina más universal. Marta Domínguez consiguió romper los pronósticos y vestirse de oro en la prueba de los 3.000 obstáculos, y ya con la medalla en su haber aseguró: «Es una recompensa al trabajo bien hecho y a muchos años de esfuerzo». Es decir, a una preparación prolongada en el tiempo, un plan de trabajo milimétrico y un mundo de sinsabores. Y aún así, pese a la experiencia, los resultados a veces dan la espalda, como pudo comprobar la propia Marta cuando en los Juegos de Pekín tropezó con una valla y cayó al suelo. Y, con ella, un objetivo programado cuatro años atrás. O, más reciente, la mediofondista Natalia Rodríguez, que fue ayer descalificada de los Mundiales tras vencer en una polémica carrera de los «milqui». Sueños rotos respaldados en el trabajo.

Pero no siempre llegan arriba los más preparados. Ni tampoco todos los exitosos líderes mundiales llevan consigo un patrón a seguir. Por ahí se dejan ver las actuaciones imprevistas. En ocasiones, esta espontaneidad puede llegar a ser una cualidad a valorar. Pero no me viene a la cabeza ningún personaje que se mantenga arriba -en la élite- sustentado tan sólo en decisiones tomadas en «cero coma». Esta improvisación ha sido, tal vez, una de las palabras más escuchadas en la actualidad política de los últimos días en España. Un periodo eminentemente vacacional, marcado por las propuestas -unas más oficiales que otras- lanzadas desde el Ejecutivo central con tal de poner coto a la actual situación económica.

Algunas tiene su lógica, otras nacen con fallos estructurales y las últimas -y no por ello las más escasas- son simples disparates fruto de esa citada improvisación. Vamos con las tres más controvertidas: los 400 y pico euros para los «afortunados» que agotaron el subsidio en agosto, la subida de impuestos para las rentas más altas y la congelación del salario a los funcionarios de cara al próximo año. Excepto la primera, que fue anunciada por el propio presidente del Gobierno en su retiro canario para recular poco después dada la agitación social, el resto de iniciativas han encontrado oposición desde varios frentes pese a ser simples «avisos a navegantes». Se intuye que si se acaban aplicando en un futuro sufrirán tantas modificaciones que al final en poco, o nada, se asemejarán al anuncio inicial. Cosas de una política hecha a salto de mata. Pero hay más.

Existe algo peor que tomar una decisión y dar marcha atrás pocas horas después. Y, ajenos a nuestra voluntad, estamos siendo testigos de excepción. Se puede tomar tal decisión relacionada, por ejemplo, con el cobro de un subsidio de desempleo y admitir el error dada la descabellada medida de un hipotético carácter social; se puede dejar pasar apenas unos días y soltar el globo sonda de una futura subida de impuestos a las rentas más altas para poner remedio a la primera chapuza (dícese la relacionada con la cobertura a los desempleados); se puede recoger el calado popular de la idea, dejar que se deslice entre la frágil memoria ciudadana y buscar otra opción que satisfaga a más personas, o al menos, provoque un mitigado descontento...

Sin perspectiva temporal, creo que han abierto el cajón equivocado: demasiados funcionarios a sueldo... Y sin olvidar las bajas laborales relacionadas con la gripe A. Se nos presenta un agitado otoño-invierno. ¡Qué empiece ya!

17 de agosto de 2009

Con plumas guiadas

Una agenda personal repleta -tanto sea de las clásicas en papel como de las más modernas en soporte digital- sugiere una etapa vacacional, donde el ocio se impone a cualquier otra faceta de esa rutina que marca la vida. En ocasiones, somos tan ambiciosos que una época de hipotético descanso pasa a ser -casi por obra ajena- una lista interminable de citas, que arrancan casi en el amanecer y se prologan hasta bien entrada la noche. A veces, incluso, apuramos las primeras horas de la madrugada, pagando el esfuerzo físico (y psíquico) en jornadas posteriores. Peajes de la vida...

Entre estos planes, existen varios tipos. En primer lugar, los caprichosos, que dependen de los invitados y que por norma sufren más de una modificación hasta contentar a los presentes (y no provocar así ningún ausente). Verbi gratia: Una cena con amigos. Luego están los recurrentes, sin fecha ni casi hora, como un garbeo nocturno por el paseo marítimo, disfrutando de una tímida brisa que se resiste a entrar en casa. Y como no es plan de confeccionar aquí una lista interminable de opciones, vamos a por la última: las citas del sí o sí. Es decir, aquéllas que se dan un día, en un lugar y a una hora determinada. Esas oportunidades que te hacen pensar dada la imperfección del calendario: ¿Merece la pena asistir?, ¿seguirán ofreciendo un espectáculo como antaño?, ¿nos arriesgamos a ver qué tal resulta el experimento?... Y así, preguntas y más preguntas. A veces, tantas que dejamos pasar oportunidades únicas. Como estuve, a punto, de vivir en primer persona hace algún tiempo. Rebuscando entre las actividades culturales que se ofrecían este verano en Alicante, di con una actuación flamenca, en un escenario inmejorable y en una fecha idónea. La artista venía desde Cádiz para ofrecer una versión muy flamenca de «Juana la loca». ¡Y era en día laborable! Un detalle irrelevante para los afortunados que disfrutan de sus vacaciones o del ocio en fin de semana. Algo ajeno a mí y a los de mi especie, que hemos decidido trabajar los días habilitados para el descanso. Y todo por llevar la contraria, no crean. ¡Y a Dios gracias!, como rezaría aquél. Tras darle algunas vueltas, decidí adquirir las entradas. El coste, para qué engañarnos, era un aliciente: por apenas un puñado de euros, casi dos horas de espectáculo. Hasta un simple refresco, en cualquier terraza de la costa, tendría una dura pugna para vencer al precio (casi de saldo) de estos tickets.

