15 de febrero de 2012

Auténtico ojo clínico

Leyendo en los digitales la transcripción de unas declaraciones de Carlos Fabra, recordaba una conversación, muy recurrente, que se produjo el pasado fin de semana en la redacción. Decía el presidente del PP de Castellón y de la sociedad pública promotora del aeropuerto que no se va a «marchar» porque se lo «pidan cuatro inútiles en política», en relación a un error de cálculo que obligará a demoler parte del aeródromo castellonense, el «sin aviones». Estas palabras, inevitablemente, te llevan a indignarte un poco más, si cabe, por el despilfarro de la Generalitat Valenciana en los últimos años. Esa política de «bolsillos rotos» promovió, entre otros monstruos, la construcción de la Ciudad de Luz en Alicante. Pues hasta allí, en la zona de Aguamarga, miles de personas marcharon el pasado sábado en protesta por los «proyectos faraónicos» del Gobierno valenciano. La manifestación se sumó a las convocadas por los sindicatos en el aeropuerto de Castellón, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y Terra Mítica en Benidorm.
En la redacción, al poco de llegar la compañera encargada de cubrir el acto, salió desde un despacho la típica pregunta: «¿Cuánta gente ha ido?». Y la respuesta, la predeterminada: «Bufff, no lo sé, los convocantes dicen que unas 5.000, pero la Policía rebaja la afluencia a unas 1.500 personas». Lo de siempre. Solución: el redactor no se moja e incluye las cifras facilitadas por la organización y la Policía. Algo parecido, pero de solución más diplomática, me sucedió hace apenas tres semanas, cuando se convocó la primera protesta contra los recortes del Gobierno de Fabra. Miles de personas dieron vida a la manifestación por las calles de Alicante. La asistencia sorprendió a todos. Los sindicatos no esperaban, siendo generosos, más de 10.000 personas y la Policía, aún menos. Sin embargo, unos y otros ajustaron la cifra de participación: unos 40.000 manifestantes. De hecho, los sindicatos al conocer que coincidía su cifra con la proporcionada por la Policía (tanto Local como Nacional) subieron la apuesta hasta 50.000, aunque se percibió como un gesto hacia la galería. Pero la realidad es que ambos entes coincidieron en la cantidad de personas que colapsaron el centro de Alicante el sábado 21 de enero en protesta por el «tijeretazo» del Consell. ¿Qué hacer en esta situación? Ante la (a priori) imposibilidad de hacer un cálculo estimado con base científica y dado que las partes implicadas ofrecían el mismo dato, adelante, no cabe ponerlo en cuestión. «Una protesta histórica. La manifestación a favor de la educación pública y en contra de los recortes adoptados por el Gobierno de Fabra superó las expectativas, convirtiéndose en la tercera marcha más multitudinaria de la historia de Alicante, sólo comparada con las celebradas tras el atentado del 11-M y la guerra de Irak. Una auténtica marea humana (de 50.000 personas, para los organizadores, y 40.000, para Policía Local y Nacional) paseó por las calles de la capital la indignación ante la política educativa de la Generalitat… Y bla, bla, bla».
Reconozco que levanté la ceja cuando escuché por primera vez la cifra de 40.000 personas. «¿He escuchado bien?», le pregunté con semblante incrédulo a un compañero. «Sí, sí, es una pasada de gente… Pero si lo dicen, la habrá», acertó a responderme con cierto escepticismo. Y tanto que fue una pasada. La manifestación, fuera tópicos, fue multitudinaria. Vale, de acuerdo, había muchísima gente, pero… ¿40.000? ¿Cómo saberlo? En esta situación, siendo francos, la cifra se dio por buena sin discusión. Y todo porque resulta chocante tal sincronía entre dos bandos, por norma, enfrentados en los cálculos. Pero, ¿qué hubiéramos hecho de darse el caso de que la Policía hubiera apostado por, por ejemplo, 5.000 personas y los organizadores se hubieran ido hasta las 100.000? Suena descabellada tal disparidad, pero no insólita. Buceando por la Red, se encuentran casos como el de una manifestación contra el aborto en Madrid (octubre, 2009) a la que acudieron 250.000 personas, según la Policía, y más de dos millones, según los organizadores. Ahí es nada.
Total, que el otro día, después de la manifestación en Ciudad de la Luz (con las diversas cifras de asistencia), me propuse comprobar, sin más pretensiones que satisfacer la curiosidad, hasta qué punto se pudieron juntar (o no) 40.000 personas en Alicante como protesta por los recortes del Gobierno autonómico. No soy sospechosa de sentir rechazo hacia los números, pero me parecía una cantidad muy elevada, pese a la masiva (lo vieron mis ojos, nadie me lo contó) asistencia a la marcha de aquel sábado de enero.
¿Cómo hacerlo? La exactitud, por supuesto, no se pretende, pero sí que me bastaba con aproximar una cifra. Y la mano amiga se hace llamar Sigpac, el Sistema de Información Geográfica de Parcelas Agrícolas), facilitado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. La herramienta, creada para que los agricultores puedan identificar geográficamente las parcelas y superficie cultivada o aprovechada por el ganado, nos permite medir áreas (rurales, pero también urbanas). En el caso a revisión, la manifestación se inició a los pies del instituto Jorge Juan, atravesó la avenida de la Estación, Salamanca y Maisonnave hasta concluir en Doctor Gadea.

Superficie del recorrido de la manifestación, unas 3,6 hectáreas...

Ayudados por el cursor de área, se puede concluir que la superficie del recorrido ronda las 3,6 hectáreas, es decir, unos 36.000 metros cuadrados. En este punto, cabe recordar que, cuando la cabecera de la manifestación llegó al final, la cola aún no había emprendido la marcha. También resulta determinante la densidad de personas, que ese día no fue muy elevada, dado que entre pancarta y pancarta (y fueron decenas y decenas) siempre se guardaba una prudencial distancia para facilitar la lectura de los mensajes contrarios, en su mayoría, al Gobierno valenciano
Resumiendo. La superficie andaba por las 3,6 hectáreas (según el visor Sigpac), el recorrido se llenó (dado que al llegar la cabecera al final el coche escoba aún no había iniciado el camino) y la densidad por metro cuadrado, en términos generales, no debía superar la unidad (una persona por cada cuadrado de un metro de lado). Así, en un cálculo rápido [superficie (en m2) x densidad], la afluencia andaría por las 40.000 personas. Ojo clínico, sin duda. Un gallifante para la Policía y los organizadores de la manifestación. A ver cómo se portan este domingo. Por mi parte, duda resuelta.



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