Durante las últimas fechas, he dedicado bastantes minutos a criticar las actuaciones de algunos miembros de mi universidad. Acciones, claro, que nos han perjudicado… ¡y lo que resta! Pero como no todo es negativo, hoy toca la otra cara de la moneda. La que apenas se deja ver.
A mediados de abril, se celebraron las III Jornadas de Periodismo y Deporte Olímpico, «Mirando a Pekín 2008», en la UMH. Una edición que me dejó satisfecha. Aunque, todo sea dicho, por estos lares no le di mucha relevancia (tenía la cabeza en Almería). Entre los «contras», el amplio número de invitados que, por diversos motivos, se cayeron del cartel definitivo. Y entre ellos Jaime Lissavetzky. El secretario de Estado para el Deporte (que repite por segunda legislatura en el cargo) no pudo estar presente ya que el 17 de abril (día de su intervención) coincidía con su nombramiento como Presidente del Consejo Superior de Deportes. Casualidades de la vida. Sin embargo, según parece va a cumplir la palabra que dio al organizador de las Jornadas. Prometió venir a la UMH en un futuro próximo. Y el futuro próximamente se va a convertir en presente.
Según está anunciado, Jaime Lissavetzky vendrá el 22 de mayo, jueves, a las 12.30 a Atzavares. Ahora, visto con perspectiva, casi que mejor. Porque, otra cosa no, pero polémica en el deporte hay y mucha. Que si el máximo dirigente de la Federación de Tenis manda sms amenazantes a los jugadores españoles, que si la Federación de Baloncesto se llega a plantear muy seriamente prescindir de Pepu Hernández a pocas semanas de los Juegos Olímpicos, que si Villar convoca o no elecciones a la Federación de Fútbol, que si Gurpegui el día de su regreso asegura que a Lissavetzky no le tiene que gustar verle sobre los campos de fútbol… ¡Y la candidatura de Madrid 2016 como el gran proyecto de Lissavetzky durante estos próximos cuatro años! Un poco de todo, y variado.
Por cierto, una curiosidad: ¿Hay alguna Federación donde reine la paz?
Así que tenemos una buena oportunidad para saber qué opina el secretario de Estado para el Deporte acerca de todos estos asuntos, y alguno más.
La medalla, en este caso, no sé a quién le corresponde. Así que el afortunado tiene mi autorización para colgársela. Intuyo de dónde viene… pero sin certezas, los pensamientos no deben transformarse en palabras.
Lo dicho, éste es el camino y no el de los supuestos «amigos»... que de ahí nunca pasan. Eso no es más que «humo».
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