¿Quién lo dice? Paul Preston, historiador y especialista en Franco.
El de Liverpool dice de sí mismo: «Tengo 61 años: la tragedia de mi edad es ser consciente de que he olvidado más de lo que he aprendido. Soy inglés: nos parecemos a ustedes en lo mal que hablamos de nuestro país. Casado hace 28 años: el mérito es de ella, una gran psicóloga. La religión es debilidad del hombre» ¿Una enseñanza de nuestro reciente ayer para hoy? La historia enseña que, tras Franco, en España quien ocupa el centro gana las elecciones.
¿Eso es por alergia al guerracivilismo? El recuerdo del horror de la guerra vacuna a los españoles contra el conflicto exasperado con fines partidistas y la radicalización política de cualquier bando y, desde luego, contra el uso de la violencia como discurso.
Pues ojalá dure mucho esa vacuna. Por ella aprecian ustedes hoy el diálogo sobre todas las cosas. También el recuerdo del Caudillo hace que la mayoría se resista a cualquier autoritarismo.
A veces aquí aún se jalea la mano dura. ¿Quiénes? No la mayoría. Recuerde que los que hacen más ruido no suelen ser los que acaban comiéndose las nueces.
Y eso, ahora mismo, ¿cómo se traduce? Mire a Rajoy: tras la deriva derechista del último Aznar y el postaznarismo, parecía haber iniciado un oportuno y personal retorno al centro, al diálogo y a la distensión territorial e ideológica, pero se encuentra con que los barones de su propio partido, para no perder su poder en la organización, están frenando esa necesaria rectificación hacia la única posibilidad que tiene el PP de ganar las próximas elecciones.
¿Cree usted que así ganarán el partido pero perderán las elecciones otra vez? Esos barones son jaleados por la Cope y sus adláteres, más preocupados por ganar audiencias que por que el PP gane elecciones. Por cierto, si en Gran Bretaña una radio dijera cosas como las que dice la Cope, un día sí y otro también la llevarían ante los tribunales. Y tendría difícil defensa.
¿Avala la ley de Memoria Histórica? Me hubiera gustado que esa ley fuera más atrevida, pero soy consciente de por qué no lo fue. Recordar la dictadura y reparar sus enormes injusticias no hubiera significado la revancha, ni siquiera indemnizaciones millonarias, sino simplemente justicia, para empezar, revocando las sentencias infames de la represión franquista.
¿Para qué remover legajos olvidados? Porque hubiera sido un bálsamo para la convivencia del futuro sin ofender a nadie.
Dejemos en paz a los muertos. Olvidar. Eso es lo que quieren los que se beneficiaron de aquella represión, pero ni siquiera ellos deben preocuparse. El recuerdo no es la venganza y además ya no queda de quien vengarse, pero sí a quien confortar con el reconocimiento de una injusticia. Y por eso aún sigo estudiando la represión. ¿Lo peor de España? Lo que más me jode de este país es la envidia que se demuestra en medios universitarios cuando usan masivamente tu trabajo.
[…] Ese tipo era un compañero cretino (en referencia a un catedrático español).
La universidad española no es desde luego la que más ha mejorado tras Franco.
¿Qué recuerda de su primera visita? Vine en el 69: las callejuelas aún olían a ajo y aceite frito y a otros mil olores inolvidables... Aprendí español con un diccionario...
¡Y habla usted un catalán impecable! Soy un raro oxímoron: británico políglota. Y un militante contra los clichés: me niego al cliché de España como país de creativos innovadores bajo un autoritario gris.
¿Qué nos propone a cambio? ¡Reconozcan lo mucho que nos parecemos! Sólo españoles y británicos hablan tan mal de sí mismos. Y eso nos convierte en lo más opuesto a los franceses.
¿Qué recuerda de su primera visita? Vine en el 69: las callejuelas aún olían a ajo y aceite frito y a otros mil olores inolvidables... Aprendí español con un diccionario...
¡Y habla usted un catalán impecable! Soy un raro oxímoron: británico políglota. Y un militante contra los clichés: me niego al cliché de España como país de creativos innovadores bajo un autoritario gris.
¿Qué nos propone a cambio? ¡Reconozcan lo mucho que nos parecemos! Sólo españoles y británicos hablan tan mal de sí mismos. Y eso nos convierte en lo más opuesto a los franceses.
La entrevista corresponde a la contraportada de La Vanguardía del 16 de mayo. Se puede leer, hasta que «cuelguen» la próxima. Aquí el resumen del propio diario. O en formato JPG.
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