22 de mayo de 2008

Lección aprendida

La experiencia, dicen, no es más que un cúmulo de heridas de guerra producidas en la batalla diaria. Pero hoy, por desgracia, he comprobado que no siempre son consecuencia de una lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo. No. Parece ser que nunca sabes de dónde va a llegar el golpe. Y ahí está el problema. Los inesperados, doy fe, son los más dolorosos.

¿Más cosas? Hay días y días. Y luego está «hoy». Existen dos premisas para hacer una práctica bien: ilusión e imaginación. Pero, si te impiden desarrollar la segunda..., a ningún puerto se puede llegar. En fin. Ellos verán.

1 comentario:

Lorena Calvo dijo...

Muy fea la jugada, y encima, mal hecha. Pero de todo se aprende, ya lo sabes.