16 de febrero de 2012

Yo me voy... Barcelona sí espera


Y con el «kit de la Copa»… ya cierro la maleta. En apenas una hora sale el tren con destino Barcelona. Como siempre, no ha sido fácil encontrar acomodo para todo. Mucho, más lo intangible, se queda en tierra. Veamos. Por una parte, la camiseta, la bufanda y la gorra. Por otra, algo de esperanza y toda la ilusión. ¿Presión? Ninguna. El Lucentum cierra hoy la primera jornada de la Copa del Rey. La empresa no es discreta, no. Enfrente tendrá al todopoderoso Regal Barça, con Navarro y compañía. ¿Y, qué...? Son los anfitriones, los favoritos en las quinielas, pero aún no conocen el secreto que les haga invencibles. Palabrita...
Cierro la maleta con la ilusión de una debutante. No es mi primera Copa del Rey de baloncesto, aunque sí me estreno con el Lucentum en el cartel. El sueño, dicen los expertos, durará hasta la noche de este jueves, cuando suene por última vez la bocina en el partido ante el Barcelona. El sueño, por tanto, parece efímero, pero ya es sabido que las piernas sólo te pueden llevar hasta la meta si previamente tu cabeza ha marcado el camino.
Cierro la maleta con la vista puesta en el próximo lunes. Hasta entonces, cuatro días largos de desconexión en Barcelona, entre compañeros y amigos. Un alto siempre necesario. Y más tras el sobresalto del martes, cuando llegué a temer, no mucho pero sí algo, por la escapada copera. Pides las vacaciones con toda la antelación posible, sin caer en los dramatismos, y de repente empiezan a sumarse acto tras acto: que si la manifestación, que si el Congreso del PP, que si los Carnavales, que si los Goya, que si la propia Copa del Rey… Y una frase, con sus circunstancias (timbre, tono, intensidad), que aún retumba en mi cabeza: «No acabo de ver que no vengas a trabajar este fin de semana». Momento tensión. En la retina, la imagen del dinero desfilando por el sumidero... Sudores fríos. Temblores en las piernas. Voz entrecortada. Mirada perdida… ¡Que no! ¡Falsa alarma! A otros con la falta de previsión, el todo a última hora, la inexistencia de alternativas por las dimensiones de la manta (que si te tapas el pecho, dejas al fresco los pies)... Como diría Rosana: «Yo me voy, ahí...». ¡¡Força Lucentum!! Som-hi. Barcelona... ya llego. ¡¡A-li-can-teeeeeee, laralaralaralara...!!

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