Así, las entradas reposaron durante semanas en mi casa, hasta que llegó el pasado jueves. La cita, y no era la única del día, claro está, nos emplazaba a las diez de la noche en el Tossal de Manises. Un lugar tan mágico, como poco célebre en la ciudad. Apuesto que muchos alicantinos nunca han visitado este enclave histórico, que en verano se convierte en un no parar de música, teatro, danza... Durante la pasada noche, el cielo se presentaba con ciertos toques estrellados y el fresco airecillo llegó a hacernos dudar de que estuviéramos en pleno agosto. Tan sólo faltaba que la artista de San Fernando saltara al escenario. Lo hizo como es ella, con carácter. Una sensación que se mantuvo durante la actuación y consiguió que el público, tan concentrado, sólo se abstrajera de la historia durante las repetidas ovaciones.

A la salida del yacimiento, aún recordando el dramático final de la reina castellana, me planteé cómo volver a casa. Pensé en el tranvía, pese a no ser el medio de transporte más cómodo para salir del Tossal. Aún así, me apetecía viajar a través de esos raíles que están dotando -a pasos agigantados- de personalidad a la ciudad. A esas horas y con el cielo teñido de luto, la intención no era otra que recordar al conseller más alicantino de los habidos hasta la fecha. De él se ha escrito casi todo. Y, por norma, con plumas guiadas por el corazón. Como en toda buena historia de amor.

12 de agosto de 2009

Un adiós prematuro

Cuando ayer me informaron de la muerte de José Ramón García Antón no pude creérmelo. Hacía pocos minutos que había sucedido el fatal desenlace, y aún los medios de comunicación digitales no se habían hecho eco de la noticia… Así que, pese a confiar en mi informador, mantuve le esperanza de que todo fuera un mal entendido. Como es obvio: era verdad. O, una putada, según se vea.

Entre los muchos artículos que destacan hoy el cariz humano de este atípico conseller, me quedo con estas líneas del director de Información, que para mí reflejan lo que ha sido José Ramón en sus apenas seis décadas de vida. Desde aquí, un pequeño recuerdo a una persona sencilla, hecho del que puedo dar fe en todas las ocasiones en las que nuestras respectivas profesiones nos han unido. Hay otro texto, éste más íntimo, que escribe un buen colega de José Ramón, y un excelente periodista, que ha hecho un alto en su periodo vacacional para hacer un homenaje a «su amigo», que también recomiendo. En fin, como decía, aquí «Un político, un caballero», de JR Gil.

Decían que era un técnico. Lo decían cuando querían ningunearle. Pero el que murió ayer fue el hombre que durante más de veinte años ejerció de actor principal en un debate tan agrio como el del agua sin perder jamás la compostura y también el que ideó, programó y ejecutó algunas de las infraestructuras que han cambiado, para bien, esta Comunidad, que era una y ahora es otra, mejor vertebrada. Así que ayer no murió un técnico, sino un político de amplias miras. Lo que ocurre es que, además, era un caballero, y eso sí que es verdad que no se estila.

José Ramón García Antón, conseller de tantas cosas y tan importantes que le robarían espacio a esta columna, murió ayer con las botas puestas. A él, que siempre estaba en trance de dejarlo todo y retirarse a disfrutar de su familia y sus amigos, fue la vida quien le dejó. Pero lo que no se puede negar es que falleció como había vivido: trabajando. Porque era, sobre todo, un trabajador infatigable. Y leal hasta las últimas consecuencias. Lo fue con los primeros alcaldes de la transición, cuando asumió la responsabilidad de las obras hidráulicas en una comarca como la Marina Baixa y un ayuntamiento como el de Benidorm, que había visto cómo la falta de recursos había estado a punto de enterrar la ciudad y sus rascacielos para siempre. Lo fue luego con el PSOE, que le encargó ese mismo trabajo a escala provincial. Y con el PP, tanto con el PP de Zaplana como con el de Camps, los presidentes que definitivamente le obligaron a ponerse en primera fila haciéndole miembro, insustituible, de sus gobiernos. A ambos les pagó no sólo con compromiso, sino sobre todo con efectividad. Fue, y me da igual lo polémica que pueda resultar la afirmación, el conseller más eficiente que ha tenido la Generalitat Valenciana en los últimos doce años. Y lo fue sin oropeles ni aspavientos.

Involuntariamente, se va prestando un último servicio: Camps ya no podrá eludir la imprescindible remodelación de su gabinete, paralizado casi desde su nacimiento y poblado de políticos quemados. Lo malo es que nos deja la triste sensación de que con su marcha, componga con quien componga el presidente de la Generalitat el nuevo gobierno, Alicante saldrá perdiendo.