28 de mayo de 2008

Llegó su hora

¡Qué placer me produce ver esta imagen! Por fin, alguien consigue sentar en el banquillo de los acusados a, seguramente, «la persona» que más daño está causando al Periodismo en esta época. Al mayor difamador de los últimos años. Un charlatán de feria que ha dicho impunemente de todo y a, casi, todos. Poseedor de un verbo ágil y sobre todo de una inteligencia muy por encima de la media que emplea día tras día para manipular a miles de personas… Y sin purgar por ello. ¡Que país!

Como recogí aquí hace apenas una semana semanas Paul Preston (prestigioso historiador) hacía una referencia a este personaje (indirectamente) en una revista entrevista. El británico argumentaba que «si en Gran Bretaña una radio dijera cosas como las que dice la COPE, un día sí y otro también la llevarían a los tribunales». Y añadiía: «Y tendría difícil defensa». A ver si es verdad, apostilla una servidora.

Losantos, periodista insigne de la actual emisora de la Conferencia Episcopal, ha recibido hoy parte de su propia medicina. Los testigos que ha aportado al juicio le han traicionado. Y él, obvio, ha reaccionado como mejor sabe. Ha dicho de Aguirre, Acebes, Zaplana… (sus amiguitos, vamos) que durante sus intervenciones han hecho «un ejercicio de manipulación y caradura total». Un Noé cualquier discutiendo acerca de las tormentas. Es curioso ver cómo Losantos critica a otros por utilizar (si es que ha sido el caso) la manipulación como arma… Qué mal están las cabezas.

En fin. Una alegría ver al facineroso mayor del reino frente a un juez. Ojalá éste sea sólo un primer paso.

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