27 de noviembre de 2007

La cumbre de la foto

O eso dicen los expertos. Aunque los objetivos de Annapolis son, a priori, algo más ambiciosos.

Tras la reunión de hoy, el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, han acordado iniciar las negociaciones que lleven a un acuerdo de paz antes de 2009.

El presidente George Bush, organizador de la reunión, ha informado que la declaración acordada en Annapolis es el inicio para buscar la paz que ambos desean y que es el momento oportuno para evitar que los terroristas continúen con sus ataques en la región.

Reuniones bimensuales, ininterrumpidas y con voluntad de alcanzar un acuerdo de paz permanente en la zona… Mucha palabrería… A ver qué llega a cumplirse. ¡Qué bonitas palabras! ¿Hechos? No más de los comunes.

Estados Unidos se ha comprometido a ser mediador. Pero mediador, ¿de qué? ¿Hay algún país más partidista en el conflicto de Oriente Próximo? No. ¿Cómo se va a fiar Palestina de ellos? ¿Por qué? ¿Deben?

Para llegar a una solución, permanente, entre estas dos regiones, ambas deben ceder y no parece que lo vayan a hacer, de hecho. La historia da la razón a cualquiera que mantenga este pensamiento (negativo).

Bill Clinton ya intentó, durante el último tramo de su mandato, canalizar las conversaciones entre israelíes y palestinos y facilitar el acuerdo. Camp David fue un fracaso. De esa ronda de reuniones, muchas conclusiones se extrajeron. Realidades, ninguna. Todos sabemos cuál es la situación actual entre Israel y Palestina. Seis años después de este encuentro, Jerusalén continúa siendo irrenunciable para ambas partes; los asentamientos en Cisjordania y Gaza no ven solución al problema; la resolución 181 de la ONU sigue sin cumplirse; y las fronteras… ¡Cuánto mal crean las fronteras!

Bush ha querido dejar su nombre marcado en el futuro de Oriente Próximo… Seguramente se quede en una intención más, de las muchas que ha habido durante las últimas seis décadas. ¡Que ya son años, ya!

Para que estas reuniones tengan visos reales de éxito deben contar con el apoyo de la sociedad. Pero, en este caso, ¿apuestan por la paz verdadera israelíes y palestinos? ¿Todos o una parte? ¿Son mayoría los que quieren ver el final del conflicto? ¿Los que encabezan las manifestaciones representan a su población? Demasiadas cuestiones en el aire.

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